3 de diciembre de 2025

Ufones x libre desde Grisuela

La Marcha BTT Ufones es una auténtica fiesta para todo el pueblo que, aunque pequeño, en esos días se multiplica para colmar a los ciclistas y senderistas de todas las atenciones posibles. Este año se celebró ya la IX edición pero no pudimos estar. Para resarcirnos hoy hemos hecho el recorrido de la modalidad larga pero cortándole un tramo y saliendo desde Grisuela. El recorrido ha sido espectacular a pesar del barro. 

Para trasladarnos hasta Grisuela el madrugón no fue excesivo. Salimos a las 9.15 h de Zamora con dos coches, cinco bicis y otros tantos bikers. En la capital, tras las lluvias de la noche, el cielo amaneció sin una sola nube pero eso sí, frío. En el camino hubo tramos con niebla e incluso con unas gotitas de lluvia, pero al llegar a Grisuela el cielo estaba despejado y la temperatura era de 2º. 

Después de descargar y ponernos el montón de ropa que es necesario usar cuando hace frío, comenzamos a rodar a algo más de las 10.30 h. Nada más coger una callecita del pueblo se terminaron las edificaciones y salimos de él por un camino entre cortinas cercadas con paredes de piedra. 


Enseguida comenzamos un ascenso que no era muy acusado pero que hicimos a ralentí porque aún no estaban preparados los cuerpos para una subida. Además fue larga, de algo más de un kilómetro, pero el paraje era muy bonito, un robledal bastante cerrado en algunos tramos. En las zonas sombrías, las piedras y las hojas aún mantenían la helada de la noche. 


Poco antes de terminar el ascenso dejamos de ver robles y continuamos por una zona abierta. Enseguida giramos a la derecha y comenzamos un descenso suave que, prácticamente, nos llevó hasta la localidad de Ufones. Mientras hubo hierba y hojas no vimos barro, pero en cuanto dejó de haber una y otras comenzamos a "empozoñarnos" porque al haber llovido por la noche había muchos charcos y barrillo, de ese que al rodar la rueda por él salta y te va poniendo perdido

Aunque hubo alguna zona más con algo de arbolado predominaban en ese tramo las zonas sembradas ya de cereales que ya han comenzado a nacer y colorean todo de un verde que da gusto verlo. 


Después de unos cinco kilómetros desde la salida llegamos a Ufones. En la IX Marcha BTT Ufones, en la que hemos basado nuestra ruta, este tramo correspondía al final de la ruta. La otra variación que realizamos respecto de la original fue quitar un bucle que iba y venía de Rabanales, de este modo rebajamos unos 8 km que, de haberlos hecho, habríamos terminado muy tarde.


Enseguida llegamos a la plaza, donde se encuentra la sencilla iglesia de Santa Eulalia. En esa zona nos cruzamos con dos señoras y ambas nos dijeron lo mismo: "Andáis un poco retrasados". 


Desde allí continuamos por una calle descendente que nos sacó del pueblo. La bajad continuó hasta el cauce del Río Mena. 


Pasamos sobre dicha río por un puente. Desde él pudimos contemplar las aguas de, en esta zona aún modesto arroyuelo, que serpenteaban alegres entre el arbolado.



Poco después de cruzar al otro lado del río tuvimos que bajarnos de las bicis porque nos enfrentamos a un tramo de bastante inclinación y mucha piedra. Tiramos de ellas unos metros y enseguida pudimos volver a rodar sin mayor dificultad que la inclinación. Después de un par de cambios de dirección llegamos a un camino de mayor entidad por el que continuamos subiendo al tiempo que nos alejábamos del cauce del Mena. 


Terminó el ascenso y comenzamos a bajar para ir de nuevo en paralelo al Río Mena. 


Poco después pasamos bajo el arco de un puente que nos dio la entrada a San Juan del Rebollar. Unos cientos de metros más adelante, cruzamos por un bonito puente el Mena y entramos en el pueblo. 


Continuamos de frente, después nos abrimos a la izquierda y fuimos ascendiendo por varias calles hasta llegar a la Iglesia de San Juan Bautista, de estilo románica, construida entre los siglos XI y XIII.


Desde la iglesia descendimos por un camino muy bonito de nuevo hacia el Río Mena, pasamos al otro lado cruzamos la carretera y continuamos de frente. 


Continuamos recorriendo ese bonito paraje como unos dos kilómetros desde que salimos de San Juan. 


Desembocamos en otro camino más importante tras un giro de noventa grados a la izquierda. De nuevo, al ser el firme de tierra, volvimos a encontrarnos con el barro, si bien como ya íbamos muy manchados rodábamos sobre él sin duelo. 

Habíamos salido de San Juan subiendo y así seguíamos, aunque ya habíamos recorrido dos kilómetros. 


Seguidamente comenzamos a bajar muy suavemente, abandonamos el camino para internarnos en un sendero trazado entre robles. 


A nuestra derecha había extensiones grandes de terreno, algunos ya sembrados, que llenaban con su intenso verde el horizonte.


Terminó el sendero y seguimos por camino, que seguía siendo descendente, como un kilómetro más hasta que vimos por delante de nosotros la localidad de Matellanes, que lucía muy bonita reflejando sus tejados de pizarra la luz del sol. El track original no entraba en el pueblo, pero nosotros decidimos realizar el tour pertinente por sus calles. 


Como en todos los pueblos de Aliste, en este imperan las casas hechas de piedra colocada de una forma primorosa. 


Nos guiamos de la espadaña de la iglesia para llegar hasta ella. Se trata de la Iglesia de San Pedro y fue construida en el siglo XVII.


Desde allí continuamos por una calle larga y descendente hacia el encuentro con el track. Lo encontramos a la salida del pueblo, ascendimos hasta la carretera, que cruzamos, y continuamos de frente. Junto al camino pasaba una enorme vacada.


Por el camino que continuamos recorrimos unos dos kilómetros en los que nos enfrentamos a dos subidas y otras tantas bajadas, el llano no parecía existir en esta ruta.

Tras esos dos kilómetros entramos en una zona boscosa por la que rodamos unos cuatro kilómetros con la misma tónica anterior, subir, bajar, subir y bajar, y todo aderezado con zonas de mucho barro en las que se sumergían la totalidad de las cubiertas y a veces incluso más. 


En todo ese tramo volvimos a encontrarnos con el Río Mena, pero tan pronto la teníamos cerca como nos alejábamos de ella. Una de las bajadas nos llevó hasta su cauce.


Finalmente, tuvimos que cruzarla. Y ya en la otra orilla, como no podía ser de otro modo, nos enfrentamos a una subida con bastante pendiente.


El ascenso se prolongó casi un kilómetro en el que fuimos atravesando una zona de robles y monte bajo. 


Terminado este descendimos otro tanto para volver al cauce del Río Mena. En esa zona nos encontramos auténticos barrizales imposibles de eludir.


La bajada terminó junto al río, y junto a ella se encuentra el bonito Molino del Perroyo. No lo sabemos a ciencia cierta, pero todo parece indicar que ha sido restaurado porque se encuentra en muy buenas condiciones. 


Allí mismo hicimos una parada para comer algo. Llevábamos algo más de la mitad del recorrido hecho y convenía alimentarse porque el recorrido estaba siendo un auténtico rompepiernas. No nos demoramos mucho y en pocos minutos retomamos la ruta. 

Continuamos como un kilómetro en paralelo al Río Mena en dirección a Mellanes. 


Pero antes de llegar a esta localidad giramos noventa grados a la izquierda e iniciamos una subida muy empinada. Después de quinientos metros nos dio una pequeña tregua, cruzamos la carretera de Mellanes y comenzamos una nueva cuesta, esta bastante más larga, de casi dos kilómetros. 

Una vez culminada, para continuar con el perfil de hoja de sierra, comenzamos a descender y lo hicimos a lo largo de un kilómetro por una zona boscosa. 


El final de la bajada estaba en una espectacular pradera por la que continuamos hacia la izquierda, siguiendo por ella unos dos kilómetros que no fueron llanos, para no variar, eran de subida, eso sí, muy tendida.


En esos momentos el sol se había dejado comer el terreno por las nubes y ya no lucía como a primeras horas de la mañana, y eso tenía repercusión en la temperatura, que la sentíamos más baja que anteriormente. 

Siguiendo por la pradera, cruzamos la carretera que va a Lober y continuamos de frente. Poco después giramos a la derecha y abandonamos el verde para meternos de lleno en el marrón del barro del camino por el que continuamos. 

Lo iniciamos subiendo y medio kilómetro después bajamos, desigualmente para nuestra suerte, porque lo hicimos a lo largo de una distancia mayor. 


La bajada nos iba llevando hacia la derecha pero al final de la misma tuvimos ascender algo y enseguida hicimos un giro de más de noventa grados hacia el lado contrario.

Volvimos a descender casi un kilómetro, pero antes de terminar la bajada entramos en un camino por el que seguimos hacia la izquierda. Unos cientos de metros más adelante giramos noventa grados a la derecha e iniciamos la que hemos llamado "Cuesta de Fradellos", una subida endiablada de ochocientos metros en los que se ganan setenta y cinco de altitud.

Al terminar el ascenso giramos a la izquierda y comenzamos a bajar recorriendo un sendero entre escobas que casi lo cerraban. Dicho sendero fue girando hacia la derecha y no tardamos en tener una bonita vista de Fradellos.

La bajada terminó a los pies del Río Cebal. La entrada en el pueblo no puede ser más espectacular, cruzando el precioso puente sobre dicho río. 


Ya del otro lado del puente nos sumergimos en las calles del pueblo hasta que llegamos a la Iglesia de San Miguel Arcángel, cuya espadaña también es del siglo XVII, como la Iglesia de Matellanes. 


También allí hay multitud de ejemplos de la arquitectura popular alistana. 


Salimos de esta localidad cruzando la carretera que llega hasta ella y muere allí, descendimos hasta otro camino de mayor importancia y, una vez en este, seguimos por él hacia la izquierda. Unos cientos de metros después, tras un desvío a la derecha, tuvimos que cruzar otro puente, también sobre el Río Cebal. 


Al otro lado del río nos esperaba una subida más. La bajada que le siguió nos llevó junto al Rio Cebal, junto al que comenzamos a rodar a lo largo de un par de kilómetros. Tras un giro a la izquierda seguimos en paralelo al Arroyo de Rioseco otros cuatro kilómetros. 

Este tramo junto al río y al arroyo tuvo muchos segmentos por zonas de sendero o incluso sin camino, donde se había limpiado el monte lo justo para que pudieran pasar las bicicletas de la prueba celebrada el Domingo pasado. No se rodaba bien porque el firme no era bueno, además de que habíamos comenzado a subir de nuevo (y ya no dejaríamos de hacerlo hasta terminar la ruta) y porque las piernas, por la pesadez del barro de toda la etapa y por las subidas, comenzaban ya a dar signos de fatiga. 


En algún momento surgía algún pequeño tramo de camino, pero enseguida lo teníamos que abandonar porque así lo indicaba el track que íbamos siguiendo.


Después de dos kilómetros en paralelo al arroyo lo cruzamos por un puente y continuamos también en paralelo pero por su otra margen. Siguiendo un estrecho sendero y en ocasiones ni siquiera eso, tras un kilómetro había que cruzar de nuevo el arroyo. Nos pareció que cubría bastante pero vimos un puentecito un poco más adelante. Lo cruzamos por este pero con muchísimo cuidado porque las piedras resbalaban como si aún mantuvieran la helada de la noche. 


Una vez cruzado el puente ya nos unimos a un camino, también con mucho barro, por lo que en ocasiones tratábamos de ir pisando la hierba de los bordes.


Después de unos dos kilómetros en los que fuimos cambiando de caminos por fin llegamos a Grisuela. Ya teníamos ganas de terminar porque nuestras piernas estaban castigadas y porque se había hecho tarde, eran casi las 14.30 h. 


Al llegar, el dueño del restaurante nos dejó una manguera con la que lavamos varias bicis, sobre todo la que tenía que ir dentro de uno de los coches. Deberíamos haber lavado allí mismo la ropa porque meterla así en casa es un delito. Finalmente, cargamos las bicis, nos cambiamos de ropa, nos aseamos lo que pudimos y pasamos al Restaurante Grisuela a comer, un valor seguro que nunca defrauda.

Después de un ratito de sobremesa emprendimos el regreso a Zamora, algo cansados pero con la satisfacción de haber realizado una preciosa ruta. ¡Muchas gracias a los organizadores de la Marcha BTT Ufones!




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