Hace quince días planificamos una salida a Matilla la Seca por nada especial, solo porque el viento iba a soplar del noreste y así lo llevaríamos de cara y lo traeríamos de popa. Finalmente, la mañana de ese Domingo llovió y la ruta quedó en la reserva. Hoy hemos tirado de ella y hemos ido a esa localidad. Realmente, hemos vuelto, porque de casualidad estuvimos en ella también el miércoles.
El verano quiere seguir alargándose y, aunque estamos a mediados de octubre, seguimos disfrutando de días repletos de sol y de buena temperatura. Así nos recibió hoy la mañana cuando salimos de casa para acudir a nuestra cita de las 9.30 h. Solo tres habíamos confirmado que estaríamos así que en cuanto estuvimos los tres comenzamos a rodar. Y lo hicimos con 11º y también con ligero viento del noreste, como cuando planificamos la ruta.
Salimos de la ciudad recorriendo el carril bici que va bordeando el río Duero y, más adelante, el río Valderaduey.
Al llegar a la entrada del barrio de Villagodio, abandonamos dicho carril bici, cruzamos la N-122 y continuamos de frente. Enseguida comenzamos el calentamiento porque tuvimos que ascender por el viaducto bajo el que pasan las vías del AVE. Nada más descender giramos ciento ochenta grados a la derecha para, al llegar al trazado férreo, continuar junto a él.
Y así lo hicimos a lo largo de casi cinco kilómetros en los que, a pesar de ser prácticamente llanos, fuimos sintiendo la resistencia que oponía el ligero viento en contra.
Justo antes de llegar a otro viaducto nos desviamos a la izquierda, continuamos unos cientos de metros junto a una de las carreteras que comunican la N-122 con Coreses, para enseguida cruzarla y seguir de frente. Más adelante pasamos también al otro lado de la otra carretera de acceso al pueblo y seguimos recto. Como medio kilómetro más adelante un giro a la izquierda nos llevó a iniciar una subida de, aproximadamente, un kilómetro y medio.
A ambos lados del camino los campos ya pelados de cereal y alguna tierra en barbecho o ya arada, paisaje castellano puro y duro.
Como suele suceder casi siempre, después de subir, bajamos, pero para no dejarnos disfrutar plenamente el descenso tenía intercaladas algunas pequeñas subidas. Un cambio de dirección hacia la izquierda nos hizo ascender de nuevo entre un pequeño bosque de pinos.
Poco más adelante pasamos por un túnel bajo la autovía A-11 y, nos enfrentamos a un par de pequeñas subidas y bajadas. La última nos llevó hasta una intersección, en la que continuamos hacia la izquierda.
Nada más girar comenzamos una subida que comenzó siendo suave y llevadera. Se fue alargando e inclinándose más, nos desviamos a la derecha y el porcentaje de ascensión llegó a ser del 14%. Nuestras piernas lo notaban, por supuesto.
Después de casi un kilómetro y medio ganando altura el camino nos ofreció una pequeñísima recompensa, una bajada, sí, pero muy corta. El último tramo de esta estaba asfaltado y nos llevó hasta un cruce con la carretera ZA-P-2307, que une Fresno de la Ribera con Matilla la Seca. Nos unimos a ella hacia la izquierda y... Comenzamos un nuevo ascenso, al principio suave, entre encinas.
Pero poco a poco se fue endemoniando y la subida iba ganando inclinación al mismo tiempo que iban desapareciendo las encinas y volviendo a aparecer la estepa cerealista. Después de como un kilómetro y medio se cambiaron las tornas y comenzamos a disfrutar de las rentas, de hecho, recorrimos los cuatro kilómetros que aún nos separaban de Matilla la Seca bajando suavemente, aunque no disfrutamos totalmente porque el viento nos iba frenando algo.
Después de unos cinco kilómetros sin cambiar de dirección, el camino nos llevó ligeramente hacia la izquierda.
Continuamos avanzando a muy buen ritmo porque el camino lo permitía, además, el viento seguía ayudando un poquitín y el perfil era ligerísimamente descendente.
Ya con la capital cerca, pasamos bajo la Variante de Zamora y poco después subimos y bajamos los viaductos bajo los que pasa la A-11 y las vías del AVE. Al llegar de nuevo a Villagodio cruzamos la N-122 y continuamos por el carril bici que va por La Aldehuela. Al terminar este seguimos por Los Tres Árboles, enfilando después Obispo Acuña hasta llegar al punto desde donde salimos. Allí mismo hicimos una parada técnica por el bien de nuestros cuerpos, que necesitaban hidratación.
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