Hace unos días, preparando una ruta, vimos en el mapa que muy cerca de la localidad de El Campillo había un camino que terminaba justo frente a la desembocadura del río Aliste. Nos pareció una excusa más que suficiente para ir hasta allí a disfrutar de las vistas. Lo que no esperábamos era encontrarnos muchos campos de colza en esta zona, tantos, que esta ruta va a ser también la Ruta de la colza 7.0.
Casi, casi tuvimos pleno esta mañana porque a las 9.30 nos juntamos seis bikers, solo nos faltaron dos. Tras los saludos iniciales comenzamos la marcha bordeando el Duero para ir a Valorio y allí ascender hacia el Alto de San Isidro.La mañana estaba perfecta. Unos 10º de temperatura, poco viento, sol y nubes, además, de las bonitas, algodonosas y de distintas tonalidades.
Después de romper a sudar en esa ascensión que siempre nos pilla fríos, continuamos por el Camino del Monte. No tardamos en encontrarnos con los campos amarillos, sembrados de colza, que en los últimos años llenan de color los paisajes de la Tierra del Pan y de la Tierra del Vino durante el mes de abril.
Esa nos llevó hasta la principal y, tras una ligera subida, llegamos a la iglesia visigoda de San Pedro de la Nave (siglo VII).
Este templo se hallaba inicialmente a orillas del río Esla, y la construcción del embalse de Ricobayo amenazaba con anegarlo. El historiador Manuel Gómez Moreno consiguió que se desmontara de su primitiva ubicación y fuera trasladada piedra a piedra entre los años 1930 y 1932 a la población más cercana a su emplazamiento original: El Campillo.
A la orilla opuesta pudimos ver Villaflor, un pueblo que con la construcción del embalse perdió gran parte de su territorio. También se quedó sin iglesia, sin cementerio y sin comunicación con los dos pueblos más próximos, Villanueva de los Corchos y El Campillo.
Nos tentó hacer una parada para verlo pero como ya lo hemos visitado muchas veces continuamos adelante. Unos quinientos metros después giramos hacia la derecha para seguie por otro camino setecientos metros. En este tramo pudimos ir contemplando buenas vistas del embalse de Ricobayo, que hoy lucía espléndido por dos motivos: porque está a punto de alcanzar su nivel máximo y porque era un espejo del cielo salpicado de nubes que tenía por encima.
Cuando estaba a punto de terminarse el camino por el que íbamos rodando comenzamos a descender hacia el embalse. Aunque estábamos rodeados de escobas, mirando a la izquierda teníamos frente a nosotros lo que nos había llevado hasta allí: la desembocadura del río Aliste.
De nuevo sobre las bicis tuvimos que comenzar el regreso por el mismo camino que nos había llevado hasta allí. Unos quinientos metros después giramos a la izquierda para continuar hacia la entrada del pueblo pero bordeando este. Desde allí proseguimos hacia la izquierda, primero descendiendo y después haciendo lo contrario, para ir hacia la localidad de Almendra.
Recorrimos algo más de tres kilómetros y llegamos a la carretera que llega a esa localidad. Continuamos por ella hacia la derecha unos cientos de metros, dejando a nuestra espalda el pueblo, tras los que nos desviamos a la izquierda para volver a rodar por tierra.
Estuvimos unos minutos contemplando la panorámica y aprovechamos la parada para comer algo, incluidas una almendras garrapiñadas, tan propias de este época, que llevó un biker. También nos pareció un buen momento para hacer un selfie.
En este camino describimos como un cuatro invertido, subimos y bajamos un par de pliegues y, tras dos kilómetros, una cuesta abajo nos introdujo en Valdeperdices.
Recorrimos por el camino que tomamos unos cuatro kilómetros salpicados de sube y bajas y en los que, en los dos primeros cruces, continuamos de frente y en el tercero giramos a la derecha.
Al llegar a la carretera continuamos por ella hacia la derecha, lo que nos permitió recorrer la localidad de punta a punta, pasando junto a la iglesia de Santa María la Real de la Hiniesta, de imponente portada.
Dejamos atrás el pueblo siguiendo el camino habitual para ir hacia Zamora, pasando junto a pequeñas propiedades, varias choperas y terminando en la carretera, por la que tuvimos que rodar unos doscientos metros. Los justos para desviarnos hacia la antigua carretera de La Hiniesta.
El camino termina junto a las vías, para después ascender y, tras un desvió hacia la derecha, bajar hacia los campos de fútbol de Valorio. Desde allí continuamos por el carril bici primero, y después por carretera, hacia Trascastillo para terminar en los Barrios Bajos, por donde continuamos hasta el punto desde el que habíamos partido.
¿Alguien se puede imaginar mejor final que recuperar las fuerzas en una terracita, con 20º, tomando una caña? Pues ese mismo fue el fin de nuestra ruta, mejor imposible.
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