Hay salidas en bici que no merecen ser narradas, salvo para que quede constancia de que se hicieron, a modo de testimonio o de "acta notarial". La que hemos realizado hoy podría ser una de ellas.
Un día más fue la predicción meteorológica la que planificó nuestra ruta. Se pronosticaban lluvias de 6 a 10 de la mañana y fuertes vientos del sudoeste. Por ello quedamos en salir a las 10.00 h. Solo nos presentamos cuatro a esta convocatoria. Para algunos las bicicletas son para el verano :)
Cuando salimos de casa nos dimos cuenta de que no había llovido por la noche, pero lo cierto es que el cielo no amenazaba una lluvia inminente. La temperatura era buena, 8º y eso sí, en la previsión del viento no se equivocaron.
Partimos de la Ciudad Deportiva buscando el Puente de Hierro, lo cruzamos y enseguida giramos a la izquierda para seguir por el llamado Camino Viejo de Villaralbo. Poco después de pasar bajo el viaducto de la autovía de entrada a Zamora giramos a la derecha continuando por el recorrido habitual que se sigue para ir hasta la carretera de Moraleja.
Cruzamos esta y seguimos de frente como un kilómetro. En esa zona el viento nos daba totalmente de frente y costaba avanzar. Descansamos al girar a la izquierda, sobre todo al no sentir el zumbido en los oídos. Después de pasar por encima de la A-66 por un viaducto elevado hicimos un giro de casi 360º.
El camino que tomamos va hacia el encuentro con la carretera de Moraleja. Justo al llegar a esta giramos a la derecha para continuar en paralelo a ella en dirección a la rotonda de la que parten la carretera de Fuentesaúco, la de Moraleja y la de Villaralbo.
Al llegar a la rotonda nos introdujimos en el carril bici recientemente estrenado. En él el viento volvía a ser el protagonista. En esos momentos su velocidad era de 30 km/h con rachas de hasta 50 km/h. Era imposible pasar de 16 o 17 km/h porque llevábamos un freno frontal con mucha fuerza.
Llegando a Arcenillas, como al viento hubo que sumarle que hay una elevación, bajamos aún más la velocidad. Siguiendo las indicaciones viales atravesamos la localidad por la ciclovía.
Al salir de ella volvimos al carril bici para recorrer los dos kilómetros que la separan de Casaseca de las Chanas.
Al entrar en este pueblo también seguimos las indicaciones y continuamos por la ciclovía. Pocos metros después vimos un edificio que no habíamos visto otras veces por lo que paramos a verlo con más detenimiento. Representa un lagar, es decir, la parte de la bodega donde se transforma la uva tras la vendimia y donde está la maquinaria de elaboración del vino y los depósitos.
Tras las rejas pudimos observar parte de esa maquinaria y otras de diversas faenas del campo: un trillo, un carro de madera, etc.
De nuevo sobre las bicis continuamos recto hasta llegar a la plaza, donde se encuentra el rótulo con el nombre del pueblo.
Justo antes de las letras giramos a la izquierda, dirección Moraleja del Vino. Al salir del pueblo la ciclovía nos introdujo en el carril bici. Era el momento de disfrutar porque en esa dirección el viento nos daba de espalda y, además, la tendencia era descendente. Tanto se notaba el empuje del viento unido a esa ligera bajada que, sin mover los pedales, llegamos a ver en nuestro GPS la velocidad de 51 km/h. Así que en un suspiro estábamos llegando a Moraleja.
Recorrimos varias calles del pueblo, rodeando hasta llegar a la iglesia porque la calle principal estaba cortada. Llama la atención de esta su tamaño y la torre poligonal del reloj, que está coronada por una pintoresca estructura de hierro.
Llegamos a la Plaza Mayor, giramos a la derecha y salimos del pueblo tomando un camino prácticamente recto por el que también continuamos gozando porque seguíamos teniendo como aliados al viento y un ligero y continuado descenso. Eso permitió emplear muy poco tiempo en recorrer los tres kilómetros que rodamos por él.
Terminó este desembocando en el GR-14, por el que continuamos con dirección a Madridanos. En este tramo el viento, que seguía siendo muy fuerte, nos daba lateralmente y, aunque molestaba y frenaba, era soportable.
Nada más entrar en Madridanos nos desviamos ligeramente a la derecha. Atravesamos todo el pueblo y salimos de él por la carretera que lo une con Bamba. De nuevo le plantamos cara al viento y aún cogiendo la rueda de alguien nos frenaba muchísimo. Era difícil pasar de 15 km/h.
Al llegar al pequeño pueblo de Bamba, de tan solo 23 habitantes, seguimos por la carretera que cruza toda la localidad. Pasamos junto a la iglesia y lo dejamos atrás tomando un camino que parte a nuestra derecha.
Este conduce a Moraleja del Vino, pero antes hay que recorrer unos tres kilómetros en los que el primer tramo es ascendente, después se aplana y, tras cruzar la carretera que va a Madridanos, vuelve a tener un perfil de suave ascenso.
Pasamos por un lateral de Moraleja y tras sobrepasar el campo de fútbol giramos a la derecha. Allí decidimos que en lugar de ir a Villaralbo como pensábamos podíamos a ir a Arcenillas y desde esta localidad a Morales para desde allí dirigirnos a Zamora. Fue un grave error.
Y lo fue porque nada más cruzar la carretera de Moraleja y enfilar el camino recto que se va hacia Arcenillas comprobamos que este tenía bastante barro. Siempre nos había parecido que su superficie era arenosa así que no lo temíamos, pero no, las ruedas comenzaron a engordar y el viento, que nos daba frontolateralmente, nos iba castigando y nos ralentizaba enormemente la marcha. Cierto es que no era ese barro que llamamos "botijero", pero era parecido.
Al llegar a un tramo asfaltado que conduce hasta una rotonda paramos a quitar el barro que pudimos de nuestras bicis. Al volver a subirnos a ellas decidimos cambiar de planes y dirigirnos por el carril bici ya hacia Zamora, y así lo hicimos.
En los tres kilómetros de ese sufrimos los mayores ataques del viento. Algunas rachas pensamos que nos empujaban hacia fuera del asfalto y es que estas llegaron a los 60 km/h.
Al llegar a la rotonda, sin abandonar el carril bici, continuamos en paralelo a la carretera de Villaralbo. Enseguida se terminó ese pero vimos que habían puesto indicaciones a Zamora. Las seguimos y nos llevamos una sorpresa muy agradable porque descubrimos un tramo asfaltado y sin circulación. Seguimos por este como un kilómetro y nos desviamos a la derecha para seguir por los llamados Arenales de Pinilla y terminar en el Camino Viejo de Villaralbo. Enseguida llegamos al Puente de Cardenal Cisneros, subimos las escalerillas, lo cruzamos y fuimos directamente al Bar CD porque el viento nos había dejado secos y necesitábamos una cervecita.
Para descargar la ruta, haz clic en el logo de Wikiloc.
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