22 de octubre de 2024

Lagunas de Neila desde Quintanar de la Sierra

De nuevo hemos vuelto a la Comarca de Pinares (Burgos-Soria) para disfrutar de la Sierra de la Demanda y de los Picos de Urbión. Si no hace mucho conocimos los Lagos de Neila gracias a una ruta de senderismo, en esta ocasión lo hemos hecho desde la bici.


El primero, de los tres días que cuatro bikers hemos invertido en esta comarca, realizamos la ruta de los Lagos de Neila, si bien debemos rebobinar para comenzar por el principio. Y lo primero de todo es que fue necesario madrugar para cargar dos bicis en cada uno de los dos coches e iniciar el viaje hacia Quintanar de la Sierra. Sobre las 12.00 h llegamos, nos preparamos junto al logradísimo mural de la mujer serrana y unos minutos más tarde iniciamos el recorrido que teníamos previsto realizar.


Hay que reseñar que uno de los bikers estrenaba bici. Siete años después de que la primera ebike entrara en el grupo, fue reemplazada por otra que, sin duda, proporcionará estupendos momentos a su dueño.
Como decíamos, iniciamos la ruta y recorrimos una buena parte de esta localidad y, al salir de ella, en una bifurcación nos desviamos para tomar la carretera de la izquierda. Allí mismo comenzó la subida que se prolongaría, sin descanso, a lo largo de 14 kilómetros.


Hubo tramos de la ascensión algo más suaves, pero fueron muchos los que sobrepasaron, con creces, el 10% de desnivel. Cada uno de nosotros se acopló a un ritmo cómodo y así fueron transcurriendo los kilómetros.


Este tramo se hizo menos duro porque nos íbamos deleitando con el paisaje que íbamos viendo a ambos lados de la carretera: helechos, muchísimos pinos, hayas y algunos robles.



Si nos hubiéramos propuesto ir a esta zona en los días más propicios para ver las hayas en pleno esplendor gracias al otoñal color de sus hojas, no lo habríamos podido escoger mejor.


En el kilómetro 10,6 se unen las dos carreteras que suben a las lagunas y las rampas se endurecen más llegando a alcanzar porcentajes del 14 %.


Poco después llegamos a un "pasillo-mirador" desde el que se puede ver la Laguna de la Cascada. Desde allí la panorámica es espectacular,



Después de hacer algunas fotos continuamos adelante unos quinientos metros siguiendo el camino en el que nos encontrábam y llegamos así a la Laguna grande.


La bordeamos siguiendo el camino y a algo menos de un kilómetro llegamos a la Laguna Negra. Hay que aclarar que, a pesar de su nombre, no es la famosa Laguna Negra de los Picos de Urbión.



Deshicimos el recorrido que habíamos hecho junto a las dos lagunas y desde el aparcamiento que las precede continuamos por el camino que nos llevó a poder ver otras dos lagunas. La primera fue la llamada de las Pardillas.


Y siguiendo camino adelante unos quinientos metros llegamos a la de los Patos, algo más pequeña que la anterior.



Regresamos al aparcamiento, nos abrigamos y comenzamos el descenso por carretera. Recorrimos, aproximadamente, dos kilómetros en los que tuvimos que emplear los frenos a fondo ya que la propia inercia nos proporcionaba mucha velocidad y las curvas eran muy cerradas. En el tercer aparcamiento (el primero según se asciende), giramos a la izquierda y seguimos descendiendo y en la siguiente curva nos desviamos de nuevo hacia la izquierda para continuar por un precioso camino llano que, tras casi otros dos kilómetros, nos llevó junto a la Laguna de la Cascada.



A pesar de que el sol se había ocultado bajo algunas nubes esta laguna es preciosa, más en esta época en la que las hayas lucen sus mejores colores.


Como eran casi las tres decidimos que ese podía ser un buen sitio para comer. Sacamos nuestros bocatas y nos pusimos a ello. En pocos minutos dimos cuenta de ellos y volvimos a subirnos a las bicis, regresando de nuevo a la curva donde habíamos tomado el desvío. Comenzamos a descender de nuevo por carretera pero antes de quinientos metros nos desviamos a la derecha para continuar por una pista forestal que nos regaló imágenes como estas:



Como dos kilómetros después volvimos al asfalto, continuamos bajando y enseguida nos encontramos en el punto donde se unen las dos carreteras de ascenso a las lagunas. Nosotros continuamos por la que no habíamos rodado en la subida, la de la izquierda. Poco después llegamos a un cruce donde hay un mirador. Hicimos una pequeña parada en él para disfrutar de las vistas.


Volvimos al cruce y allí mismo tomamos un sendero descendente, estrecho, que atraviesa un mar de pinos y helechos y por el que nos divertimos mucho.


Recorrimos por él unos dos kilómetros que nos encantaron.


El sendero terminó uniéndose a la carretera de Neila. Seguimos por ella unas decenas de metros y enseguida nos desviamos a la izquierda para continuar por un camino un pequeño tramo hasta llegar al paraje conocido como Fuente Sanza, donde se encuentra el nacimiento del río Arlanza. En la pradera pastaban un buen número de caballos que ni se inmutaron con nuestra presencia.



Y allí, junto a ellos, salen al exterior las primeras aguas de ese río que recorre una parte de las provincias de Burgos y Palencia. Por encima de una cascada artificial se encuentra una especie de cueva en la ladera de la montaña de donde mana el agua.


Desde allí iniciamos el último tramo de la ruta. Cruzamos un bonito puente de madera que hay junto al área recreativa, dotada con mesas, bancos y barbacoas.


Tras cruzar el río que, a pesar de tener poco más de cien metros de "existencia" ya goza de cierta anchura, comenzamos a rodar por un sendero que nos sumergió en un bosque repleto de hayas, robles y pinos. Aunque desde las lagunas el perfil parecía que ya todo iba a ser un descenso, en este tramo nos encontramos con algunas empinadas subidas y bajadas, eso sí, cortas. Y también con alguna zona en la que hubo que echar el pie a tierra.


Recorrimos por este bosque unos cuatro kilómetros. En algunas zonas el camino ganó anchura, en otras encontramos mucho barro, pero el recorrido fue precioso.



En el último trecho tuvimos que bajarnos de las bicis porque era un senderito muy técnico, descendente y repleto de piedras. Solo los últimos metros nos permitieron volver a rodar sobre la bici y salir a un camino de mayor entidad.


Este camino nos llevó hasta la zona donde se encuentra el cámping de Quintanar de la Sierra. Una vez que los sobrepasamos vimos el restaurante que hay junto a ese. Decidimos parar a tomar un café en su terraza, donde en esos momentos daba el sol. 
 

Estuvimos allí unos minutos de maravilla. Tras disfrutar del momento volvimos sobre las bicis para recorrer los escasos tres kilómetros que nos separaban del punto de salida, en Quintanar de la Sierra. Al llegar todos coincidimos que no podía haber habido estreno más bonito para esa nueva ebike.


Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

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