2 de abril de 2025

Lagunas de Villafáfila en primavera

Las mejores épocas para visitar el Parque Natural de las Lagunas de Villafáfila son el invierno y la primavera. Nosotros hemos hecho varias rutas por la zona pero siempre en invierno, por ello la novedad es que, en esta ocasión, la hemos hecho en primavera, aprovechando, además, que las lagunas están en óptimas condiciones de agua por las lluvias caídas a lo largo de marzo. 

Villafáfila se encuentra a unos 50 km de Zamora. Como en el trayecto en coche se tardan poco más de 40', los cuatro bikers participantes salimos en dos coches desde la capital a las 9.30. Aparcamos frente al Restaurante El Palomar, descargamos, nos preparamos y, siguiendo el ritual, nos tomamos un café antes de comenzar. 

Una vez subidos ya en las bicis, recorrimos algunas calles del pueblo y terminamos saliendo a una excelente pista por la que rodamos unos tres kilómetros. 


Giramos a la izquierda para tomar la llamada Vereda de Toro, que pasa junto a la la Laguna Parva, donde ya pudimos observar algunas aves. Lo cierto es que había lagunillas por todas partes gracias a las abundantes lluvias caídas en el mes pasado.


Unos dos kilómetros más adelante nuestro track nos indicaba que teníamos que girar a la derecha para continuar por un sendero que nos llevaría a pasar junto a la Laguna de Barillos, pero estaba totalmente anegado. Decidimos continuar por la pista en la que nos encontrábamos y más adelante girar a la derecha para encontrarnos de nuevo con el track. 

También con esta opción pasamos junto a esa laguna. 


Terminamos saliendo a la carretera que une Villafáfila con Villalpando, por la que rodamos poco más de un kilómetro. Proseguimos realizando un giro a la izquierda que nos llevó a volver a rodar por tierra con dirección a Revellinos, localidad a la que casi llegamos, pero un primer cambio de dirección hacia la derecha y un segundo también hacia el mismo lado, terminaron por alejarnos de esa localidad. 

Siguiendo el nuevo camino no tardamos en cruzar de nuevo la carretera que va a Villalpando. Poco después pasamos cerca de la Laguna de la Fuente, donde hay un puesto de observación. Junto a este llamó nuestra atención un grupo de árboles que alberga varios nidos de cigüeñas y de otras aves. 


Unos dos kilómetros después cambiamos de nuevo de dirección, hacia la derecha, entrando en un camino de menor importancia.


Poco después otro giro a la derecha nos introdujo de nuevo en una pista ancha. A nuestra izquierda nos acompañaban inmensos y verdes campos de cereales.


Y a nuestra izquierda, unos kilómetros mas adelante, comenzamos a rodar cerca de un extremo de la Laguna Salada Grande.


Poco después el camino transcurre a pocos metros de una de sus orillas. Nos acercamos hasta el borde y desde allí pudimos observar muchas aves sobre la superficie del agua.



Volvimos al camino principal y enseguida llegamos al palomar que hay junto a Otero de Sariegos, que en realidad es un observatorio de aves. No pudimos acceder a él porque solo permanece abierto los fines de semana. 



Desde la valla que bordea la laguna se pueden observar cientos de aves, pero sin prismáticos no pudimos ver detalles. 

Volvimos a sentarnos en nuestros sillines y continuamos adelante. Unos cientos de metros después pasamos junto a la iglesia de Otero de Sariegos. Este es un pueblo abandonado desde 2003, fecha en la que su último habitante dejó la localidad. 


Dejamos atrás la iglesia y pasamos junto a las ruinas de lo que, en su día, fueron viviendas.


Continuamos avanzando por el camino, que va bordeando una zona lagunosa que, en otras circunstancias está casi sin agua pero que, tras el lluvioso marzo, está repleta de pequeñas lagunas. También en estas había muchas aves.


El camino discurre en paralelo a la Laguna Salada Grande y nos estaba llevando hacia Villarrín de Campos. Durante el trayecto fuimos pasando junto a buen número de palomares, muy típicos de la zona.





Desde Otero a Villarrín recorrimos unos cinco kilómetros que hicimos rápido porque el terreno totalmente llano permite rodar a buena velocidad.


Ya en Villarrín entramos hasta la plaza, donde se encuentra la iglesia de Nª Sª de la Asunción, en su interior se halla el Santísimos Cristo de los Afligidos, en honor de quien se celebran las fiestas del Cristo el último domingo de septiembre. También la iglesia alberga un conjunto de doce tablas de influencia flamenca. Como se encontraba cerrada no pudimos ver nada de ello. 


Salimos del Villarrín por el llamado Camino de los Valles. Aún cerca del pueblo pudimos contemplar mas ejemplares de palomares, rodeados del incipiente amarillo de la colza, que esta comenzando su floración. 


Continuamos por ese camino unos cinco kilómetros en los que rodamos rodeados de la inmensidad de los interminables campos de cereales, de un intenso verde en estos dias.

Al llegar a la Laguna La Paviosa, y ya con Manganeses de la Lampreana a la vista, giramos ligeramente a la derecha para proseguir por un tramo con el camino apenas perceptible y con una ligera ascensión.


Como un kilómetro más adelante volvimos a cambiar de dirección hacia la derecha para dirigirnos de nuevo hacia Villarrín. De nuevo era una buena pista, pero no totalmente plana, sino con suaves ascensos y descensos. Y eso sí, seguíamos rodeados de verde.


Recorrimos unos cinco kilómetros y llegamos a Villarrín, pero nada más llegar a la altura de las primeras edificaciones nos desviamos a la izquierda para bordear la localidad. 

Enseguida tomamos el denominado Camino de Benavente que, en las inmediaciones del pueblo, pasa junto a la Laguna de San Pedro. 


Después de un par de kilómetros rodando de maravilla por esta pista, junto a la que pudimos ver dos avutardas levantando el vuelo, giramos noventa grados a la derecha para dirigirnos en suave descenso hasta la carretera que une Villafáfila con Villarrín. 


La cruzamos justo en el cruce de donde parte la carretera que va a Otero de Sariegos. Tras unas decenas de metros por esta tomamos un camino que partía a nuestra izquierda. Este nos llevó en paralelo a  la Laguna Salina Grande donde disfrutaban del sol ánades y otras aves.


Seguimos por el mismo camino desde el que cada vez veíamos mas cerca Villafáfila. Recorrimos este último tramo a muy buen ritmo.


Eso permitió que entráramos en la localidad enseguida. Nos dirigimos al mismo punto desde donde habíamos salido.


Como llegamos a una hora estupenda, sobre las 13.30 h, nos dio tiempo a limpiar las bicis, asearnos, cambiarnos, cargar las bicis en los coches y tomar una cerveza donde íbamos a comer, en el Restaurante El Palomar. Después de disfrutar del zumo de cebada pasamos al comedor y, como chicos formales, a eso de las 14.15 h ya estábamos comiendo. Nada más terminar el menú regresamos a Zamora porque teníamos tareas que hacer aquí. 



Para descargar la ruta, haz clic en el logo de Wikiloc.

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