La comarca Alfoz de Toro la teníamos algo olvidada y hoy queríamos resarcirnos haciendo una ruta por ella. Bien es verdad que también hemos rodado por la cercana provincia de Valladolid, pero en cualquier caso hemos disfrutado por los caminos entre viñedos de la D.O. Toro, entre grandes extensiones de cereales y con la sombra de los Comuneros en Villalar.
Como la distancia que separa Zamora y Toro no es muy grande no fue necesario madrugar para que los cuatro bikers que íbamos a realizar esta ruta nos desplazáramos hasta allí. Salimos de Zamora a las 9.15 h. Al pasar por Toro paramos para tomar un café y enseguida nos dirigimos a la gasolinera que hay en la carretera que une esta localidad con la Autovía A-11. Allí dejamos los coches, descargamos, nos preparamos e iniciamos nuestro recorrido sobre las 10.15 h.
Como nuestro primer destino era Toro, los primeros metros fueron por esa carretera, no llegó ni a un kilómetro porque enseguida nos desviamos a la izquierda para continuar por un camino entre pequeñas fincas que nos llevó hasta una calle y, recorriendo esta, terminamos en un carril bici. Desde este, en el interior del terreno de una vivienda, vimos este bonito mural de la ciudad que mereció una parada y una foto.
Seguimos por dicho carril bici, que nos llevó hasta la rotonda de la Puerta de Corredera. Este arco fue construido en 1602 en honor a Felipe III, tratando de asemejarse a los arcos triunfales de la Roma Imperial. Lo atravesamos para entrar en el casco antiguo de Toro y continuamos recto.
Pasamos bajo el Arco del Reloj, unos metros más adelante por la Plaza Mayor y el Ayuntamiento para llegar enseguida a la Colegiata de Santa María la Mayor.
Esta es una preciosa iglesia románica-gótica (siglos XI y XII) conocida, sobre todo, por su cimborrio y por la Portada de la Majestad, donde aparecen tallados y policromados los Ancianos del Apocalipsis con sus variados instrumentos musicales junto a Cristo, la Virgen y San Juan.
Siguiendo nuestro recorrido por Toro, continuamos por el Paseo del Espolón, pasamos junto a la antigua cárcel, hoy Centro de Recepción de visitantes, terminando poco después en la calle Rejadorada, llamada unos cientos de metros más adelante Santa Catalina, para salir del casco antigua por el arco del mismo nombre, siendo este del siglo XVIII.
Salimos de Toro haciendo varios cambios de dirección para evitar rodar por la N-122. Finalmente, tras pasar junto a las Bodegas Fariña y una serie de naves, tomamos un camino ancho y de buen firme con dirección a Morales de Toro.
En los poco más de seis kilómetros de este tramo, prácticamente recto, pudimos contemplar también otras bodegas de la Denominación de Origen Toro, como Liberalia y Sobreño.
Y desde luego, lo que no dejamos de ver fueron viñas, a un lado y otro del camino, prácticamente durante todo ese recorrido entre Toro y Morales de Toro.
Llegamos a esta localidad, pasamos junto a su iglesia de San Salvador y continuamos nuestro recorrido.
Nos sorprendió encontrar otra iglesia más adelante, se trataba de la de San Juan. Nunca habíamos estado en esta parte del pueblo y nos estaba gustando.
No mucho más adelante llegamos a la Plaza Mayor, que cuenta con un bonito Ayuntamiento. Desde allí nos dirigimos a un camino que nos sacó de la localidad.
Este camino no llevó hasta la A-11, al llegar a ella giramos para continuar en paralelo, poco después pasamos por un pequeño túnel bajo esta autovía y, al salir de él, giramos a la derecha para proseguir en paralelo unos cientos de metros, separándonos definitivamente de ella al coger un camino a la izquierda.
Seguimos por este prácticamente nueve kilómetros rectos en los que, continuamos viendo viñas, dando paso después a grandes extensiones de cereales, ya comenzando a nacer y dando un toque de verde al terreno.
El perfil era bastante llano, salvo una subida y bajada a un otero y, casi seguido, otro ascenso al que no siguió una bajada.
Los tramos lisos nos permitieron rodar a velocidades altas, en algunos casos superando los 25 km/h, así que los kilómetros avanzaban rápidamente.
Después de ese tramo de nueve kilómetros realizamos un giro a la derecha y continuamos por otra pista. Como dos kilómetros después teníamos que desviarnos a la derecha de nuevo pero vimos que el río Hornija tenía su cauce unos metros más adelante y no había puente para cruzarlo. Aunque era un riachuelo no estaba clara su profundidad y buscamos una alternativa. Esta fue continuar recto por el camino que traíamos.
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Ya veíamos Villalar de los Comuneros en el horizonte y nos separaban de él cinco kilómetros. Después de realizar un giro a la derecha y, posteriormente, otro a la izquierda, entramos en esta localidad, conocida por haberse desarrollado en ella, el 23 abril de 1521, la denominada batalla de Villalar, que se libró a las afueras del pueblo, y que puso fin a la Guerra de las Comunidades de Castilla, que enfrentaba al rey Carlos V contra los Comuneros, campesinos, nobles, eclesiásticos y burgueses sublevados por la excesiva presión fiscal impuesta por el monarca y la escasa participación de Castilla en la política imperial. En esta batalla fueron apresados los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado, que fueron ejecutados al día siguiente.
En nuestro recorrido por el pueblo llegamos a una plaza llamada de los Comuneros. En torno a ella hay tres calles que llevan sus nombres, y al comienzo de cada una de ellas hay una placa que explica brevemente quién era cada uno de ellos.
Siguiendo callejeando llegamos a la iglesia de Santa María, hoy Casa de Cultura. La dejamos a nuestra derecha y continuamos recto.
Enseguida llegamos a la Plaza de España, donde se encuentra el Ayuntamiento, el monolito a los Comuneros y la iglesia de San Juan Bautista. Todos ellos forman un bonito conjunto.
Después de las fotos de rigor iniciamos el regreso hacia Toro. Salimos de Villalar por la carretera que une esta localidad con Pedrosa del Rey.
Antes de haber recorrido por ella un kilómetro, giramos a la derecha para seguir por un camino excelente por el que se rodaba de maravilla.
Como vimos que si seguíamos por él íbamos a "pisar" el camino de ida, nos desviamos a la derecha hasta salir de nuevo a la carretera. Rodamos por ella como un kilómetro y medio, para después volver de nuevo al track original. En este recorrido los campos de cereales seguían ocupando gran parte del horizonte.
El track terminó por sacarnos de nuevo a la carretera, pero ya llegando a la siguiente localidad de paso, Pedrosa del Rey.
Nos dio la bienvenida al pueblo una bonita torre. Pertenecía a la antigua iglesia de Santa Cruz, del siglo XVII. Solo se conserva su torre ya que el cuerpo principal desapareció.
Curiosamente, como vimos hace unos días en Tardemézar, los restos de la iglesia se convirtieron en cementerio de la localidad.
Entramos en el pueblo y llegamos a una gran plaza en la que, presidiéndolo todo, en una zona elevada, vimos la enorme iglesia de San Miguel Arcángel, del siglo XVI.
En muchos balcones y casas vimos carteles en contra de una planta de biometano que se pretende instalar en el municipio, así que dedujimos que el pueblo está en lucha.
Y también pudimos ver imágenes curiosas, como la hiedra abriéndose paso entre los avejentados listones de la puerta de una casa abandonada.
Dejamos atrás Pedrosa del Rey y enseguida comenzó una suave ascensión. Como un kilómetro después nos desviamos hacia la derecha y el camino se empinó algún grado más. Al fondo íbamos viendo una serie de oteros y uno de ellos nos estaba esperando...
Ese camino apenas había tenido tránsito porque aparecía ocupado por la hierba. Después de un kilómetro más una curva a la derecha nos llevó hasta otro camino más marcado.
En este la cuesta se empinó llegando a tener en algunos tramos el 14 y el 15% de inclinación. Poquito a poco fuimos ascendiendo y, como unos setecientos metros después, coronamos esta meseta.
El haber ganado unos cien metros de altura nos permitió disfrutar de excelente vistas de todos los alrededores. Las íbamos viendo al tiempo que íbamos rodando entre pequeños pinos por la parte alta de esta "muela", llamada el Alto del Mayo.
Como un kilómetro después de recorrer este camino elevado comenzamos el descenso, que se prolongó a lo largo de otro kilómetro, hacia Casasola de Arión, que ya veíamos a nuestros pies
La bajada terminó con un giro a la derecha. Entramos en un camino, ya llano, que nos llevó hasta el pueblo. Pasamos junto a su coqueto ayuntamiento, también junto a la iglesia y recorrimos varias calles.
En todas ellas encontramos multitud de edificaciones de adobe, mejor o peor conservadas, pero estaban por todas partes.
Salimos de Casasola por la carretera que lo comunica con Villalonso. Como un kilómetro y medio más adelante, y antes de llegar al límite con la provincia de Zamora, nos desviamos a la izquierda para continuar por un camino.
Nos separaban de nuestro siguiente destino, Villavendimio, unos ocho kilómetros. La mayoría de ellos fueron llanos y por buenas pistas por las que se rodaba muy bien.
Apenas tuvimos que cambiar de dirección un par de veces y tampoco el perfil se fue complicando porque, prácticamente, todo este tramo fue llano.
Seguíamos rodando entre enormes campos destinados a los cereales, pero ya comenzábamos a ver de nuevo algunos viñedos.
Llegamos a Villavendimio y nos sorprendió su tamaño, porque habíamos pasado alguna vez por él pero nos había parecido más pequeño, y la gran iglesia de San Miguel Arcángel, construida en el siglo XII (románica).
Salimos de la localidad por un camino rectísimo trazado en paralelo a la carretera que va a Toro. Se rodaba muy bien por él pero albergaba varias subidas y bajadas que, a esas alturas, ya no nos hacían demasiada gracia.
Siguiendo dicho camino pasamos sobre la A-11 a través de un paso elevado y continuamos adelante. Como unos seis kilómetros después de haber dejado Villavendimio llegamos a la altura de Tagarabuena, no teníamos previsto entrar al pueblo, ya que solo lo tocábamos tangencialmente, pero decidimos entrar a conocerlo. Y lo que vimos nos gustó, sobre todo la iglesia de San Juan Bautista, de grandes dimensiones, comenzada a construirse en el siglo XVI:
Salimos de esta localidad en busca de retomar el track. Una vez en él lo que nos quedaba era coser y cantar, unos cientos de metros más por el camino que traíamos, un giro a la izquierda para ir hacia la carretera donde está la gasolinera de la que habíamos partido, y ya sobre el asfalto como unos quinientos metros para llegar a dicha estación de servicio y así poner fin a este recorrido.
Como llegamos a poco más de las 14.00 h, tomamos una cerveza en la terraza del bar anexo a la gasolinera. Después cargamos las bicis, nos aseamos y nos desplazamos hasta la cercana
Bodega Latarce, donde comimos muy bien. Allí mismo tomamos un café y pusimos fin a este bonito día.
Para descargar la ruta, haz clic en el logo de Wikiloc.
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