Subida a Peces con nieve.

Desde hace tiempo tenemos ganas de subir a la Laguna de Peces con el paisaje nevado. Este año no lo hemos hecho porque un miembro de nuestro equipo tiene mucha ilusión por hacerlo pero está convaleciente de una operación así que decidimos esperarle.

Pero hoy uno de nuestros miembros tenía que ir a Sanabria y, como se esperaba un día soleado y todo parecía indicar que los restos de nieve están a punto de desaparecer, no pudo resistir la tentación e hizo ese ascenso:

Salimos de la Playa Los Enanos, para calentar fuimos rodando hasta la playa del cámping El Folgoso, allí dimos la vuelta y al llegar de nuevo a Los Enanos giramos a la izquierda para coger el camino que bordea los cámpings de Cáritas y que continúa paralelo al río hasta llegar a la carretera de Peces. Una vez que llegamos a la carretera comenzamos a ascender a buen ritmo.

En seguida notamos calor, pero cuando salíamos de una curva que nos cambiaba de dirección y nos encontrábamos con el viento de cara, este era frío. Pronto llegamos a San Martín de Castañeda. Continuamos, poquito a poco, siguiendo con buen ritmo y siempre atentos porque los coches cargados de gente con ganas de pisar nieve no dejaban de pasar.

Hacia la mitad del camino empezamos a encontrar algo de nieve en los bordes pero lo cierto es que no había mucha.

Seguimos ascendiendo y paramos un par de minutos frente a la Fuente de los Ojos y otros tantos en el mirador del Cañón de Forcadura, esta vez para tomar un puré de frutas. De ahí al final de la ascensión no queda nada, unos tres kilómetros. Al llegar sentimos la alegría propia de conseguir un pequeño reto. En pocos minutos hicimos unas fotos, nos abrigamos y comenzamos el descenso. Primero por carretera. Más tarde por un camino que desemboca en la antigua carretera y que termina saliendo a la nueva unos kilómetros más abajo. Cruzamos esta y cogimos un camino que nos llevó a San Martín de Castañeda. Desde este pueblo ya bajamos el resto del recorrido por carretera hasta llegar al cruce con la carretera de Ribadelago, donde dimos por finalizada esta ruta.

Lago de Sanabria.

Ascendiendo.

Acumulación de nieve en el km. 16.

Camino de descenso.

Camino que lleva a la carretera vieja.

Al Viaducto por Montamarta

Partimos del lugar habitual en esta ocasión sólo 4 bikers. Tras recorrer algunas calles del centro comenzamos a ascender por callejuelas del barrio de San Lázaro para llegar al Polígono La Hiniesta, donde cogimos el llamado Camino La Lobata que nos llevó hasta casi el Cristo de Valderrey. Continuamos hacia La Hiniesta pero antes de llegar a esta localidad ascendimos por una cuesta que nos llevó a una urbanización de las afueras de Roales. Bordeamos este pueblo y continuamos por los caminos marcados como Camino de Santiago (Vía de la Plata) que nos llevaron hasta la entrada de Montamarta. Antes de entrar giramos a la izquierda para circular por la carretera que une esta localidad con Andavías. Aproximadamente a los dos kilómetros giramos a la derecha para enfilar hacia los molinos eólicos.

Ese camino, flanqueado por los molinos por un lado y por el otro por embalse, nos llevaría, sin abandonar los "subes y bajas" presentes en todo el recorrido, hasta un punto en el que tuvimos que decidir si regresar por la vía de servicio que une todos esos molinos o si descender primero hasta el viaducto Martín Gil. Optamos por la segunda opción y, tras el divertido y técnico descenso, paramos para tomar junto a este puente el almuerzo.

El regreso lo hicimos por el camino que transcurre paralelo a la vía hasta poco antes de La Hiniesta. Librados ya del frío y molesto viento de cara que nos acompañó durante toda la ida, rodamos a velocidades altas que nos pusieron en esta localidad en un plis plas.

Desde La Hiniesta ascendimos por la carretera que la une esta con Roales, y desde este pueblo a Zamora lo hicimos por el carril bici existente y por la vía de servicio de la N-630 después.

Rodando entre Roales y Montamarta.

Enfilando hacia los molinos.

Un valiente biker atravesando un "charquito".

Descendiendo hacia el viaducto Martín Gil.

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Teso la Mora y Coreses

Hoy el plan era ir evitar ir hacia el sur porque la previsión era de viento del norte, así que evitando el sur (no el viento, que pareció ir virando durante todo el recorrido con nosotros) iniciamos nuestra ruta por el carril bici y siguiendo hacia Molacillos por el camino habitual.

Tras atravesar esta localidad tomamos un camino con una ligera pendiente. Al llegar a una bifurcación tuvimos que elegir entre ir hacia Gallegos o hacia Benegiles. Tras someterlo a votación, sin pactos ni nada, ganó la opción Benegiles, así que continuamos hacia ese pueblo. Lo atravesamos, cruzamos la carretera de Villalpando e iniciamos una ligera ascensión para girar poco después a la izquierda y tras unos cientos de metros a la derecha, donde se inicia un largo ascenso hacia una meseta desde la que se pueden contemplar muy buenas vistas de toda la zona.

Continuamos por esa meseta hasta llegar a las antiguas cisternas romanas (Teso de La Mora), tras almorzar junto a ellas y disfrutar de las vistas de tan estratégico emplazamiento, iniciamos el divertido descenso que termina desembocando en la carretera de Villalpando. La cruzamos y regresamos a Molacillos, esta vez por carretera. Al llegar, para alargar algo más la ruta, tomamos el camino de Coreses.

Tras llegar a esta localidad giramos a la derecha para recorrer el pueblo y salir de él por el camino habitual que se sigue para dirigirse a Zamora. Al llegar cogimos de nuevo el carril bici hasta llegar al lugar habitual de avituallamiento post-ruta.

Por el camino de Molacillos, aún cerca de Zamora.

La sombra del biker es alargada.

Por la meseta que conduce al Teso La Mora.

Bikers junto a las cisternas romanas.

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El Pozo de los Humos

Desde hace un par de años teníamos ganas de hacer esta ruta, así que después de las lluvias de las últimas semanas y viendo que la previsión indicaba para hoy un día soleado, nos pareció que podría ser el día ideal para llevarla a cabo.

Para ello nos desplazamos hasta la localidad salmantina de Aldeadávila de la Ribera, donde iniciamos la ruta. Y desde allí no se puede empezar mejor porque poco después de abandonar el pueblo comenzamos a contemplar unas vistas impresionantes de Los Arribes (Las Arribes, como dicen por allí) mientras descendíamos y descendíamos por buenos caminos. En un momento dado hicimos un bucle para llegar hasta el Picón de Mariota desde donde se contempla el Duero encajonado entre muros de piedra.

Desde allí comenzamos a descender metros y metros hasta llegar casi al embarcadero donde se coge el Barco de los Arribes, allí cogimos una pista asfaltada con una pendiente que asustaba. Y no era para menos porque nos costó muchísimo ascenderla. Al llegar arriba retomamos el camino con continuas subidas y bajadas entre cientos de olivos y algunos almendros hasta que nos desviamos a la izquierda para seguir descendiendo y de nuevo a la izquierda poco después para continuar bajando hacia el Pozo de los Humos. Cuando llegamos a él no pudimos más que sorprendernos por la cantidad de agua que traía, por su grandeza y por su gran belleza.

Tras las fotos de rigor y comer un poco nos enfrentamos a la dura tarea de subir todo lo descendido. Los primeros metros con la bici en la mano porque no se podía de otro modo, pero enseguida montamos y lo intentamos. Plato pequeño y piñón grande era el único desarrollo posible y aún así costaba subir. Hubo quien tuvo que poner pie a tierra en algún momento pero también quien lo subió todo. Tras cruzar la valla que impide el paso a vehículos ya la pendiente se suaviza un poco, pero seguimos ascendiendo hasta casi Masueco.

En Masueco tomamos un camino que sale al terminar el pueblo a la izquierda y el paisaje cambia por completo. Los olivos y almendros son ahora robles, el camino estrecho y delimitado por paredes de piedra de pequeñas fincas y, además lleno de barro, charcos y piedras que rompían nuestro ritmo. Siguiéndolo llegamos a Corporario y a Aldeadávila donde casi agradecimos que la hora no nos permitiera seguir la ruta prevista, que nos tendría que haber llevado al Mirador del Fraile. Eso sí, fuimos hasta él en coche tras tomar las consabidas cañas que nos ayudaron a recuperar.

"Las Arribes" desde cerca de Aldeadávila.

Cultivos en terrazas propios de la zona.

Fragmento de El Pozo de los Humos.

Camino embarrado entre Masueco y Aldeadávila.

Presa de Aldeadávila desde el Mirador del Fraile.


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Por la tierra del Vino hasta Avedillo.

Aunque aún con muchas bajas, hoy logramos al menos salir medio grupo desde el lugar habitual. La mañana no estaba lo fría que se podría esperar de finales de enero y el sol aparecía tímidamente entre algunas nubes. Temíamos que pudiera haber tanto barro como el Domingo anterior pero lo cierto es que encontramos poco.

Iniciamos la ruta cruzando el puente de Cardenal Cisneros y tomando el llamado Camino Viejo de Villaralbo. Al llegar a la entrada del pueblo lo bordeamos para cruzarlo ya casi a las afueras y coger el GR-14, si bien lo abandonamos pronto para seguir dirección Moraleja del Vino. No llegamos a pasar por esta localidad porque no subimos la cuesta del cementerio sino que continuamos recto, cruzamos la carretera de Zamora y proseguimos por un camino totalmente recto que nos llevó hasta Arcenillas.

Aquí también enfilamos una larga recta que nos condujo a Pontejos. Desde este pueblo nos dirigimos a Cazurra por lo que en tiempos fue una carretera y de la que ahora sólo quedan restos. Atravesamos Cazurra y desde allí fuimos a Peleas de Abajo, por el camino que desemboca en la carretera primero y por la propia carretera el último kilómetro. Al llegar a la plaza del pueblo giramos a la derecha para coger un camino, si bien poco después volvimos a la izquierda ascendiendo una cuesta que se nos atragantó porque el barro agarraba las ruedas y porque era muy empinada. Salvada esta enseguida divisamos un gigantesco huerto solar que bordeamos. Nada más terminarlo nos encontramos con una zona de pinos y cipreses, ya a su altura viramos a la izquierda y atravesamos este bonito bosque. Al salir de él teníamos enfrente la famosa "Parva de Avedillo" e inmensos campos de cereal ya empezando a crecer y con aspecto primaveral. Tras una ascensión terminamos viendo nuestro objetivo, Santa Clara de Avedillo (Avedillo para los lugareños).

Tras comer el almuerzo en la coqueta plaza de este pueblo para no tardar tanto seguimos por la carretera, con largos toboganes, hasta Corrales del Vino. Desde aquí nos dirigimos de nuevo a Peleas de Abajo por el camino habitual y ya en esta localidad volvimos a hacer el mismo recorrido que a la ida hasta Pontejos. Al entrar en este pueblo giramos a la izquierda con dirección a Morales del Vino, pero justo al llegar a la autovía empezamos a circular en paralelo a ella, después seguimos unos metros la carretera de Pontejos, después pasamos bajo la autovía, la volvimos a cruzar más tarde, terminando haciendo un recorrido lleno de giros que terminó por devolvernos al punto de partida, previa parada en nuestra "Sala de recuperación", donde tomamos una cerveza disfrutando del sol.

Rodando de Moraleja del Vino a Arcenillas.

Bikers junto al Huerto Solar de Peleas.

Descendiendo cerca de Sta. Clara de Avedillo.

El grupo junto al escudo que hay en la plaza de Sta. Clara de Avedillo.

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Ruta de Las Contiendas o del barro

Este Domingo de nuevo volvió la niebla y nos sorprendió al levantarnos. Con ella de compañera salimos de la Ciudad Deportiva con intención de seguir el GR-14 hasta Las Contiendas, porque nos parecía que encontraríamos poco barro a pesar de todo lo que ha llovido últimamente. Nos equivocamos.

En principio fuimos hasta Villaralbo. Desde allí ya tomamos la Senda del Duero sin mayores incidencias que bastantes charcos y barrillo. Al llegar a El Culo del Mundo, que así llaman por la zona a Las Contiendas, lo bordeamos para finalmente girar a la izquierda y empezar la ascensión que, como siempre, se hace dura en los metros finales. Tras recobrar el aliento continuamos y nos encontramos otra rampa enseguida y después algunas subidas y bajadas más hasta que llegamos al primer molino eólico, donde paramos a recobrar fuerzas.

Continuamos recorriendo el camino que une todos los molinos, pero sin poder disfrutar de las buenas vistas que se ven desde allí cuando no hay niebla. Finalmente nos encontramos con un rampa insalvable, al menos para nosotros, y tras ella, después de algunos metros, llegamos a un vértice geodésico. Justo detrás de él empieza el camino que baja, muy técnico, lleno de roderas hechas por las motos y lleno de barro, del que se pega además. Tras descender como pudimos por él, atravesamos campo a través para coger un camino, y ese tramo fue el que más barro nos dejó en las bicis.

Ya en el caminos, enseguida conectamos de nuevo con el GR-14 y volvimos siguiendo el mismo trazado que en el recorrid de ida.

Al llegar, por supuesto, no tuvimos más remedio que dirigirnos a la gasolinera para lavar las bicis.

Rodando por el GR-14.

Árbol entre la niebla.

La rueda delantera tras "pasar un charquito".

Cruzando campo a través.

Barro obstruyendo la rueda delantera.

Barro obstruyendo la rueda delantera.

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Las Pilas de Almaraz tras las lluvias

Después de haber dejado un Domingo en blanco por la lluvia, volvimos a salir en nuestras bicis, esta vez con otra inclemencia meteorológica: el frío, ya que los termómetros marcaban menos dos grados y la helada que había por todos lados daba fe de ello.

Empezamos rodando hacia la carretera de Almaraz por el carril bici, circulamos por ella hasta pasada la cárcel y pasada esta tomamos el camino que sale a la izquierda. Tras pasar la llamada playa de los Yeyés nos desviamos a la derecha para ascender una cuesta que se nos suele atragantar a todos por el mal firme que tiene y porque nos pilla fríos. Tras sufrir un poquito la superamos y continuamos, tras varios cambios de dirección, hasta llegar de nuevo a la carretera.

Ya en ella iniciamos un largo descenso que prácticamente nos llevó hasta los llamados Infiernos. Continuamos por ella como un par de kilómetros más y giramos a la izquierda para coger un camino muy bonito que, tras una larga ascensión, nos dejó a las puertas de Almaraz. Atravesamos el pueblo y cogimos el camino que lleva a Las Pilas. El descenso hasta estas, como siempre, precioso, técnico, con el río al fondo...

Tras hacernos unas fotos tras la gran cascada, recién alimentada por las abundantes lluvias, comimos algo e iniciamos la dura subida, iniciando así el regreso que hicimos casi idéntico al camino de ida, salvo que una vez que salimos a la carretera no la dejamos hasta llegar a Zamora. Ya aquí nos hidratamos y lavamos las bicis, que llegaron con una gran capa de barro.

Testimonio de la helada.

Descenso hacia Las Pilas de Almaraz.

Poblado abandonado y la cascada.

Cascada.

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Al Pino de Gema, a pesar del viento

Hoy el protagonista de nuestra ruta fue el viento. Salimos de nuestras casas lloviendo, pero decidimos plantar cara a la lluvia. Tardamos unos minutos en decidir qué ruta hacer pensando en cómo evitar el viento y el barro. Al final decidimos ir al llamado Pino de Gema, pero ni evitamos el barro ni evitamos el viento porque ambos eran hoy inevitables, fuéramos donde fuéramos.

Salimos hacia Villaralbo cruzando el puente de la Autovía y siguiendo por el camino de San Miguel. Cruzamos el pueblo y cogimos el GR-14 para dejarlo poco después y tomar dirección Moraleja del Vino. En esta localidad continuamos por el camino que lleva a Bamba, pero nos desviamos hacia la derecha para desembocar en otro camino de concentración en el que tomamos la dirección izquierda. Enseguida volvimos a girar, esta vez a la derecha, por la que algún día fue la carretera de Bamba a Gema, si bien la dejamos no mucho después al girar a la izquierda.

Tras atravesar una larga recta con algunos toboganes llegamos al camino que inicia la subida hasta nuestro destino. Aparte del fuerte viento dificultaban esta subida en los primeros metros los bancos de arena. Poco a poco logramos llegar a la loma donde se encuentra el famoso pino. Llegamos hasta él y tomamos allí mandarinas y naranjas traídas desde Valencia en exclusiva para Bikers Duri.

Tras el pequeño almuerzo descendimos parte de la misma cuesta que nos llevó hasta allí y empezamos a rodar por caminos de muy buen firme y llenos de sube y bajas sin saber muy bien hacia dónde íbamos. Guiándonos de la intuición, y de casualidad, fuimos a dar a un punto por el que habíamos pasado en el camino de ida. Ya orientados tomamos allí dirección Bamba. Al salir de esta localidad giramos a la derecha para dirigirnos hacia Moraleja y así volvimos a pisar parte del trayecto por el que habíamos transitado un par de horas antes. Desde este pueblo regresamos a Villaralbo y de este a Zamora por el Camino Viejo, luchando en este tramo mucho contra el viento. Tanto desgastamos que tuvimos que tomar una caña y una tapita al llegar y así logramos recuperar las fuerzas necesarias para llegar a casa ;)

Encarando la larga recta que nos condujo hacia el Pino.

Reponiendo fuerzas junto al Pino de Gema.

Algo perdidos decidiendo hacia donde seguir.

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(Muy pronto)

Zamora-El Salto la Vieja (por Pereruela)

Ya empieza a ser habitual iniciar una ruta con niebla, y así lo hicimos hoy. Además estaba muy cerrada, húmeda y la temperatura era baja, tan solo 1 grado.

Enfilamos hacia el GR-14 cruzando el Puente de Piedra y continuamos sin novedad siguiendo el trazado de este camino de Gran Recorrido hasta Pereruela. Pasadas las primeras casas de esta localidad giramos a la izquierda para salir a la carretera, cruzarla y coger la que indica La Tuda. Hasta ese momento, aunque hacía frío era bastante soportable, pero al virar nos encontramos con una ligera brisa de frente, lo que hacía que pareciese que la temperatura era menor.

Enseguida llegamos a La Tuda, recorrimos algunas de sus calles y tras un titubeo cogimos el camino correcto para dirigirnos hacia Las Enillas.

Al igual que en lo recorrido anteriormente, rodamos hacia esta localidad sin saber si el paisaje que nos rodeaba era bonito o no porque la visibilidad era muy escasa. Por ello casi nos encontramos de repente con las siluetas del llamado Salto La Vieja. Dimos un pequeño rodeo para entrar en Las Enillas, donde aprovechamos para comer unas estupendas mandarinas recién llegadas de Valencia, y de nuevo continuamos rodando.

Tras algunos cambios de dirección y algunos kilómetros cruzamos el bonito Puente del Andaluz, cerca de San Marcial, y proseguimos hacia Tardobispo, localidad que bordeamos y donde cogimos otro camino que nos llevó hasta las proximidades de Entrala. Allí cambiamos de dirección y volvimos al GR-14, para dirigirnos a Zamora pisando el mismo camino por el que habíamos salido más de dos horas antes.

Entrando en Zamora salió el sol, que fue bienvenido, pero al que recriminamos que no se hubiera acordado de nosotros antes. Intentamos tomar un caldo y como no pudo ser lo cambiamos por una caña y una tapita. A gloria nos supieron una y otra.

Saliendo de Zamora por el Puente de Piedra.

Rodando entre la cerrada niebla.

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Ruta El Viso-Sanzoles-Las Contiendas

Un día más iniciamos la ruta con niebla a pesar de haber quedado más tarde que en otras ocasiones. Cruzamos el río por el puente de Cardenal Cisneros y nos dirigimos hacia Villaralbo por el llamado Camino Viejo. Tras pasar esta localidad tomamos el GR-14, si bien lo abandonamos pronto para ir a Moraleja del Vino. Apenas tocamos esta localidad porque cogimos el camino que lleva a Bamba. Cruzamos este pueblo y al salir enfilamos hacia el Viso.

Al llegar a los pies de El Viso iniciamos la subida. Como siempre, sufrimos el endurecimiento que tiene la primera pendiente unos cientos de metros después de comenzar la ascensión. Menos mal que después hay un pequeño tramo para el respiro y para coger aliento e iniciar el duro ascenso que hay tras la última curva hacia la izquierda.

Como desde ese alto hoy no había vistas, descendimos enseguida y al llegar abajo giramos a la derecha. Enseguida, tras una pequeña subida, volvimos a girar a la derecha y enfilamos la larga recta que conduce a las cercanías de Sanzoles, pero no llegamos a entrar en el pueblo, sino que volvimos a la izquierda para tomar el GR-14 e ir hacia Las Contiendas. Bordeamos este paraje y, en un momento dado, tomamos el camino de la izquierda, el que lleva a Madridanos. Allí tomamos un tentenpié y proseguimos por La Senda del Duero hasta Villaralbo. Tras cruzar esta localidad enfilamos hacia Zamora, volviendo a entrar en la ciudad por el mismo puente por el que salimos.

Cuatro bikers cerca de Bamba.

Iniciando el descenso de El Viso.

Las máquinas descansando en Molacillos.

Imagen de Las Contiendas entre la niebla.

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I Marcha MTB Ufones

Hoy tocó estrenar y cuatro componentes de Bikers Duri estuvimos en la primera edición de la Marcha MTB Ufones, localidad en pleno corazón de Aliste y próxima a Alcañices.

Salimos temprano de Zamora con una niebla cerradísima que sólo se levantó unos kilómetros antes de llegar a Ufones. Tras recoger los dorsales se dio la salida a los, aproximadamente, 150 ciclistas que nos dimos cita allí.

Nada más comenzar había una cuesta que nos pilló a todos fríos y a partir de ahí fueron una tras otra. Cada vez que nos enfrentábamos a un descenso sabíamos que al terminar nos íbamos a encontrar con una ascensión. El paisaje que íbamos viendo era precioso, pero no lo disfrutamos plenamente porque la niebla volvió a bajarse y nos acompañó en el noventa por ciento del recorrido.

La ruta atraviesa bosques repletos de robles, descensos con firme lleno de lajas de pizarra, pinares, vaguadas con amplias praderas, riberas de riachuelos que, en alguna ocasión, había que atravesar..., hecho que provocó que más de uno metiéramos el pie en las frías aguas.

Poco después del kilómetro 30 hubo una avituallamiento y tras él un tramo con praderas llenas de agua que frenaban las ruedas y hacían gastar energías en cada pedalada. Y alternándose con estas, tramos muy embarrados.

Llegando ya casi al final recorrimos la única localidad que atravesamos en todo el trazado, Grisuela. Tras ella había una larga subida y, finalmente un gran bajada que nos puso a los pies de Ufones.

Tras asearnos como pudimos, nos cambiamos y comimos carne con setas y pimiento servidas por la organización.

Las "máquinas" preparadas para salir.

Tapón poco después de salir.

Rodando en la segunda mitad del recorrido.

Cruzando un regatillo.

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Clasificación: en vista de que la imagen de todos los clasificados no entraba en una captura de pantalla, hemos decidido poner sólo la última parte de la misma, "casualmente" en esta nos encontramos todos los Bikers Duri. Si tú que la miras, no te encuentras, ¡no haber corrido tanto!

Ruta del Alcornoque Gordo de Calahorra

Madrugamos este Domingo siete "bikers" para desplazarnos hasta Cabañas de Sayago. Allí nos esperaban -2 grados, niebla y una gran helada, por lo que una vez que iniciamos la marcha nos costó entrar en calor. En principio tomamos dirección sur. Tres o cuatro kilómetros más adelante empezamos a ver el sol y lo agradecimos enormemente, justo cuando empezamos a bordear los vallados de algunas dehesas. Poco después tuvimos que abrir (y cerrar tras pasar) un par de cancelas que nos permitieron entrar en otras dehesas con bastantes vacas, y algún toro, sueltos; pero simplemente nos miraron al pasar.

Continuamos pedaleando dejando a la derecha Peñausende y dirigiéndonos al gran pinar que hay en su término. Lo atravesamos en su totalidad y después giramos a la derecha y lo bordeamos unos tres kilómetros. Giramos a la izquierda y tomamos un camino que va junto a varios aerogeneradores y que abandonamos más tarde al girar de nuevo a la izquierda para encarar una gran recta que lleva hasta Santiz. Pero poco antes de llegar a esta localidad paramos junto al llamado Alcornoque Gordo de Calahorra, una de las "Catedrales Vivas" de la provincia de Salamanca, un precioso y enorme ejemplar de más de 500 años de antigüedad.

Tras contemplarlo y hacer las fotos de rigor, recuperamos la marcha y enseguida llegamos a Santiz. Allí paramos para tomar una barrita al sol, pero viendo que en frente había un bar decidimos "mojar" la barrita en un café.

Volvimos a las bicis y de nuevo por buenísimos caminos de concentración tomamos ahora dirección contraria, dirigiéndonos de nuevo hacia el pinar de Peñausende, eso sí, con continuas subidas y bajadas. Llegamos a la entrada de este y giramos a la derecha para bordearlo. Dejamos Peñausende a la izquierda y proseguimos por buenos caminos, ahora ya algo más estrechos, pero de buen firme y con cierta tendencia descendente. Unos cuatro kilómetros antes de llegar a Cabañas giramos a la izquierda y poco después de nuevo iniciando un pronunciado descenso que casi nos dejó a las puertas de esta localidad.

Tras cargar las bicis regresamos a Zamora, donde tuvimos la oportunidad de calmar nuestra sed y comentar la bonita ruta realizada.

Atravesando una dehesa entre Cabañas de Sayago y Peñausende.

Empezando a cruzar el Pinar de Peñausende.

Rodando por un estupendo camino cerca de Santiz.

El Alcornoque Gordo de Calahorra, cerca de Santiz.

Descenso entre los términos de Peñausende y Mayalde.

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