Peregrinos por un día

Uno de los miembros de Bikers Duri decidió hacer el Camino de Santiago en solitario. Siguiendo el calendario que había planificado, saldría de Roncesavalles el 23 de abril y llegaría a Santiago de Compostela el 1 de mayo. De acuerdo con esa previsión, otros tres Bikers decidimos acompañarlo en la última etapa, así que nos trasladamos a Melide, lo recibimos a la llegada de su penúltima etapa, degustamos el famoso pulpo de esta localidad y a la mañana siguiente iniciamos ese último recorrido junto a él.

Partimos de Melide y lo primero que nos sorprendió a los neófitos en esto del Camino fue la cantidad de gente que lo estaba haciendo caminando. Los primeros kilómetros fueron descendentes, rodando entre zonas boscosas y grandes prados. Continuamente íbamos encontrándonos con pequeñas Parroquias constituidas por decenas de edificaciones.

Las primeras rampas no tardaron en llegar, alguna con bastante pendiente para afrontarla sin haber calentado aún lo suficiente, pero pudimos con ellas. Siguiendo el sinuoso terreno, disfrutando enormemente del paisaje y deseando el "Buen camino" a todos los peregrinos que adelantábamos, no tardamos en llegar a Arzúa, la cuna del famoso "Queso de tetilla". Atravesamos la localidad y poco después hicimos una parada en uno de los muchos bares-terraza que se encuentran a lo largo del recorrido. Tras reponer fuerzas continuamos subiendo y bajando, pero disfrutando mucho.

Seguimos adelante y pocos kilómetros después iniciamos una larga subida de 2 km que, tras un pequeño llano nos llevó al final de las pistas del aeropuerto de Lavacolla. Descendimos entre eucaliptales y poco después comenzamos a subir de nuevo. Tras una parada técnica por la rotura de la cadena de una de las bicis, seguimos ascendiendo para terminar junto al Monte do Gozo viendo ya de lejos la ciudad de Santiago. Tras las consabidas fotos junto al monumento descendimos, nos adentramos en la ciudad (por cierto, muy mal indicado el Camino) y finalmente entramos en la Plaza do Obradoiro con una gran satisfacción, sobre todo nuestro amigo y compañero, tras culminar así los prácticamente 800 km. que terminaba de hacer desde Roncesvalles. El recibimiento estuvo acorde con el esfuerzo realizado.

Mojón en Melide.

Cruzando un riachuelo cerca de Melide.

Parada "técnica" para reponer fuerzas.

Descendiendo entre eucaliptos.

En el Monte do Gozo.

Recibiendo al peregrino con pancarta incluida.

Los cuatro bikers delante de la Catedral de Santiago.

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Sayago tras las lluvias

Como el campo está saturado de agua decidimos ir en busca de caminos con poco barro. Y en Sayago nomalmente se cumple esa condición. Así que nos trasladamos cuatro bikers hasta Peñausende para iniciar desde allí la ruta dominical.

Salimos descendiendo un camino hasta la carretera, la abandonamos enseguida y nos dirigimos hacia la mina de caolín. Allí hicimos una especie de bucle para ver la mina a cielo abierto primero y la factoría después. En esta zona encontramos mucho barro debido a lo empapado del terreno y al movimiento de las máquinas. La suerte fue que no se pegaba a las ruedas pero costaba muchísimo moverlas. Poco después de salir del barrizal hubo que parar por un pinchazo y enseguida continuamos. Tras algunos cambios de dirección enfilamos hacia Mogatar, si bien antes nos encontramos con los primeros tramos de praderas encharcadas que provocaron que casi todos nos empapáramos los pies.

Ya en Mogatar ascendimos hasta la ermita para contemplar desde allí las vistas. Descendimos hasta Los Maniles por un camino muy bonito y desde aquí salimos a la carretera para circular por ella unos quinientos metros. Nos desviamos y volvimos a caminos, en esta ocasión con grandes charcos y muchas encinas y pocos después de nuevo con más praderas llenas de agua que castigaban nuestras piernas como si estuviéramos ascendiendo sin parar.

Continuamos hasta Figueruela de Sayago y, dada la hora, y viendo cómo estaba por esa zona el terreno, decidimos continuar por carretera hasta Peñausende. Restaban unos 8 kilómetros que hicimos haciendo abanicos porque había algo de viento de cara.

Al llegar nos hidratamos y comimos una excelentes tapas en La Becera.

Ha sido una ruta muy bonita, porque Sayago en primavera luce espléndida, además de que nos acompañó un día soleado que no esperábamos.

Explotación de caolín cerca de Peñausende.

Rodando hacia Mogatar.

Junto a un arroyo, cerca de Mogatar.

Charca cerca de Fresno de Sayago.

Atravesando un puentecillo.

Rodando por una zona muy frondosa, cerca de Figueruela de Sayago.

Pradera encharcada en las proximidades de Figueruela de Sayago.

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Convento del Soto

En esta ocasión nos reunimos siete bikers, dos de los cuales llevaban unos cinco meses sin coger la bici, así que por ese motivo y para evitar el barro producido por la gran cantidad de lluvia caída durante la semana, decidimos hacer una ruta por carreteras de poco tránsito.

Partimos del lugar habitual y tras asomarnos al río lo cruzamos por el Puente de Hierro y enfilamos dirección Salamanca. Al llegar al almacén de Coca Cola cogimos el camino de Morales del Vino hasta llegar a la rotonda de El Cristo de Morales, desde donde empezamos a rodar por la carretera de Ledesma. Al llegar a Entrala continuamos recto por la carretera de El Perdigón. Atravesamos esta localidad y proseguimos por la carretera que va a Casaseca de Campeán, si bien antes de entrar en este pueblo giramos a la derecha para dirigirnos a Villanueva de Campeán. Antes de entrar a esta localidad fuimos hasta las ruinas del Convento de Santa María del Soto, conocido popularmente como Convento del Soto.

Tras ver el interior de lo que queda en pie de este monasterio franciscano del siglo XV tomamos un tentempié y proseguimos nuestra ruta hacia Cabañas de Sayago. Desde Cabañas continuamos pedaleando hasta salir de nuevo a la carretera de Ledesma. Desde este cruce tomamos dirección Zamora, quitándonos por fin el molesto viento frontal o lateral que nos había aturdido y frenado hasta ese momento.

Con el viento empujando llegamos a Entrala, tras atravesar San Marcial, en pocos minutos. Desde Entrala nos dirigimos a Morales del Vino donde despedimos a uno de los bikers que tuvo a bien, como agradecimiento, invitarnos a la hidratación pertinente. Tras este paréntesis volvimos a nuestras bicis y cogimos el camino de Zamora, solo que al llegar a la carretera giramos a la izquierda, rodamos unos metros por ella y nos dirigimos hacia el Polígono Los Llanos. Antes de entras a este giramos a la derecha para seguir por el GR-14 hasta Zamora.

Bikers a la salida de El Perdigón.

Campo de colza. Este cultivo hoy ha sido protagonista del paisaje de esta ruta.

Bikers con dirección a Villanueva de Campeán.

El grupo delante del Convento del Soto.

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A Corrales a pesar del viento

Ya sabíamos que hoy el viento iba a soplar con fuerza, pero... al mal tiempo, buena cara. Como iba a soplar del sur fuimos a luchar contra él para que a la vuelta fuera nuestro aliado. Así que partimos de la Ciudad Deportiva y nos dirigimos hacia la antigua carretera de Villaralbo cruzando el puente de la autovía. Tras un recorrido algo laberíntico terminamos por salir a la carretera de Pontejos, por la que continuamos hasta llegar a esta localidad.

A la salida de Pontejos cogimos el camino de Cazurra y tras bordear este pueblo continuamos por el camino que lleva hasta las proximidades de Peleas. Antes de entrar en esta localidad giramos a la derecha para así seguir hacia Corrales por el camino que une estos dos pueblos.

Desde Zamora hasta Corrales fue una lucha constante contra el viento, ya que lo llevábamos totalmente de cara y cada momento iba ganando velocidad. Menos mal que la colza ya está empezando a florecer y el esfuerzo se contrarrestaba con las vistas.

En Corrales paramos unos minutos para reponer fuerzas y enseguida volvimos a nuestras bicis. Nada más salir del pueblo cruzamos la N 630 e iniciamos una subida en la que notamos que subir costaba menos debido al viento de espalda. Tras algunos subes y bajas comenzamos un prácticamente continuo descenso hasta cerca de El Perdigón. Desde aquí fuimos a Entrala. A la salida de esta localidad cogimos el camino de concentración que enlaza con el GR 14, y ya en este rodamos hasta Zamora. Como entramos por San Frontis no nos quedó otra que hacer una parada en Los Pelambres... no hace falta decir más, ¿verdad?

La colza empezando a florecer.

Llegando a Corrales del Vino.

Rodando entre Corrales y El Perdigón.

Hoy estrenamos maillots!

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A Palomares y el embalse por Valdeperdices

Aunque esperábamos ser más, finalmente sólo nos presentamos tres a la cita. El cambio de hora y la "dura" Semana Santa algo tendrían que ver...

Como la previsión indicaba que habría viento del oeste decidimos ir en esa dirección pero sin destino fijo. No es que no guste sufrir contra el viento, sino que a la vuelta da cierto gusto llevarlo de espaldas.

Empezamos rodando por el carril bici aunque lo abandonamos para encontrarnos con la procesión en la que iba Cristo resucitado. Cruzamos el Puente de Piedra y tras cruzar el Puente de los Poetas nos adentramos en Valorio, ascendiendo por pequeñas veredas rodeadas de pinos. Dejamos atrás el bosque y comenzamos a rodar por caminos anchos de concentración en un continuo sube y baja que terminaron por llevarnos al descenso tras el cual comienza "Palomares".

Bordeamos esa dehesa ascendiendo hasta las proximidades de Valdeperdices. Casi cuando avistamos el pueblo comenzamos a descender hasta el mismo. Lo cruzamos y a la salida paramos para comer algo.

Enseguida volvimos a nuestras bicis porque el viento hacía desapacible la parada y nada más volver a rodar nos encontramos con una cola del embalse de Ricobayo que bordeamos por un camino trazado por la orilla y que nos condujo hasta un puente que cruzamos y tras el que iniciamos una ascensión que nos llevó hasta las proximidades de Palacios del Pan. Sin llegar a entrar en el pueblo giramos a la derecha y poco después de nuevo a la derecha, para comenzar a descender hasta otro puente que también cruzamos. Al salir de este volvimos a la izquierda y fuimos próximos al embalse de nuevo hasta que salimos a una carretera. La seguimos hacia la izquierda y al terminarse cogimos el camino de la derecha que nos llevó hasta las proximidades de Palomares, si bien antes enfilamos dirección La Hiniesta. Dejando a un lado esta localidad volvimos a pisar el camino seguido por la mañana durante una parte del trayecto para terminar en el Alto de Valorio. Descendimos hasta el bosque y salimos de él para dirigirnos hacia La Horta. Cuando llegamos estaban tocando las últimas notas del himno nacional por lo que no pudimos ver entrar a la Vírgen bajo la que iba uno de los Bikers.

Imagen de la Catedral.

Camino entre pinos en Valorio.

Bordeando el embalse.

Cruzando uno de los puentes sobre el embalse.

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En torno al Duero (Zamora-Fresno-Molacillos-Villaralbo-Zamora)

En esa ocasión nos reunimos una multitud (6) para la ruta dominical. No es que fuéramos muchos, pero sí lo éramos si comparamos con los que hemos sido los domingos de todo el invierno.

Tras consensuar el itinerario nos dirigimos a Los Tres Árboles para coger el carril bici, por el que rodamos hasta el puente sobre el Valderaduey. Allí cruzamos la carretera y continuamos por el camino habitual que va hacia Coreses, pero en un momento dado tomamos el camino que surge paralelo a la vía del AVE. Seguimos por este hasta que lo dejamos para pasar por encima de un viaducto, volver a cruzar la carretera y seguir por un camino que nos llevó casi hasta el río. Allí nos desviamos a la izquierda y poco después tuvimos que hacer una pareada técnica para cambiar una cámara pinchada. Resuelto el incidente retomamos el camino hasta que llegamos hasta una gran gravera, donde giramos a la derecha para así coger el camino por el que siempre vamos a Fresno.

Llegamos a Fresno y allí nos volvimos a encontrar con la N-122. Giramos a la derecha para meternos en ella y rodar dirección Tordesillas unos dos kilómetros. La abandonamos desviándonos a la derecha y continuamos hacia el río. Volvimos a rodar en paralelo a este y terminamos saliendo a una carretera. Volvimos a la derecha para seguir por ella hasta llegar al puente que cruza el Duero. Allí recuperamos energías y tras el descanso continuamos la subida que lleva a la carretera desde donde nos dirigimos a Villalazán.

Poco antes de llegar a esta localidad giramos a la izquierda para coger un camino que nos terminaría llevando a Madridanos, eso sí, llenándonos de barro, como no podía ser de otra forma... Desde Madridanos rodamos por el GR-14 hasta Villaralbo, y desde aquí, por el llamado Camino del Río, hasta Zamora. Al llegar tuvimos que escoger entre ir a lavar las bicis o hidratarnos y..., lógicamente escogimos la hidratación.

Rodando en paralelo a las vías del AVE.

En el puente sobre el río Duero.

Río Duero.

Por el GR-14, cerca de Madridanos.

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Subida a Peces con nieve.

Desde hace tiempo tenemos ganas de subir a la Laguna de Peces con el paisaje nevado. Este año no lo hemos hecho porque un miembro de nuestro equipo tiene mucha ilusión por hacerlo pero está convaleciente de una operación así que decidimos esperarle.

Pero hoy uno de nuestros miembros tenía que ir a Sanabria y, como se esperaba un día soleado y todo parecía indicar que los restos de nieve están a punto de desaparecer, no pudo resistir la tentación e hizo ese ascenso:

Salimos de la Playa Los Enanos, para calentar fuimos rodando hasta la playa del cámping El Folgoso, allí dimos la vuelta y al llegar de nuevo a Los Enanos giramos a la izquierda para coger el camino que bordea los cámpings de Cáritas y que continúa paralelo al río hasta llegar a la carretera de Peces. Una vez que llegamos a la carretera comenzamos a ascender a buen ritmo.

En seguida notamos calor, pero cuando salíamos de una curva que nos cambiaba de dirección y nos encontrábamos con el viento de cara, este era frío. Pronto llegamos a San Martín de Castañeda. Continuamos, poquito a poco, siguiendo con buen ritmo y siempre atentos porque los coches cargados de gente con ganas de pisar nieve no dejaban de pasar.

Hacia la mitad del camino empezamos a encontrar algo de nieve en los bordes pero lo cierto es que no había mucha.

Seguimos ascendiendo y paramos un par de minutos frente a la Fuente de los Ojos y otros tantos en el mirador del Cañón de Forcadura, esta vez para tomar un puré de frutas. De ahí al final de la ascensión no queda nada, unos tres kilómetros. Al llegar sentimos la alegría propia de conseguir un pequeño reto. En pocos minutos hicimos unas fotos, nos abrigamos y comenzamos el descenso. Primero por carretera. Más tarde por un camino que desemboca en la antigua carretera y que termina saliendo a la nueva unos kilómetros más abajo. Cruzamos esta y cogimos un camino que nos llevó a San Martín de Castañeda. Desde este pueblo ya bajamos el resto del recorrido por carretera hasta llegar al cruce con la carretera de Ribadelago, donde dimos por finalizada esta ruta.

Lago de Sanabria.

Ascendiendo.

Acumulación de nieve en el km. 16.

Camino de descenso.

Camino que lleva a la carretera vieja.

Al Viaducto por Montamarta

Partimos del lugar habitual en esta ocasión sólo 4 bikers. Tras recorrer algunas calles del centro comenzamos a ascender por callejuelas del barrio de San Lázaro para llegar al Polígono La Hiniesta, donde cogimos el llamado Camino La Lobata que nos llevó hasta casi el Cristo de Valderrey. Continuamos hacia La Hiniesta pero antes de llegar a esta localidad ascendimos por una cuesta que nos llevó a una urbanización de las afueras de Roales. Bordeamos este pueblo y continuamos por los caminos marcados como Camino de Santiago (Vía de la Plata) que nos llevaron hasta la entrada de Montamarta. Antes de entrar giramos a la izquierda para circular por la carretera que une esta localidad con Andavías. Aproximadamente a los dos kilómetros giramos a la derecha para enfilar hacia los molinos eólicos.

Ese camino, flanqueado por los molinos por un lado y por el otro por embalse, nos llevaría, sin abandonar los "subes y bajas" presentes en todo el recorrido, hasta un punto en el que tuvimos que decidir si regresar por la vía de servicio que une todos esos molinos o si descender primero hasta el viaducto Martín Gil. Optamos por la segunda opción y, tras el divertido y técnico descenso, paramos para tomar junto a este puente el almuerzo.

El regreso lo hicimos por el camino que transcurre paralelo a la vía hasta poco antes de La Hiniesta. Librados ya del frío y molesto viento de cara que nos acompañó durante toda la ida, rodamos a velocidades altas que nos pusieron en esta localidad en un plis plas.

Desde La Hiniesta ascendimos por la carretera que la une esta con Roales, y desde este pueblo a Zamora lo hicimos por el carril bici existente y por la vía de servicio de la N-630 después.

Rodando entre Roales y Montamarta.

Enfilando hacia los molinos.

Un valiente biker atravesando un "charquito".

Descendiendo hacia el viaducto Martín Gil.

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Teso la Mora y Coreses

Hoy el plan era ir evitar ir hacia el sur porque la previsión era de viento del norte, así que evitando el sur (no el viento, que pareció ir virando durante todo el recorrido con nosotros) iniciamos nuestra ruta por el carril bici y siguiendo hacia Molacillos por el camino habitual.

Tras atravesar esta localidad tomamos un camino con una ligera pendiente. Al llegar a una bifurcación tuvimos que elegir entre ir hacia Gallegos o hacia Benegiles. Tras someterlo a votación, sin pactos ni nada, ganó la opción Benegiles, así que continuamos hacia ese pueblo. Lo atravesamos, cruzamos la carretera de Villalpando e iniciamos una ligera ascensión para girar poco después a la izquierda y tras unos cientos de metros a la derecha, donde se inicia un largo ascenso hacia una meseta desde la que se pueden contemplar muy buenas vistas de toda la zona.

Continuamos por esa meseta hasta llegar a las antiguas cisternas romanas (Teso de La Mora), tras almorzar junto a ellas y disfrutar de las vistas de tan estratégico emplazamiento, iniciamos el divertido descenso que termina desembocando en la carretera de Villalpando. La cruzamos y regresamos a Molacillos, esta vez por carretera. Al llegar, para alargar algo más la ruta, tomamos el camino de Coreses.

Tras llegar a esta localidad giramos a la derecha para recorrer el pueblo y salir de él por el camino habitual que se sigue para dirigirse a Zamora. Al llegar cogimos de nuevo el carril bici hasta llegar al lugar habitual de avituallamiento post-ruta.

Por el camino de Molacillos, aún cerca de Zamora.

La sombra del biker es alargada.

Por la meseta que conduce al Teso La Mora.

Bikers junto a las cisternas romanas.

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El Pozo de los Humos

Desde hace un par de años teníamos ganas de hacer esta ruta, así que después de las lluvias de las últimas semanas y viendo que la previsión indicaba para hoy un día soleado, nos pareció que podría ser el día ideal para llevarla a cabo.

Para ello nos desplazamos hasta la localidad salmantina de Aldeadávila de la Ribera, donde iniciamos la ruta. Y desde allí no se puede empezar mejor porque poco después de abandonar el pueblo comenzamos a contemplar unas vistas impresionantes de Los Arribes (Las Arribes, como dicen por allí) mientras descendíamos y descendíamos por buenos caminos. En un momento dado hicimos un bucle para llegar hasta el Picón de Mariota desde donde se contempla el Duero encajonado entre muros de piedra.

Desde allí comenzamos a descender metros y metros hasta llegar casi al embarcadero donde se coge el Barco de los Arribes, allí cogimos una pista asfaltada con una pendiente que asustaba. Y no era para menos porque nos costó muchísimo ascenderla. Al llegar arriba retomamos el camino con continuas subidas y bajadas entre cientos de olivos y algunos almendros hasta que nos desviamos a la izquierda para seguir descendiendo y de nuevo a la izquierda poco después para continuar bajando hacia el Pozo de los Humos. Cuando llegamos a él no pudimos más que sorprendernos por la cantidad de agua que traía, por su grandeza y por su gran belleza.

Tras las fotos de rigor y comer un poco nos enfrentamos a la dura tarea de subir todo lo descendido. Los primeros metros con la bici en la mano porque no se podía de otro modo, pero enseguida montamos y lo intentamos. Plato pequeño y piñón grande era el único desarrollo posible y aún así costaba subir. Hubo quien tuvo que poner pie a tierra en algún momento pero también quien lo subió todo. Tras cruzar la valla que impide el paso a vehículos ya la pendiente se suaviza un poco, pero seguimos ascendiendo hasta casi Masueco.

En Masueco tomamos un camino que sale al terminar el pueblo a la izquierda y el paisaje cambia por completo. Los olivos y almendros son ahora robles, el camino estrecho y delimitado por paredes de piedra de pequeñas fincas y, además lleno de barro, charcos y piedras que rompían nuestro ritmo. Siguiéndolo llegamos a Corporario y a Aldeadávila donde casi agradecimos que la hora no nos permitiera seguir la ruta prevista, que nos tendría que haber llevado al Mirador del Fraile. Eso sí, fuimos hasta él en coche tras tomar las consabidas cañas que nos ayudaron a recuperar.

"Las Arribes" desde cerca de Aldeadávila.

Cultivos en terrazas propios de la zona.

Fragmento de El Pozo de los Humos.

Camino embarrado entre Masueco y Aldeadávila.

Presa de Aldeadávila desde el Mirador del Fraile.


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Por la tierra del Vino hasta Avedillo.

Aunque aún con muchas bajas, hoy logramos al menos salir medio grupo desde el lugar habitual. La mañana no estaba lo fría que se podría esperar de finales de enero y el sol aparecía tímidamente entre algunas nubes. Temíamos que pudiera haber tanto barro como el Domingo anterior pero lo cierto es que encontramos poco.

Iniciamos la ruta cruzando el puente de Cardenal Cisneros y tomando el llamado Camino Viejo de Villaralbo. Al llegar a la entrada del pueblo lo bordeamos para cruzarlo ya casi a las afueras y coger el GR-14, si bien lo abandonamos pronto para seguir dirección Moraleja del Vino. No llegamos a pasar por esta localidad porque no subimos la cuesta del cementerio sino que continuamos recto, cruzamos la carretera de Zamora y proseguimos por un camino totalmente recto que nos llevó hasta Arcenillas.

Aquí también enfilamos una larga recta que nos condujo a Pontejos. Desde este pueblo nos dirigimos a Cazurra por lo que en tiempos fue una carretera y de la que ahora sólo quedan restos. Atravesamos Cazurra y desde allí fuimos a Peleas de Abajo, por el camino que desemboca en la carretera primero y por la propia carretera el último kilómetro. Al llegar a la plaza del pueblo giramos a la derecha para coger un camino, si bien poco después volvimos a la izquierda ascendiendo una cuesta que se nos atragantó porque el barro agarraba las ruedas y porque era muy empinada. Salvada esta enseguida divisamos un gigantesco huerto solar que bordeamos. Nada más terminarlo nos encontramos con una zona de pinos y cipreses, ya a su altura viramos a la izquierda y atravesamos este bonito bosque. Al salir de él teníamos enfrente la famosa "Parva de Avedillo" e inmensos campos de cereal ya empezando a crecer y con aspecto primaveral. Tras una ascensión terminamos viendo nuestro objetivo, Santa Clara de Avedillo (Avedillo para los lugareños).

Tras comer el almuerzo en la coqueta plaza de este pueblo para no tardar tanto seguimos por la carretera, con largos toboganes, hasta Corrales del Vino. Desde aquí nos dirigimos de nuevo a Peleas de Abajo por el camino habitual y ya en esta localidad volvimos a hacer el mismo recorrido que a la ida hasta Pontejos. Al entrar en este pueblo giramos a la izquierda con dirección a Morales del Vino, pero justo al llegar a la autovía empezamos a circular en paralelo a ella, después seguimos unos metros la carretera de Pontejos, después pasamos bajo la autovía, la volvimos a cruzar más tarde, terminando haciendo un recorrido lleno de giros que terminó por devolvernos al punto de partida, previa parada en nuestra "Sala de recuperación", donde tomamos una cerveza disfrutando del sol.

Rodando de Moraleja del Vino a Arcenillas.

Bikers junto al Huerto Solar de Peleas.

Descendiendo cerca de Sta. Clara de Avedillo.

El grupo junto al escudo que hay en la plaza de Sta. Clara de Avedillo.

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