En el tercer día por la Comarca de Pinares (Burgos-Soria) teníamos planificado usar el calzado de senderismo para ascender al Pico Urbión, pero amaneció con nubes bajas y siendo así no merecía la pena porque nos perderíamos lo mejor de la ascensión: las vistas. Así que, al mal tiempo, buena cara, cambiamos nuestros planes y decidimos visitar la Cascada la Mina del Médico. También resultó un acierto porque fue un baño de otoño.
Esta es una pista forestal en la que vimos enseguida a nuestra izquierda el llamado Altar de los peregrinos. Dependiendo de nuestras ganas de caminar y del tiempo disponible, teníamos varias opciones. La primera es dejar el coche aquí, pero nosotros no disponíamos de mucho tiempo así que continuamos en él. Algo menos de un kilómetro más adelante vimos a nuestra izquierda un cartel que pone Horno El Acebuchar 200 m. Dejamos el coche junto al cartel y seguimos por un caminito que parte allí mismo.
Ya más cerca, junto a él, pudimos ver otro cartel.
Una vez visto el roble volvimos a la pista forestal y comenzamos a caminar por el sendero que va hacia la Mina del Médico. No hay ningún problema para seguir la ruta porque está muy bien marcada con las típicas señales de sendero local (verde y blanco).
Tuvimos la suerte de ir en el momento justo porque las hayas estaban mostrando sus mejores colores de otoño.
Poco más adelante cruzamos por un mar de helechos, ya secos, pero continuamos encontrando hayas y, por supuesto, pinos, y algunos robles.
Unos quinientos metros después de comenzar llegamos a un punto en el que, se puede seguir hacia la Mina del Médico si se continúa recto, o hacia la cascada, si se desvía uno hacia la derecha. Nosotros fuimos a la cascada. Como este último tramo es bastante empinado hay una barandilla de pino, y poco más adelante también hay una especie de escalones que facilitan la bajada.
Cuando ya estábamos próximos a la cascada oíamos el ruido producido por la caída del agua, y pronto pudimos verla entre los árboles.
Poco después estábamos ya frente a ella disfrutando de ese espectáculo inagotable del discurrir del agua.
Bordeando una gran roca nos situamos detrás de la caída de agua y también es un bonito y recomendable espectáculo.
Dentro del cercado encontramos como un pozo pequeño y un par de metros más arriba otro más grande.
En realidad se trata de un horno para obtener la pez. Para ello había que extraer de la tierra los tocones o toconas viejos de los pinos (la parte que queda unida a la tierra después de talar el árbol), de donde se sacaban con el hacha astillas de la zona central de cada tocón impregnadas de la llamada tea. Con estas astillas de los tocones se rellenaba el pozo grande y se quemaban. La pez iba saliendo e iba por un pequeño túnel hacia el pozo pequeño, de donde se extraía.
La pez se usaba para botas y pellejos de vino, pero el uso que se le daba por esta zona era para impermeabilizar barcos. De hecho, muy próxima estuvo la Real Fábrica de Betunes de Quintanar de la Sierra, que enviaba la pez a Santander y de allí, ya por barco, a Ferrol.
Tras la visita al horno regresamos al coche. La segunda opción, si se quiere caminar más, es dejar el vehículo aquí. Como ya dijimos, nosotros no teníamos mucho tiempo y continuamos en coche por la pista forestal como un kilómetro más. Esta sería la tercera opción, dejar el coche cerca del cartel que se encuentra en el lado derecho de la pista:
Lo primero que hicimos fue visitar el roble "Curioso", cruzamos al otro lado del camino y ascendimos unos metros por la ladera. Enseguida vimos este roble que, desde luego es curioso, porque nace entre las rocas de una pequeña cueva.
Finalmente deshicimos el camino que habíamos hecho unos minutos antes y regresamos a la pista forestal para volver al coche. No tuvimos tiempo de ir a la Mina del Médico, pero nos hubiera gustado. Lo dejamos para la próxima visita, una excusa perfecta para volver.
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