Hace ya algunos años que se inauguró la Vía Verde Ruta de la Plata entre Barcial del Barco y Pobladura del Valle, aprovechando el trazado férreo existente, cerrado para el transporte de viajeros en 1985 y en 1996 para las mercancías. Desde entonces teníamos ganas de hacerlo y hoy, por fin lo hemos logrado. En la ida diseñamos una ruta evitando en la medida de lo posible ese trazado y para volver hemos realizado los casi 25 km por dicha vía verde.
Para iniciar esta ruta hubo un proceso previo, que consistió en salir de Zamora a las 9.30 h tres coches, siete bicis y otros tantos bikers, para desplazarnos hasta Barcial del Barco. Una vez allí, descargamos, nos preparamos y tomamos un café en el Bar Restaurante Borox, donde ya apalabramos la comida para la vuelta. La temperatura era de 12º y había algunas nubes, si bien predominaba el sol.A las 10.25 h comenzamos a rodar por la N-630, seguimos por un camino paralelo y cruzamos esa para seguir de frente dirección el río Esla. Allí recorrimos una chopera, que estaba en su mejor momento en cuanto a colorido.
Pero al terminar dicha chopera nos topamos con una valla metálica y con esta bonita vista del río Esla.
Regresamos al punto donde habíamos cruzado la N-630 e hicimos lo contrario. Ya del otro lado fuimos al encuentro del comienzo de la Vía Verde Ruta de la Plata.
Ya rodando sobre donde estaban hasta hace no muchos años las vías del tren fuimos acercándonos cada vez al río Esla. En este primer tramo hay bastante arbolado a ambos lados de la vía verde y varios pequeños puentes de hierro con barreras protectoras de madera.
Cuatro kilómetros después de iniciarse la vía verde nos desviamos noventa grados a la derecha para entrar a Villanueva de Azogue. Como ya citamos, nuestra intención era pisar lo menos posible esa vía verde en el trayecto de ida, y en ese punto comenzamos a evitarla.
Proseguimos por un buen camino rodeado de grandes campos de cultivo y con pequeñas subidas y bajadas. En uno de esos campos, a lo lejos, pudimos ver dos corzos. Al vernos, se pararon, nos observaron, y una vez que pasamos volvieron a sus quehaceres.
Nada más volver a subirnos a los sillines comenzó un pequeño descenso con el mismo terreno que la subida, lo que lo hacía peligroso porque las ruedas se iban hacia donde querían. Extremando las precauciones lo salvamos y enseguida iniciamos otro ascenso pero ya por suelo ciclable.
Como dos kilómetros después de comenzar a cruzar este encinar cambiamos de dirección girando noventa grados a la derecha, siguiendo por un camino más estrecho y con el bosque más cerrado. Este nos llevó hasta un pequeño valle que, imaginamos, habría tenido mucha humedad y la hierba lo había cubierto todo, incluso el camino, que apenas se veía.
Poco más adelante, también de repente, se terminó el bosque dando paso a un viaducto sobre la autovía A-52. Al pasar sobre él transitaban bajo el puente varios camiones. Siguiendo nuestra costumbre les hicimos el gesto para que pitaran y lo hicieron, produciendo en nosotros una gran algarabía :)
Después de cruzar la autovía comenzó un descenso de casi un kilómetro y medio.
Terminó este con un giro a la derecha que dio paso a una subida de casi la misma longitud que la bajada anterior, así que "lo comido por lo servido". Eso sí, al ir más despacio pudimos disfrutar mejor de las vistas.
Culminada la ascensión comenzamos un descenso por una recta. Terminaba esta con una curva a la izquierda.
Tras la curva se seguía bajando. A nuestra derecha comenzamos a ver lo que parecían unas ruinas. Al llegar a un camino que salía a la derecha seguimos por él y nos fuimos aproximando al monumento abandonado.
Ya junto a él pudimos comprobar por los restos que quedaban en pie que era un antiguo monasterio. Realmente se tratan de las ruinas del Santuario Nuestra Señora del Valle, vinculado a los franciscanos. La cabecera de la iglesia se debió construir a partir del siglo XIV. En el siglo XVIII se agregó una gran nave, la fachada principal y la entrada al monasterio, lo que mejor se conserva a día de hoy.
El presbiterio tenía un precioso artesonado morisco que fue trasladado en los años 70 al Torreón del Caracol de Benavente (Parador de Turismo).
Junto a las ruinas hay un área recreativa con sombras, bancos y mesas. Al fondo de la misma hay una casetita con un mosaico de la Virgen del Valle. En la reja de la puerta hay colgados muchos rosarios, imaginamos que de fieles agradecidos. También, escrita en una pizarra, hay una pequeña poesía: La Virgen venía andando/y al llegar a San Román/miró para todo el valle/y aquí eligió quedarse.
Tras la visita histórica retomamos el camino. Enseguida llegamos a San Román del Valle, del que tan solo nos separaban unos quinientos metros.
Poco después de entrar en el pueblo pudimos comprobar que el monasterio no era el único monumento en ruinas de la localidad, ya que su antigua iglesia parroquial también lo estaba. Fue abandonada y desmantelada en los años 60 del siglo pasado, para ser sustituida por una de nueva construcción
Como San Román es un pueblo pequeño enseguida salimos de él, y lo hicimos por una carretera que, en tan solo dos kilómetros, nos puso a las puertas de La Torre del Valle. Unos doscientos metros antes de entrar en la localidad pasamos junto a la ermita del Santo Cristo de la Vera Cruz.
Poco después de entrar en este pequeño pueblo de unos 140 habitantes, vimos que había arte en él porque encontramos una valla hecha con bicicletas viejas, una especie de museo al aire libre de útiles de labranza y murales, muchos murales.
Hay decenas de ellos repartidos por todo el pueblo. Todo empezó hace nueve años, cuando una joven artista local propuso hacerlos. Desde entonces cada año se celebra un festival que acoge artistas que decoran los muros de las casas de forma altruista. Estos son algunos de los resultados, y hay muchos más...
Salimos encantados de esta localidad y continuamos por un camino de buen firme trazado en paralelo al Arroyo Grande.
Algo menos de un kilómetro y medio después cruzamos un puente sobre ese arroyo y entramos en Pobladura del Valle.
En ese punto iniciamos el recorrido de casi 25 km de vía verde. Los primeros cinco kilómetros, hasta llegar a la estación de Pobladura del Valle, los hicimos a muy buen ritmo, si bien se formaron tres grupos. El primero con dos bikers, tres más iban tras ellos y, finalmente, dos más atrás.
En dicha estación realizamos un reagrupamiento.
Después de esos cuatro kilómetros de ligera bajada notamos que la inclinación había cambiado y nos costaba rodar un poquito más. Era porque había un suave ascenso de un kilómetro que finalizó al pasar junto a la estación de Villabrázaro, localidad que rozamos.
Después de unos dos kilómetros rodeados de encinas, iniciamos un tramo con ligero descenso que, tras unos tres kilómetros nos llevó hasta la estación de Benavente.
Pasamos tangencialmente junto a esta ciudad. Cuando vimos la Torre del Caracol no pudimos por menos que acordarnos del artesonado morisco del monasterio.
Antes de dejar atrás a la capital de la comarca esperamos por los dos que se habían quedado un poco atrás en el último tramo. De nuevo todos juntos continuamos adelante. La salida de Benavente es muy bonita, con bastante arbolado flanqueando del camino.
Una vez más el grupo se fue estirando por el acomodo de cada uno a su ritmo ideal, pero todos íbamos rodando rápido y los kilómetros iban cayendo cada pocos minutos.
Volvimos a cruzar el bonito puente de hierro sobre el río Esla y desde allí solo nos separaban del final unos tres kilómetros que también hicimos muy rápidos, llegando así a Barcial del Barco.
Una vez que cargamos las bicis y nos aseamos, ayudándonos de una fuente que hay en esa plaza, volvimos a entrar al Bar Restaurante Borox a tomar una cerveza para ayudarnos a hidratar. A continuación pasamos al comedor y disfrutamos de una comida muy casera y bien elaborada. Tras el café regresamos a Zamora.
Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.
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