19 de noviembre de 2017

A un paso de Zamora también hay rutas preciosas

En la mañana de este soleado y frío Domingo queríamos hacer una ruta tranquila y no muy larga porque se reincorporaban dos bíkers después de bastante tiempo sin subirse en la bici, así que salimos de nuestro lugar de quedada habitual con dirección al río. Cruzamos el Puente de Piedra.



Pasamos por delante de Los Pelambres y nos adentramos en Rabiche. Allí ya se nos empezó a quitar el frío con el calentón de una subida que tuvimos que hacer. Continuamos por un camino a la derecha con la intención de ir a Carrascal y rodamos por él como unos tres kilómetros. Antes de llegar a esta localidad un bíker sugirió ir por Las Chanas, así que abandonamos ese camino y giramos a la izquierda. 


Tras algunos tramos de subidas que se alternaban con zonas que dejaban tomar un respiro, llegamos a un alto desde el que había unas preciosas vistas. 



Bordeamos esa zona, pasamos junto a lo que queda de las antiguas instalaciones militares y comenzamos el descenso. 


Atravesamos una pradera que había en el valle y comenzamos a ascender por un camino bordeado de encinas que nos llevó hasta las proximidades de Carrascal. Ya no descendimos al pueblo, sino que giramos a la izquierda, por el camino de la Dehesa Congosta. 



Ya con el Duero a la vista continuamos rodando hasta ponernos a su altura.  


Antes de empezar a subir La Carba intentamos ir hacia la Presa de San Román. Pasamos por un lado de la cancela. El camino está empezando a desaparecer comido por la vegetación, pero aún así se podía rodar, la helada era aún, casi a las 12, impresionante. Finalmente no pudimos llegar porque había un túnel de zarzas que no quisimos atravesar, así que dimos la vuelta y volvimos al inicio de la subida a la Carba.


Ya de nuevo a los pies de La Carba nos enfrentamos a ella. Bueno, algunos se enfrentaron a ella, otros ni lo intentaron porque prácticamente es imposible, no sólo por la inclinación, sino por el estado del terreno. Casi todos los intentos fueron fallidos en este primer tramo.



En el segundo tramo de máxima inclinación hubo más intentonas y fallaron la mayoría. Al resto no les quedó otra que tirar de la bici hasta que el terreno y la inclinación permitieron volver a subirse. No obstante unos y otros al terminar este ascenso de dos kilómetros llegamos empapados de sudor, a pesar del frío.


Tras reagruparnos continuamos hacia San Román donde hicimos una parada para almorzar en una brigada.


Después de la pausa continuamos descendiendo por las calles del pueblo y dirigiéndonos a la denominada Pradera del Terror, aunque ahora, con la gran sequía que estamos sufriendo, no da ningún miedo. 


Continuamos por varios caminos hasta que llegamos a Pereruela. Allí cruzamos la carretera y tomamos un camino alternativo al GR14 que nos llevó hasta cerca de Sobradillo de Palomares. Al llegar a la carretera giramos a la izquierda y cogimos un camino, también a la izquierda, que nos llevó a unirnos de nuevo al GR 14 a la altura de La Pueblica de Campeán. Continuamos por el GR 14 hasta Tardobispo donde lo volvimos a abandonar para subir hacia la Iglesia y coger, tras ella, un camino a la izquierda. Este camino, después de algún cambio de dirección, nos llevó de nuevo a encontrarnos con la Senda del Duero, pero ya junto a Entrala. 


Desde allí ya rodamos por ella hasta entrar en Zamora. Como íbamos a pasar cerca de Los Pelambres, decidimos devolver allí a nuestros cuerpos el líquido perdido, disfrutando además de las vistas, la compañía y el sol. Después de esta pausa volvimos a subir a nuestras bicis para cruzar el río y dirigirnos con la mayor rapidez posible a nuestras respectivas duchas.

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12 de noviembre de 2017

De sábado y de estrena

En esta ocasión algunos bíkers, cuatro, adelantamos nuestra salida semanal al sábado. Aparte de esta circunstancia había otra que hacía esta salida especial y diferente, y es que se estrenaban dos bicis esa mañana.




Y se estrenaron con frío, porque había 3 grados aunque eso sí, con sol. Pero duró poco, porque fuimos bordeando el río por el carril bici y encontramos aún restos de una niebla recién disipada.



Pero poco más adelante, camino de Coreses, la niebla aún estaba a ras de tierra y eso hizo que el ambiente estuviera frío, frío.


No llegamos a pasar por Coreses, realmente lo bordeamos. Algo más adelante cruzamos la vía del AVE por un pequeño túnel, giramos a la izquierda y enseguida llegamos a las primeras naves y casas de Fresno de la Ribera.

Desde Fresno continuamos hacia una empresa local donde nos esperaba otro bíker que en esta mañana no lo quedó otra que cumplir con sus obligaciones laborales. Nos reunimos con él, almorzamos juntos y nos enseñó las instalaciones.

Tras esta parada iniciamos la vuelta pero por camino diferente a la ida. Tras un pequeño error volvimos al buen camino y tras algunos sube y bajas llegamos a Coreses.


Atravesamos el pueblo y tomamos el camino habitual hacia Zamora, adonde llegamos tras recorrer el carril bici. A la llegada nos sumamos al 30º aniversario de Cambalache hidratándonos y disfrutando del sol.

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5 de noviembre de 2017

¡Por fin pisamos barro! ¡...Y nos hartamos de él!

Después de la pertinaz sequía que estamos padeciendo nos dio alegría pisar de nuevo barro, un inconveniente para la bici siempre, pero esta vez no nos importó en absoluto... Bueno..., saliendo de Zamora para tomar el GR-14 nos nos importó


Pero antes de llegar al Brocal de las Promesas el barro se volvió arcilloso, empezó a pegarse a nuestras ruedas hasta que llegó a bloquearlas, y en esos momentos empezamos a maldecirlo. Y es que ese tramo era intransitable, nada más ver cómo estaba debimos darnos la vuelta, pero somos muy brutos y caemos una y otra vez en la misma piedra, y además nos esperaba un bíker unos cientos de metros más allá, así que continuamos con la bici a cuestas o con ella en la mano arrancando los mazacotes de barro cada vez que impedían que la rueda girase.




Ya en el Brocal de las Promesas limpiamos lo que pudimos y decidimos abandonar la ruta que íbamos a hacer, para desde allí ir hacia Morales para lavar allí y al menos quitar el barro de las transmisiones y amortiguadores.


Tras el lavado improvisamos una ruta. En principio rodamos hacia Pontejos, y desde Pontejos continuamos hacia Casaseca de las Chanas. Los caminos por esta zona estaban húmedos pero sin barro arcilloso, las ruedas se frenaban algo pero se rodaba sin más problemas.


Desde Casaseca proseguimos hacia Moraleja del Vino, este tramo por carretera. Al llegar paramos en la plaza a almorzar y decidimos seguir hasta Gema del Vino recorriendo un tramo de camino muy propio del otoño.



Sin llegar a entrar en esta localidad seguimos rodando hacia Pontejos de nuevo adonde llegamos sin mayor dificultad y desde este pueblo ya nos dirigimos a Morales.


Allí perdimos a un efectivo, pero para despedirse se empeñó en que nos hidratáramos y comiéramos un poquito para hacer mejor el regreso y así lo hicimos.Ya con renovadas energías salimos hacia Zamora por el carril bici adonde llegamos en un plis plas.


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1 de noviembre de 2017

Subida a Peña Mira (senderismo)

En esta ocasión tocó cambiar las bicicletas por zapatillas para subir caminando desde el pueblecito de Flechas a Peña Mira, la mayor altura de la Sierra de la Culebra, y la segunda mayor altura de la provincia, tras Peña Trevinca.


Partimos 10 personas de esta bonita localidad. La mañana, aunque mayormente nublada, era muy agradable de temperatura, ideal para caminar. Nada más salir del pueblo comenzamos a ascender, y no dejamos de hacerlo en ningún momento hasta llegar a nuestro destino. Al comienzo el camino transcurre entre robles y castaños mayormente.


A medida que se va ganando altura los pinos y el brezo son los que ganan protagonismo. Enseguida empieza a merecer la pena parar y mirar atrás para contemplar el suave relieve de la Sierra de la Culebra.


La ascensión va bordeando Peña Mira y es siempre llevadera. Los ciclistas fuimos tomando nota y ya quedamos en hacerla en bici cuanto antes, porque es totalmente ciclable (salvo la subida a las rocas que culminan este pico).


Ya casi culminando el ascenso llegamos a la base rocosa, la bordeamos y, subimos los últimos metros por un senderito que discurre entre rocas. Finalmente llegamos a la cúspide, donde hay un vértice geodésico y un reloj de sol, realizado en su momento por el párraco de Figueruela y dos vecinos, que subieron todos los materiales necesarios hasta allí en dos burros.


Lógicamente las vistas desde allí son impresionantes, aunque hoy el día no acompañaba en cuanto a visibilidad, ya que había cierta bruma que le restó espectacularidad. Se ve una gran parte de Aliste, Portugal, La Carballeda y Sanabria.



Tras muchas fotos, comenzamos el descenso, pero aún en la zona rocosa hicimos una parada para comer un pequeño aperitivo que nos supo a gloria, y es que a uno de los senderistas se le ocurrió llevar una lata grande de agujas y una barra de pan y, claro, después del ascenso, fue un manjar.

Ya con las energías recuperadas empezamos el descenso propiamente dicho por un camino muy inclinado porque baja totalmente recto, sin hacer zig zag para reducir la inclinación, y con mucha piedra suelta y grandes regueros hechos por el agua. Este tramo se nos hizo largo porque llega a ser molesto tanto descenso.


Terminado este, desemboca en un camino, ya plano, que va bordeando un gran pinar. Qué gusto nos dio caminar en llano de nuevo. Más tarde giramos a la derecha para tomar un camino muy bonito, con mucha frondosidad y, ahora, con el colorido propio del otoño, que nos llevó hasta Flechas.





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29 de octubre de 2017

A pisar el puente "fantasma" de La Estrella

Los fantasmas aparecen y desaparecen, se les ve y se les deja de ver, y eso es lo que le pasa al antiguo puente de La Estrella. Cuando el embalse está alto no se ve, queda cubierto por sus aguas, y cuando el nivel del agua está muy bajo este sale a la luz, emergiendo para dar testimonio de que, a pesar de tener la inmensidad de ese agua por encima, y a pesar de los años, sigue estando ahí.

Ese puente fue el destino de nuestra ruta de hoy, pero para llegar a él primero hubo que salir. Partimos de la Ciudad Deportiva siete bíkers. Cruzamos Zamora y ya en Cardenal Cisneros había una rueda pinchada.


Hinchamos y en la gasolinera de Carrefour paramos para hinchar más, pero por circunstancias que no es menester contar ;) finalmente hubo que cambiar la cámara. Continuamos subiendo Cardenal Cisneros hacia el Sancho y nos dirigimos hacia la carretera de La Hiniesta para coger allí la Vía de la Plata.



Seguimos en todo momento la señalización IMBA recientemente puesta por la Junta. Antes de llegar a Montamarta hubo que parar de nuevo a hinchar otra rueda por pinchazo.


Más adelante pasamos por esa localidad, cruzamos el puente por la carretera y volvimos enseguida al camino.


Al llegar a la altura del cruce de Benavente dudamos por donde seguir y finalmente llegamos a un punto en el que tuvimos que cruzar campo a través unos 150 m de una tierra. Salimos a la carretera y seguimos por ella como un kilómetro, para desviarnos después y encarar la bajada hacia el puente.


Llegamos a él e impresiona ver lo bien conservado que está, claro que no es de extrañar con los enorme sillares con los que está construido.


Tras pisar el puente, hacer las fotos y tomar el almuerzo de rigor nos volvimos a subir a nuestras bicis para iniciar la vuelta.



Antes de llegar de nuevo a la carretera giramos a la derecha para rodar por lo que fue el proyecto de una urbanización, después abandonamos ese camino/calle y tomamos uno casi comido por la vegetación (jaras).


Salimos a un buen camino y volvimos a estar a la altura del cruce de Benavente, nos dirigimos hacia él y tras algunas dudas, y viendo que era tarde, optamos por seguir por carretera hacia Montamarta. Antes de llegar a esta localidad dos bíkers optaron por seguir por carretera para llegar antes y el resto volvimos al camino por el que habíamos rodado a la ida.


Pasado Montamarta nos dirigimos hacia la derecha un buen trecho para después volver a la izquierda y tomar una enorme recta que, casi sin ninguna variación de sentido, nos llevó a La Hiniesta.

Desde allí tomamos el camino habitual a Zamora, pero cruzamos por Valorio, aunque nos tocó abrir una valla (vergonzoso que aún siga cortado después de tantos años...).


Finalmente al llegar al final de Valorio cogimos el carril bici para llegar de nuevo al punto de partida.

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22 de octubre de 2017

Por la estepa zamorana

Aunque esta mañana de Domingo íbamos a ser seis, al final fuimos cuatro, pero nos quedamos en dos. Al ser la Carrera Mucho x Vivir algunos de los integrantes del grupo corrían y por ello no salieron en bici, pero hubo dos que optaron por salir en bici y después correr, de ahí que fuéramos cuatro y nos quedáramos sólo dos.

Pero volvamos al principio, salimos con frío de la Ciudad Deportiva y seguimos el cauce del Duero y del Valderaduey por el carril bici sin lograr entrar en calor.


Cruzamos la N-122 para tomar dirección Coreses, pero nos desviamos para ir hacia la pista de aeromodelismo. Por fin se nos quitó el frío subiendo algunas de las cuestas que encontramos antes de llegar a dicha vista. Entramos a verla y continuamos ya sólo dos. Bordeamos Coreses y cogimos un camino que nos llevó hasta Algodre.

Desde Algodre nos dirigimos hacia Gallegos. Entre medias encontramos varias subidas, y el paisaje estepario por todos lados, hectáreas y hectáreas, casi llanas y en esta época sin ningún tipo de cultivo. Parecía talmente un paisaje desértico.


Llegamos a Gallegos, lo atravesamos y continuamos hacia Villalube.


Este último tramo fue algo más llano que los anteriores. Al llegar paramos en la plaza, junto a la iglesia y una imitación de la Fuente de los Leones, y allí tomamos nuestro almuerzo.


Tras él comenzamos la vuelta con más subidas y bajadas y enormes rectas como protagonistas. Pasamos cerca de Gallegos y de Coreses. También estuvimos cerca de Molacillos, pero el track que habíamos marcado no entraba por ninguna de esas localidades.


Proseguimos hacia Zamora entrando a la ciudad por el barrio de Las Llamas, si bien dimos algo de rodeo para pasar por la gasolinera a hinchar una rueda que había pinchado justo al entrar en Zamora. Desde allí creímos que lo más conveniente sería ir a una de las casetas de Los Tres Árboles a hidratrarnos y recuperarnos. Así lo hicimos y así dimos por concluida la ruta.


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