29 de diciembre de 2024

Un candado nos cambió la ruta

La ruta de hoy tenía los ingredientes necesarios para ser bonita, pero hubo dos contratiempos que cambiaron su suerte: la niebla y una cancela cerrada. Finalmente, terminó siendo una salida agradable que nos sirve para limpiar nuestras conciencias y nuestros cuerpos de los excesos de estos días, pero pasará a ser de esas que se olvidan porque tuvo poca historia.


Las previsiones meteorológicas anunciaban que la niebla desaparecería a las 10.00 h. Nos pareció poco probable porque en Zamora si hay niebla no viene para estar un poquito, sino que lo hace con todas las consecuencias, mínimo hasta el mediodía y lo normal, todo el día. Aún así decidimos tener fe y quedamos a esa hora para salir, en lugar de las 9.30 h habituales. 

Solo íbamos a ser cuatro y dos nos encontramos en el lugar de costumbre, de donde partimos puntualmente para ir en busca de los otros dos, que nos esperaban a la salida del Puente de Hierro. Ya los cuatro juntos, acompañados de niebla alta y con 0º en el ambiente, rodamos hacia la parte alta de San Frontis en busca del GR-14, al que nos unimos nada más cruzar la carretera de Fermoselle.

Ya en la Senda del Duero continuamos ascendiendo, lo que nos ayudó a ir cogiendo temperatura. Lo cierto es que, a pesar de lo que marcaban los termómetros, no sentíamos frío más que donde siempre, en los dedos de las manos.


Poco después cruzamos la carretera que va hacia el Polígono Los Llanos y continuamos recto. 


A pesar de no haber llovido desde hace bastantes días los caminos han conservado la humedad y por el que íbamos nos estaba dando miedo porque tiene una zona temible con barro arcilloso, así que viendo que lo que podía pasar nos desviamos e hicimos una especie de "C" invertida que, tras dos kilómetros, nos llevó hasta el Brocal de las Promesas. Este es el punto en el que confluyen tres antiguas calzadas: la Vía de la Plata, la Mirandesa y la Dalmacia, representadas por los tres monolitos, que también representan sus respectivas culturas: cristiana, judía e islámica. 


De nuevo en el GR-14 enfilamos una larga recta. Al final de la misma no continuamos por la Senda del Duero, sino que tomamos el camino que partía de frente. No tardamos en girar noventa grados a la derecha y después hicimos lo propio hacia el lado contrario. Finalmente, una recta nos llevó hasta la entrada de Tardobispo.


Seguimos sin cambiar de dirección, bordeamos su iglesia y descendimos por una calle del pueblo. Al llegar a la carretera la cruzamos y continuamos de frente, volviendo así a rodar por el GR-14.


Tras una pequeña bajada tuvimos que ascender una cuesta y tras esta seguimos de frente, pese a que el GR-14 se iba a nuestra izquierda. Terminamos junto a una bionda que delimita el paso a un tramo de carretera abandonado. La bordeamos y continuamos por esa vía menos de un kilómetro, hasta que llegamos a la carretera de Fermoselle.


Nos incorporamos a esta (dirección Zamora) durante unos 300 metros y al llegar a un alto torcimos a la izquierda para seguir por un camino. Enseguida realizamos un giro a la izquierda de nuevo pero cien metros más adelante nos dimos de bruces con dos puertas metálicas unidas por un pestillo. Pensábamos que podríamos abrirlas pero también había un candado. Este hecho rompió nuestro proyecto de ruta, porque desde allí no había alternativas para ir hacia la planta hidroeléctrica El Porvenir, nuestro destino final, salvo la carretera, y con niebla no era una opción.

Al mal tiempo, buena cara, así que media vuelta y a improvisar. Volvimos al camino por el que íbamos y seguimos recto. Sabíamos que ese nos llevaría hacia Carrascal así que nos dejamos llevar... Primero fuimos bordeando una dehesa repleta de encinas. Después el camino tuerce hacia la derecha y pasa junto a dos huertos solares y más adelante llegamos a un cruce de varios caminos donde paramos para sopesar qué hacíamos. 


Decidimos ir hacia la izquierda con dirección a la Dehesa de Congosta. Eso significaba ir hacia el río, al que íbamos viendo según descendíamos.


Cuando llegamos casi a su altura comenzamos a rodar en paralelo a su cauce hasta llegar a la referida dehesa. Nada más terminar esta hicimos un giro de noventa grados a la izquierda para comenzar a ascender la llamada Carva.

Aunque la inclinación de sus rampas sigue siendo la misma de siempre, ha mejorado el firme y eso permite subir mejor. Hay dos momentos críticos, el inicio donde la inclinación es grande y, superado ese tramo, hay otro más adelante temible, con porcentajes de hasta el 21%.



Una vez ascendidas estas lo que sigue no es un camino de rosas pero la subida se suaviza algo. Terminamos llegando al camino por el que deberíamos haber ido a la Central El Porvenir, pero ya no teníamos tiempo, así que continuamos hacia el lado contrario, hacia la izquierda. En esa zona la niebla estaba más baja y la temperatura apenas había subido, había 2º.



No por cambiar de camino dejamos de subir, y continuamos haciéndolo hasta unos metros antes de encontrarnos con la carretera de San Román. 


Al llegar a esta decidimos continuar por ella en dirección contraria al pueblo, y así lo hicimos a lo largo de casi tres kilómetros repletos de pequeños sube y bajas. 

Tras esa distancia vimos un camino de concentración que salía a nuestra derecha. Acordamos seguir por él a ver dónde nos llevaba, si bien imaginábamos que a Pereruela o alrededores.


Rodamos por él unos dos kilómetros, llegamos a un cruce y nos pareció reconocer el camino de la izquierda por lo que continuamos por él pensando que nos llevaría a donde llega el GR-14 en las proximidades de Pereruela. Y así fue, tras unos cientos de metros cruzamos, de nuevo, la carretera de Bermillo y tomamos el GR-14 otra vez, pero ahora con dirección a Zamora. 

Por él continuamos sin ninguna novedad hasta cerca de La Pueblica, salvo que ahora el poco viento existente nos daba de frente y eso hacía que bajara la sensación térmica.


Nada más pasar junto a esa localidad hubo que enfrentarse a otra de esas zonas temibles, pero pudimos solventarla rodando sobre la hierba que crece a ambos lados del camino.


Continuamos por el GR-14 sin sobresaltos, rodando a buen rimo y evitando las zonas con barro, aunque no siempre era posible y así llegamos a Tardobispo de nuevo. Después de pasar por un lateral de la localidad continuamos con dirección a Entrala, de la que nos separaban algo más de 4 km.


Poco antes de llegar a esa localidad decidimos girar a la izquierda y continuar por un camino que, tras una cuesta, cruza la carretera de Ledesma y sigue recto hacia Morales del Vino. Y así, en poco tiempo, estábamos ya junto a las primeras edificaciones de este pueblo.


Una vez en él salimos a la N-630. Por un lateral de esta llegamos hasta el inicio de la Cuesta Blanca. Por ella descendimos hasta que el camino terminó al llegar a la carretera de Ledesma. Nos incorporamos a ella hacia la derecha para llegar a la rotonda del Cristo de Morales. Abandonamos el asfalto y continuamos por el llamado "Carril bici Zamora-Morales" por el que se va de maravilla porque tiene una ligera pendiente descendente. Al llegar a la altura del cementerio seguimos por Pinilla, atravesamos el barrio y cruzamos el Puente de Hierro. Ya al otro lado del río nos dirigimos al punto de partida, donde paramos para tomar algo mientras hacíamos planes futuros.



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