13 de julio de 2018

Plata la de Vía (Zamora-Sevilla 2018)

Un día de invierno decidimos que la ruta a realizar a comienzos del verano de 2018 sería Zamora-Sevilla, es decir, parte de la Vía de la Plata pero en sentido contrario al habitual, de ahí que el título de esta entrada sea eso mismo pero al revés. Pasando los meses empezamos a temer el calor pero ya era tarde para dar marcha atrás, así que la comenzamos el día 29 de junio y se extendió hasta el 6 de julio y, milagrosamente, pese a todos los pronósticos, no pasamos calor y han sido unos días estupendos.

Etapa 1. Zamora - Salamanca. 71,81 km. Ascenso 515 m. Descenso 342 m.

El 29 de junio a las 9.30 de la mañana quedamos en la Catedral de Zamora siete de los ocho participantes (el octavo se incorporó en Salamanca). Nos fueron a despedir dos de las galanas y, tras las fotos, iniciamos esta aventura.


Como la noche anterior había llovido bastante decidimos ir por Morales del Vino y no seguir el camino tradicional. En Morales hicimos una pequeña parada en Fundación Personas para despedirnos de otra galana. Enseguida nos pusimos en marcha de nuevo para dirigirnos a El Perdigón y de este a Casaseca de Campeán, todo por carreteras locales para evitar el barro.


Desde Casaseca fuimos a Villanueva de Campeán y poco antes de llegar a esta localidad ya comenzamos a rodar por caminos y a seguir el track.


Después de Villanueva nos encontramos con las primeras rampas y algunas zonas con bastante barro. Superamos unas y otras, si bien cerca de El Cubo de Tierra del Vino había barrizales infranqueables que nos obligaron a rodar algunos metros por la vía del tren.






A pesar de todo más de uno llenamos de barro las bici, las alforjas, las zapatillas... Y así, de esa guisa llegamos a El Cubo. Allí hicimos otra parada, en este caso para tomar algo en la plaza. Nos invitó una galana que trabaja allí.

Tras volver a la bici continuamos por los sube y bajas que van en paralelo a la autovía hasta Calzada de Valdunciel. Allí por un malentendido nos separamos y quedamos cinco por un lado y dos por el otro. Hablamos por teléfono con ellos y decidieron seguir por carretera hasta Salamanca. Los del grupo grande continuamos por el track y al pasar Castellanos de Villiquera paramos en un bar a saciar la sed.




Nos volvimos a subir a las bicis y en no mucho tiempo llegamos a Aldeaseca de la Armuña y de allí a Salamanca lo hicimos en un plis plas. Los últimos kilómetros el track nos llevó por carretera. Al entrar en la ciudad nos dirigimos a nuestro alojamiento, donde llegamos poco después de las 15,15 h. Dejamos las bicis, subimos nuestras alforjas y, sin cambiarnos, bajamos de nuevo para intentar comer en algún restaurante cercano. Finalmente comemos a base de tapas.

Tras la comida, descansamos, nos duchamos, paseamos por la ciudad, tomamos algo en la plaza y cenamos en un coqueto restaurante cerca de la Plaza Mayor. Desde allí volvemos hacia la residencia y justo al lado tomamos algo. En cuanto terminamos nos fuimos a la cama.

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Etapa 2. Salamanca - La Calzada de Béjar. 75,34 km. Ascenso 778 m. Descenso 804 m.

Desayunamos a las 8 en un bar cercano y a las 9, tras recoger todo y preparar las bicicletas, salimos. Nuestra primera parada fue la Plaza Mayor para hacernos allí una foto.


Tras esta breve parada continuamos hacia la Catedral para desde allí bajar hacia el río y atravesar el Puente de Piedra.



Decimos adiós a la ciudad saliendo de ella por la carretera de Cáceres. Antes de que terminen las últimas casas nos desviamos a la derecha para coger un buen camino con suave ascenso, pero casi continuo.  A pocos kilómetros encontramos el Teso de Aldeatejada, donde Wellington se encontró con el general Pakenham para darle la orden de avanzar hacia Miranda de Azán, iniciándose así la batalla de Arapiles.


Seguimos por buenos caminos y el día comienza a cubrirse, la temperatura es fresquita, ideal para andar en bici. En pocos kilómetros el paisaje cambia, los campos de cereales dan paso a las dehesas con encinas y matorral bajo y nos encontramos pequeños ascensos cada poco. 


El cielo cada vez estaba más cubierto cuando llegamos a Morille, un pueblo muy bonito, con varios espacios públicos, con estatuas por todas partes y con una arquitectura muy cuidada. Nos hicimos unas fotos junto a la Maestra Rural a la que se le rinde homenaje con su figura. 




Justo saliendo de Morille empezamos a notar las primeras gotas. Pensamos que sería algo pasajero y seguimos adelante, pero poco después arrecia, así que no nos queda otra que parar y ponernos los chubasqueros. 


Los poco más de 4 kilómetros que separan esta localidad de San Pedro de Rozados los hicimos bajo un intenso aguacero. Al llegar a esta localidad paramos en un local muy agradable regentado por una gente muy amable, el Hotel Rural Siete Carreras. Allí tomamos algo mientras escampa.


Al salir todos sentimos frío, estaba nublado y se había levantado viento, así que nos dejamos los chubasqueros y seguimos para adelante. Antes de salir del pueblo compramos pan para la comida (el jamón lo habíamos comprado en Salamanca el día anterior). Rodamos por un camino que estaba casi tomado por la vegetación.


Finalmente salimos a una carretera local. Al frente vamos viendo unas estribaciones que necesariamente tenemos que atravesar, así que pronto la carretera comienza a ascender 


En un momento dado el track abandona la carretera y gira a la izquierda para sumergirnos en un bosque de robles muy bonito. Enseguida la inclinación se hace inviable para la mayoría y casi a todos nos tocó echar pie a tierra.



Estábamos ascendiendo al denominado Pico La Dueña. Cuando llegamos a arriba nos encontramos con una cruz de Santiago. Dejamos las bicicletas en el camino y ascendemos el último trecho sin bicis.




Desde arriba las vistas eran espectaculares, así que gastamos unos minutos en contemplarlas porque merecía la pena.



De nuevo sobre las bicis comenzamos un descenso muy técnico por la cantidad de piedra que tenía el camino, y al mismo tiempo muy divertido. Terminado este no entendemos cómo las bicis aguantan semejantes golpes sin romperse nada con nuestro peso y el de las alforjas.


Al llegar abajo, de nuevo cambia el paisaje y comenzamos a rodar por caminos con descensos, pequeños ascensos y buen firme. Poco antes de llegar a la localidad de Fuenterroble de Salvatierra vimos un miliario (reconstruido).


Ya en Fuenterroble paramos en un bar a tomar algo. Pedimos permiso para hacernos unos bocadillos y encargamos unas ensaladas. El sol volvíó a salir y la comida nos supo a gloria.


Tras la comida no queda otra que retornar a las bicis pero ya nos queda menos para llegar a destino, además son buenos caminos, con perfil descendente salvo pequeñas tachuelas. Tras 8 kilómetros llegamos a Valdelacasa.


Allí tomamos una carretera local para ir a Valverde de Valdelacasa. Recorremos los casi 4 kilómetros que separan ambas localidades en un plis plas porque dicha carretera es una gran cuesta abajo. Una gozada.



Atravesamos Valverde de Valdelacasa y continuamos. Siguen los buenos caminos que, además, descienden suavemente. Nos encontramos un puente salvando un río y aprovechamos para hacer una foto.


Poco después comenzamos ya a divisar la Sierra de Béjar al fondo.



Los últimos kilómetros antes de llegar a nuestro destino los hacemos en paralelo a un arroyo por un camino casi cerrado por la vegetación. Cuando esta se abre entramos a La Calzada de Béjar, el final de nuestra etapa.


Nada más entrar un cartel nos recuerda lo que nos queda...


En Calzada ocupamos las casas rurales Alba Soraya, atendidas por Máximo y Manuela, que también regentan el albergue. Las casas son mejorables pero su atención no, son buenísima gente. Nos bañamos en la piscina, lavamos las bicis y las engrasamos y cuando cae la tarde comienza de nuevo a llover, así que nos refugiamos en el albergue a ver el partido del Mundial Uruguay-Portugal. Allí conocemos a tres peregrinos, dos de ellos bicigrinos, todos están haciendo la Vía de la Plata desde Sevilla. Tras la cena volvemos a las casas y nos acostamos.


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Relive 'Morning Jun 30th'


Etapa 3. La Calzada de Béjar - Galisteo. 85,74 km. Ascenso 581 m. Descenso 1092 m.

A las 8 en punto desayunamos en el albergue y a las 8.50 conseguimos dar las primeras pedaladas tras hacernos la foto de la salida. 



Máximo nos recomendó no seguir el track si no queríamos tener que bajar de la bici y tirar de ella ladera arriba, así que seguimos sus indicaciones aunque supuso un rodeo importante. No nos importó en absoluto porque eso nos permitió conocer Montemayor del Río un precioso pueblo de la sierra salmantina.


Pero para llegar a él tuvimos primero que salir de La Calzada de Béjar y descender por carretera local unos 11 km. Tuvimos que hacerlo abrigados porque había niebla alta y la temperatura era fría.




Al llegar a Montemayor nos sorprende el castillo tan bien conservado que preside el pueblo. No resistimos la tentación y subimos hasta él, recorriendo así las preciosas calles y plazuelas del pueblo.




Descubrimos que el castillo es en la actualidad un restaurante. Nos hacemos una foto y descendemos por las empinadas calles. Salimos del pueblo cruzando un puente de piedra e iniciamos el largo ascenso que nos llevará hasta El Puerto de Béjar. Son unos 7 km de ascensión continua pero llevadera. Cada uno lo sube a su ritmo y al final nos reagrupamos.


Ya juntos llegamos a El Puerto de Béjar (pasamos por un lado), cruzamos la autovía por debajo y continuamos por la N-630 unos 2 km para desviarnos a la izquierda y tomar una especie de calzada que también es la Cañada Real de la Plata o Aliste Zamorana, según reza en un cartel.



Enseguida divisamos Baños de Montemayor y en pocos minutos llegamos. Entramos en esta localidad y buscamos un súper para comprar algo para comer (tocan latas, sardinas o mejillones). Tras hacer la compra subimos de nuevo a las bicis para rodar de nuevo por la N-630 hasta Aldeanueva del Camino. Este tramo lo hacemos rápido porque es un suave descenso constante.



Tras cruzar Aldeanueva salimos del pueblo y ya volvemos a lo nuestro, a los caminos. Tenemos por delante más de 20 km sin ninguna localidad por medio. Volvemos a cruzar dehesas, en algunas zonas por senderos casi cerrados. También se alterna algún tramo de carretera local.


Una alforja nos está dando problemas porque se mete en la rueda, así que toca tirar de imaginación para improvisar una solución. Una vez solucionado el problema (después comprobaríamos que no definitivamente) seguimos rodando.



En un punto el track seguía por un camino lleno de vegetación, así que decidimos continuar por una carreterita. En ella encontramos una tortuga arriesgándose a cruzarla. Le evitamos el trabajo y, posiblemente, su muerte, desplazándola nosotros al otro lado.


Más adelante comprobamos que la carretera nos aleja en exceso del camino original así que en cuanto podemos buscamos de nuevo el track, aunque para llegar a él tuvimos que hacer malabarismos.


Ya en el "buen camino" nos encontramos con una senda por la que se rueda muy bien, si bien empezamos a acumular sed, hambre y ganas de descansar, pero continuamos porque nos hemos propuesto llegar a las ruinas de la ciudad romana de Cáparra y comer allí.



Pero cuál es nuestra sorpresa cuando en el cruce anterior al arco de Cáparra aparecen el hijo y la novia de uno de los bíkers junto a una mesita en la que hay cervezas, coca colas, chorizo, lomo y pan. Aquello nos pareció un espejismo y no hay palabras para describir esta gran sorpresa.




¡Cómo nos gustaron aquellas cervezas y esas tapas! Para despedirnos no pudimos por menos que adorarlos.


Tras la despedida nos adentramos en las ruinas de la ciudad romana de Cáparra y cruzamos su famoso arco, que está dentro del trazado de la Vía de la Plata.


Ya allí vemos las ruinas próximas al arco, las termas fundamentalmente, y nos hacemos alguna foto.


Salimos de Cáparra y volvemos a caminos que atraviesan dehesas. Estos terminan por convertirse en una senda serpenteante entre encinas por la que es muy divertido rodar y muy bonito por la vegetación que hay por los alrededores. Eso sí, había muchas cancelas que abrir y cerrar.



Finalmente llegamos a un valle muy frondoso y verde y, tras algunas subidas, entramos en una localidad llamada Carcaboso. Son algo más de las 15.00 h. así que decidimos pedir permiso en un bar para hacernos los bocadillos y comer allí, para así poder ver el partido Rusia-España en el que nuestro país se jugaba el pase a la siguiente ronda del Mundial de Rusia. No en vano todos cargamos en nuestras alforjas con una camiseta de la roja para este evento y los posibles posteriores (qué ilusos fuimos...).


Tras ver perder a la roja a penalties iniciamos el camino para recorrer los 11 kilómetros que nos separaban de Galisteo, nuestro destino. La totalidad de estos se hacen por una carretera local por la que rodamos a todo lo que nos daban las piernas. Primero cruzamos la localidad de Aldehuela del Jerte y posteriormente nos encontramos con el bonito puente sobre el río Jerte.


Tras cruzarlo contemplamos una bonita imagen de la localidad de Galisteo, con la Picota sobresaliendo del pueblo y la muralla almohade rodeándolo.


Como Galisteo está en alto tuvimos que gastar las últimas fuerzas que nos quedaban para subir la cuesta que nos separaba de este.


El hotel donde nos hospedamos, el Medina Ghaliayah, está fuera del pueblo. Llegamos a él y tras guardar las bicis nos duchamos y quedamos para cenar y ver esta localidad. El fútbol con la prórroga y los penalties nos comió media tarde así que vamos directamente a cenar. Lo hacemos en la piscina Municipal y tras la cena paseamos por las calles del pueblo viendo la Picota, la Plaza Mayor y otras entradas de la muralla. Tras el paseo nos vamos a dormir.

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Relive 'Morning Jul 1st'



Etapa 4. Galisteo - Cáceres. 96,52 km. Ascenso 1096 m. Descenso 908 m.

La cuarta etapa la iniciamos, como empezó a ser habitual, desayunando a las 8,00 h. A las 9,00 ya estábamos en nuestras bicis pedaleando hacia una de las puertas de la muralla para hacernos allí la foto.


Una vez retratados salimos del pueblo y comenzamos una serie de sube y bajas con un paisaje de fondo con poco atractivo.


Cuanto terminamos de subir la cuesta más larga nos dimos de bruces con una cancela con candado, así que no nos quedó otra que volver para atrás y buscar una alternativa. Seguimos por continuas cuestas arriba y abajo. El paisaje va mejorando algo y empezamos a encontrar ya encinas y vegetación baja. 


Tras una subida un bíker se da cuenta de que ha roto un radio. Lo sujetamos para continuar y seguimos. 


El camino se estrecha hasta convertirse en un sendero serpenteante muy divertido pero nos volvemos a encontrar con muchas cancelas que abrir y cerrar que nos rompen continuamente el ritmo.



Otros dos bíkers descubren que llevan también algún radio roto, así que al llegar a un cruce por donde pasa una carretera principal deciden seguir por esta hasta Cañaveral a ver si allí hay un taller donde repararlos.

Los otros cinco continuamos siguiendo el track. Continuamos atravesando dehesas, en algunas ocasiones casi lidiando con el ganado.


Tras cruzar un riachuelo nos adentramos en un precioso bosque de alcornoques.



Tras cruzar este terminamos saliendo a una carretera y allí mismo cogemos otro camino que asciende por un bosque de pinos muy frondoso.


Al final del mismo nos encontramos con un descenso que termina en una rampa casi imposible de bajar desde la que hay una buena vista. Poco a poco conseguimos descenderla, aunque uno de nosotros en los últimos metros sufre una pequeña caída sin consecuencias.



Enseguida entramos en Cañaveral, para ello nos separamos del track, y allí están nuestros compañeros que no han encontrado taller por lo que parten por carretera hasta Cáceres para arreglar sus bicis allí. Nosotros cinco tomamos algo en el bar donde nos hemos encontrado con los otros, si bien parecía que estábamos ofendiendo al que nos atendía. Tampoco tuvimos una buena experiencia en la farmacia o en el supermercado, donde entramos para comprar algo para comer.

Abandonamos Cañaveral por la N-630 porque volver al track suponía dar un gran rodeo. Los primeros kilómetros son un descenso continuo de casi 12 km hasta cruzar el primer puente sobre el río Tajo.


Desde la carretera divisamos el puente romano de Alconétar, y en constraste, poco después, el que se está construyendo para el AVE.



Después de cruzar el embalse de Alcántara intentamos seguir por el track, pero es un camino paralelo a la carretera con subidas cortas y muy empinadas cada pocos metros, un auténtico rompepiernas.



Cuando se suaviza un poco un trabajador con el que nos cruzamos nos dice que el camino no tiene salida y nos aconseja seguir por carretera hasta nuestro próximo destino, Casar de Cáceres. Y así lo hacemos. Son unos 17 km con subidas y bajadas y viento en contra. Procuramos ir a rueda unos con otros, pero el tramo se hace duro.


Al llegar a Casar de Cáceres, famoso por su torta, nos hacemos los bocadillos y comemos en una plaza donde se está muy a gusto.



Tras la comida partimos para cubrir los 11 km que nos distancian de Cáceres. Al llegar al Ayuntamiento giramos a la izquierda para retomar el track. Salimos de la localidad por un estupendo camino subiendo una larga cuesta y después hay continuas subidas y bajadas. Después de 10 km seguimos sin ver ni rastro de Cáceres así que consultamos a Google. El resultado de la búsqueda nos dejó desolados: ¡Estábamos a más de 20 km de esta ciudad! O sea, que nos habíamos confundido en Casar de Cáceres y habíamos tomados la dirección contraria a la correcta...


Como no había remedio nos lo tomamos con humor y desandamos el camino hasta Casar. Allí paramos a tomar una Coca Cola y ya tomamos la dirección correcta. Nada más salir de esta localidad ya se divisaba en el horizonte Cáceres... Podíamos estar en la piscina del hotel desde hacía más de una hora y allí seguíamos..., pedaleando. Menos mal que el camino que nos restaba por hacer era bueno, si bien los últimos kilómetros fueron de ascenso.


Entramos a la ciudad por el bonito y cuidado Parque del Príncipe y tras rodar algo por la ciudad llegamos al Hotel Extremadura. El equívoco de El Casar nos llevó a rondar los 100 km ese día. Enseguida llamamos a nuestros tres compañeros y aún no habían terminado de arreglar sus bicis, así que dejamos las nuestras en el garaje, nos cambiamos y nos fuimos a la piscina. Aunque el día no estaba muy caluroso agradecimos el baño enormemente.

Después del chapuzón y del descanso en la piscina nos cambiamos para visitar la ciudad. Justo en ese momento llegaron nuestros amigos con sus bicis reparadas. De todos modos nosotros nos adelantamos y fuimos a la bonita Plaza Mayor. Allí nos sentamos a esperarles tomando algo. En la Plaza también quedamos con Reme y Marta, dos conocidas de algunos de nosotros que estaban haciendo justo lo contrario que nosotros, Sevilla - Zamora. Cuando estuvimos todos dimos un paseo por el casco viejo y buscamos dónde cenar. Nos costó encontrarlo pero finalmente dimos con uno, el Restaurante Palacio de los Golfines, en el que cenamos bien y estuvimos muy a gusto. Cuando regresamos al hotel era casi la 1 de la madrugada.

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Relive 'Morning Jul 2nd'




Etapa 5. Cáceres-Mérida. 78,71 km. Ascenso 472 m. Descenso 700 m.

Comenzamos la quinta etapa siguiendo el mismo horario que todos los días, pero finalmente nos retrasamos algo saliendo del hotel. Nos dirigimos a la Plaza Mayor para hacer allí la foto del inicio.



Cuando salimos de la plaza cogimos el track y paramos a comprar agua. Finalmente a las 9.45 logramos subirnos en las bicis para no parar. Salimos de Cáceres por caminos cómodos y con poca historia. No tardamos en pasar por Valdesalor, la primera localidad que indica nuestro rutómetro. El paisaje es seco y la vegetación escasa.



Continuamos rodando y llegamos al cruce de Aldea del Cano. Reme y Marta nos dijeron que entráramos al pueblo para ver los trabajos de ganchillo y mereció la pena.





Los trabajos decoran muchos lugares del pueblo y le dan un toque de originalidad y vistosidad, desde luego.

Tras comer unos plátanos que compramos en una tienda, retomamos el camino. El track que seguimos va paralelo a la N-630 pero en un momento dado hay tantos cardos en el camino que nos tenemos que salir a la carretera durante un par de kilómetros. En cuanto podemos volvemos al camino. Encontramos un puente romano que cruzamos y poco después pasamos por un lado de la localidad de Casas de Don Antonio. Al salir del pueblo cruzamos otro puente romano precioso.



Proseguimos 8 km más por buenos caminos. El paisaje ha vuelto a cambiar y de nuevo encontramos encinas y ya algunos olivos. Llegamos a Alcuéscar.



En esta localidad paramos en un bar que encontramos a la entrada. En su terraza estamos muy a gusto. Seguimos teniendo suerte y el calor nos sigue respetando.


Allí mismo compramos víveres para comer más adelante. En cuanto tenemos todo, partimos. Nada más salir del pueblo hay una buena cuesta, pero tras ella el perfil tiende a descender.




En la bajada dos bíkers se quedaron algo retrasados. Al llegar a un cruce se equivocaron, tuvieron que dar la vuelta y les costó volvernos a coger. El resto los esperamos en la siguiente localidad que encontramos a nuestro paso, Aljucén. Allí tomamos algo y enseguida llegaron ellos.

Salimos de nuevo todos juntos y enseguida pasamos por El Carrascalejo pero continuamos sin parar.


El camino nos llevó a una carretera local que comunica con el embalse de Proserpina, nuestro objetivo a corto plazo.


Justo al llegar al embalse el cartel nos indica que estamos en el término de Mérida.


Y por fin vemos el embalse, construido por los romanos para abastecer de agua la ciudad. Allí mismo nos preparamos los bocadillos y comemos.




Después de comer subimos con ilusión a las bicis porque tan sólo nos separan de Mérida 7 km, además nos habían dicho que eran de carril bici. Al salir del embalse pasamos junto a los restos de la presa romana.



Enseguida divisamos el carril bici. Lo que no nos habían dicho era que era un ascenso duro hasta casi la propia Mérida. En esta subida fue el primer lugar en el que pasamos algo de calor, poco, si tenemos en cuenta el lugar donde estábamos, que era 3 de julio y las 4 de la tarde.


Eso sí, la llegada a Mérida tuvo premio porque nos encontramos casi de bruces con el Acueducto romano, precisamente el que servía para llevar el agua desde Proserpina.



Tras hacer estas fotos nos dirigimos al hotel Aquaforum. Está muy céntrico, justo entre el Pórtico del Foro y el templo de Diana. La pequeña piscina que tiene está inutilizada por un producto que han tenido que echar, así que nos ofrecen un circuito termal a mitad de precio. Lo aceptamos y tras dejar las bicis y los equipajes en las habitaciones pasamos a disfrutar de los baños templado, caliente y frío.

Cuando nos cansamos de tanta agua subimos a nuestras habitaciones, nos cambiamos y salimos a dar un paseo. Tomamos algo y buscamos donde cenar. Nos decidimos por el restaurante Columnata, justo enfrente del templo de Diana. Cenamos muy bien gracias a los consejos del camarero y tras la cena damos un paseo hasta la columna de Trajano donde tomamos una copa. Tras ella nos vamos al hotel.

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Relive 'Morning Jul 3rd'


Etapa 6. Mérida - Zafra. 63,64 km. Ascenso 598 m. Descenso 314 m.

En el hotel no nos sirven el desayuno hasta las 8.30, así que procuramos dejar todo preparado antes. Poco antes de desayunar dos de los nuestros acuden a una farmacia porque uno de ellos tiene conjuntivitis. Tras desayunar tardamos poco en salir. A las 9.45 nos hacemos la foto de la salida delante del templo de Diana.

Tras rodar por varias calles terminamos saliendo de la ciudad por el magnífico Puente Romano, el más largo de la antigüedad con sus 790 m y 60 ojos.


Al salir de él seguimos por la orilla del Guadiana, pudiendo contemplar bonitas vistas de la ciudad.



El primer tramo es ascendente y pedregoso, pero enseguida comenzamos a ir por un camino muy ancho y en muy buen estado, y con perfil ascendente, eso sí, una ascensión muy suave pero continua. Tuvimos que hacer un tramo por la N-630, después también cruzamos la vía, volvimos al camino y poco después de nuevo la N-630 hasta la localidad de Torremejía.



Atravesamos Torremejía y al salir de esta ya volvimos a poder tomar camino, un camino magnífico, rodeado de viñas. Viñas por todas partes, miráramos donde miráramos.



Hablamos con unos paisanos y le preguntamos qué hacen con tanta uva porque la D.O. Ribera del Guadiana, que aglutina a la comarca Tierra de Barros, donde nos encontrábamos, no es aún muy conocida y nos contestaron que la mayoría de esa uva iba para La Rioja.

Rodamos muy rápido por la recta de 16 km que prácticamente une Torremejía con Villafranca de los Barros.



Cuando llegamos a Villafranca de los Barros paramos en un bar para tomar algo. Por la hora que es decidimos no comprar nada para comer porque casi seguro que lleguemos a buena hora a Zafra.



Tras reponer fuerzas continuamos nuestro camino. Nos dirigimos a Los Santos de Maimona. El camino ya no es tan monótono, hay más altos y bajos y no es tan bueno como el anterior. Eso sí, las viñas y los olivos están por todas partes, pero da gusto ver lo cuidadísimos que están unas y otros.


A pesar de llevar prácticamente todo el día recorriendo buenos caminos, un compañero descubre de nuevo un par de radios rotos. La rueda le roza un poco en el cuadro pero hay que intentar llegar a Zafra.


Pronto divisamos a lo lejos Los Santos de Maimona, y enseguida llegamos. Recorremos despacio sus calles principales. Llama nuestra atención la Plaza.



Nada más salir de este pueblo nos encontramos con un buen regalito, una subida con algunas rampas del 14%. Menos mal que sólo tiene poco más de kilómetro y medio... Nos cuesta llegar arriba pero lo conseguimos.



Desde allí prácticamente es todo bajada hasta Zafra. Hace poco que han pasado las 14.30 y ya estamos en el destino así que  al llegar buscamos donde comer y damos con el Restaurante Elías, donde comemos un estupendo Menú del Peregrino.




Una vez comidos nos dirigimos al Hotel Plaza Grande que, evidentemente, se encuentra en dicha plaza. Está muy cuidado y es muy agradable.

Por fin nos podemos dar el lujo de descansar un rato tras la ducha. Y así lo hacemos. Mäs tarde quedamos para conocer algo más el pueblo. Mientras, el bíker que tenía los radios rotos y otro bíker acudieron al taller de bicis Sánchez Pimienta que les trató exquisitamente.

Ya todos juntos descubrimos Zafra, una localidad con mucho encanto y muchos rincones bonitos. Nos gustó mucho. Finalmente tomamos algo en el Parador para poder acceder a los torreones y contemplar desde allí las vistas, aunque después por un malentendido no pudimos hacerlo.

Cenamos muy bien en el restaurante del hotel atendidos excelentemente por Giovanna. Tras la cena tomamos algo en la terraza del propio hotel y enseguida a dormir.

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Relive 'Morning Jul 4th'


Etapa 7. Zafra - Almadén de la Plata. 83,67 km. Ascenso 891 m. Descenso 947 m.

En Zafra uno de los bíkers tenía que dar por concluida su particular Vía de la Plata y regresar a Zamora, así que adaptamos nuestro horario al suyo para despedirle y desayunamos a las 7.30 h. Tras la despedida, preparamos nuestras bicis y nos preparamos para hacer la foto de salida. Poco después de las 8.30 comenzamos a rodar.


El día está soleado pero hace fresco a esas horas. Agradecemos que la temperatura sea baja porque a priori esta es la etapa más dura de nuestra Vía de la Plata. Seguimos el track y nos lleva a la estación de tren pero allí por donde debíamos pasar está cerrado así que no nos queda otra que saltar todo el entramado de vías.

Ya en el track rodamos por un buen camino y enseguida llegamos a Puebla de Sancho Pérez. Nada más salir de esta localidad comienzan los sube y bajas. 



El paisaje que vamos viendo es, probablemente, el más feo de toda la ruta. Campos de secano, con cereales ya agostados o campos de barbecho. Pasados unos kilómetros tenemos que pisar de nuevo la N-630 un pequeño tramo y, tras un pequeño lío con el track, volvemos a él. Poco después entramos en la segunda localidad que aparece en nuestro rutómetro, Calzadilla de los Barros.



Una vez que atravesamos esta localidad continuamos hacia Fuente de Cantos. Tenemos interés en llegar a este pueblo porque es la localidad natal de Zurbarán. Hacemos rápido los 6 km que separan una localidad de otra. Cruzamos el pueblo hasta llegar a la plaza y allí preguntamos por la casa de Zurbarán. 



Encontramos la casa y está cerrada. Llamamos al teléfono que aparece allí y enseguida viene una chica que nos la muestra. Está totalmente restaurada y su interés radica en los pequeños documentales que se muestran sobre el pintor.




Una vez terminada la vista volvemos a las bicis y continuamos. El terreno sigue siendo seco y con sube y bajas. Nos volvemos a encontrar de nuevo con cancelas.



Estando ya cerca de Monesterio cambia algo el paisaje y volvemos a encontrar encinas. Entramos en esta localidad y buscamos un restaurante donde picar algo de jamón. Un conocido nos recomendó el Mallorca y lo buscamos.



Lo encontramos, nos sentamos en la terraza y pedimos unas raciones de jamón. Eran casi las 12 de la mañana y estábamos ya hambrientos así que no queda otra que pedir más porque las primeras las devoramos pronto. Además esa va a ser nuestra comida de ese día.


Cuando terminamos salimos de nuevo. Enseguida percibimos que cambia el terreno. Vemos grandes cortijos con muchas encinas y olivos. El perfil desde que salimos de Monesterio es descendente y nuestras piernas lo agradecen.


Un poco antes de llegar al macro restaurante Leo nos hacemos un pequeño lío con el track, pero finalmente lo solucionamos rodando un pequeño tramo, unos 4 km, por la N-630. Tras pasar dicho restaurante volvemos a los caminos. Con esa tendencia descendente vamos de maravilla y no tardamos mucho en encontrar los restos del castillo de las Torres en las proximidades de El Real de la Jara.


Poco después nos encontramos con un ascenso muy, muy, pronunciado que logramos subir cada uno a nuestro ritmo.


Al entrar en el Real de la Jara paramos en un bar a refrescarnos, la temperatura era alta y con la subida la sensación de calor se acrecentó. El castillo medieval que hay junto al pueblo apenas lo vimos entre unas casas, pero por la hora y por el deseo de llegar al final de la etapa ni nos planteamos visitarlo.




Volvemos a las bicis y salimos del pueblo descendiendo, después prosiguen las pequeñas subidas y bajadas atravesando propiedades con animales.



Finalmente nos encontramos ante una subida imposible para hacerla en bicicleta, así que no queda otra que echar pie a tierra y tirar de ella. La cuesta es tan inclinada que cuesta muchísimo subirla y hay que ir frenando para que la bici no se vaya hacia abajo.


Una vez superado este primer tramo nos subimos de nuevo a ellas y continuamos ascendiendo pero más suavemente. Tras culminar la subida hay un descenso técnico divertido, con muchas jaras y encinas a ambos lados del camino..



Antes de terminar la etapa volvemos a encontrarnos con una ascensión dura. Está justo tras una charca en la que los cerdos ibéricos chapotean. La subimos y una vez culminada continuamos con la ascensión pero más suavemente.


Aunque parezca increíble estos son los únicos momentos en los que pasamos algo de calor en toda la ruta y en parte se debe a las subidas y la hora, ya que la temperatura tampoco es demasiado alta, en torno a 30 grados.

Descendemos y en un punto abandonamos el track sin darnos cuenta. Salimos a una carretera y vemos que, aunque dando rodeo, llegamos a nuestro destino, así que continuamos por ella y en poco tiempo entramos en Almadén de la Plata. Buscamos un bar para saciar la sed y para descansar antes de dirigirnos al hotel.


Tras esta parada buscamos el Hotel Rural El Romeral, llamamos al número que pone y Jose acude enseguida. Amablemente nos lleva a la puerta de su casa a lavar las bicis que están llenas de polvo e inmediatamente nos instalamos. Inmediatamente casi todos nosotros nos vamos a las piscina municipal que está muy próxima y cuenta con unas instalaciones excelentes.

Después del baño volvemos al hotel, nos duchamos, cambiamos y damos una pequeña vuelta por el pueblo.


Finalmente cenamos en el propio hotel. Jose nos sirvió una estupenda cena en la que el plato estrella fue el pisto, especialidad de la casa.




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Relive 'Morning Jul 5th'

Etapa 8. Almadén de la Plata - Sevilla. 74,86 km. Ascenso 588 m. Descenso 1026 m.

Nos enfrentamos a la última etapa de nuestra Vía de la Plata, así que nos levantamos temprano para tratar de desayunar a las 7.30 h. A las 8 logramos terminar y a las 8.10 estamos ya sobre las bicis haciéndonos la foto.


Sabemos que nada más salir nos espera un Calvario, pero literal, porque tras pasar las últimas casas del pueblo se inicia el ascenso al Cerro del Calvario, muy inclinado y en frío... El primer tramo nos cuesta pero logramos subirlo pero hay un trozo de tierra con muy mal firme que nos hace perder pie a casi todos y ya la mayoría seguimos con la bici en la mano. 



En un llano volvemos a subirnos y ya, sufriendo, llegamos al alto. En él hay dos miradores, uno que mira hacia el sur y otro hacia el norte. Las vistas desde ambos son espectaculares. Reme y Marta nos insistieron en que miráramos desde los dos, pero fuimos muy torpes, porque nos habían dejado un mensaje de ánimo bajo una piedra y no lo vimos.








El ascenso continúa un poco más mucho más suavemente y enseguida comenzamos a descender por un camino técnico, con terreno suelto y bastante inclinación que obliga a ir clavando los frenos constantemente. 


La zona es muy bonita, hay mucha vegetación baja y muchos árboles. Estamos en el Parque Natural Sierra Norte. Se suceden los descensos y los pequeños ascensos y el entorno sigue siendo precioso.



Tras unos diez kilómetros cruzamos la entrada del Parque Natural (salida para nosotros) y poco después llegamos a una carretera local. El track nos indica que la sigamos a la izquierda y eso hacemos. El perfil es descendente así que rodamos muy rápido hasta que llegamos a Castilblanco de los Arroyos.


A la salida de este pueblo nos equivocamos y no seguimos el track. Cuando nos damos cuenta valoramos volver atrás o seguir por carretera hasta Guillena y optamos por lo segundo. Rodamos rápido y bien, todos en fila y a una media alta pero cuando llegamos a una localidad no es Guillena, sino Burguillos.


Consultamos a Google y desde allí la distancia a Sevilla eran 24 y a Sevilla pasando por Guillena 33. Decidimos optar por la segunda opción porque, aunque rodeemos, volvemos al track y entramos en Sevilla por donde pensábamos. Así que continuamos por carretera entre cultivos de girasol y de cereales.


Los kilómetros por carretera corren rápido así que no tardamos mucho en llegar a Guillena. Justo a la entrada vemos que volvemos a pisar el track y allí mismo paramos a tomar un tentempié. 


A las 13.00 h queremos estar en Sevilla así que no nos demoramos mucho en esta parada. Nos subimos de nuevo a las bicis, cruzamos Guillena y ya volvemos a rodar por camino, aunque nada más comenzar nos encontramos con una pequeña dificultad.


Superada esta el camino es ancho, de buen firme y con suaves ascensos y descensos que permiten rodar rápido.


No tardamos mucho en llegar a Santiponce y allí están las ruinas de Itálica, que queremos visitar. No tenemos mucho tiempo así que sólo pudimos ver el Anfiteatro, porque además nadie se hacía responsable de las bicis, así que no nos podíamos alejar mucho.



Cada vez nos queda menos para llegar a Sevilla, así que ilusionados volvemos a coger las bicicletas y a por los últimos kilómetros. Cruzamos un polígono industrial rodando por un carril bici y pronto llegamos a Camas.



Al terminar Camas ya estamos frente a Sevilla. Cruzamos el puente sobre el río Guadalquivir y ya tenemos en frente Torre Sevilla.


Seguimos pedaleando y cruzamos ahora el Puente del Cachorro, tras pasarlo giramos a la derecha para tomar el carril bici que hay bordeando el río. Al llegar a la Torre del Oro paramos, no podemos dejar pasar este monumento sin tomar una instantánea.


Cruzamos al otro lado de la calle y ya comenzamos a callejear para llegar a la Catedral, nos va guiando la Giralda.


Poco antes de llegar frente a la Giralda empezamos a oír gritos y enseguida divisamos pompones agitándose y las banderas de Zamora y de Castilla y León. La alegría es indescriptible. Allí están nuestras familias e incluso algunos amigos. Tiramos las bicis de cualquier modo y corremos a abrazarnos con ellos.




En esos momentos desaparece todo el cansancio acumulado y nos sentimos orgullosos de haber logrado recorrer 629 km y haber ascendido 5590 m. Somos conscientes además de la suerte que tuvimos al tener unas temperaturas bastante más bajas de lo normal para la época, de no haber tenido ni un pinchazo a lo largo de esos kilómetros en ninguna de las bicis, tan sólo padecimos la rotura de esos radios que pudimos solucionar fácilmente, de tener unas familias comprensivas que incluso se prestan a vernos llegar y de ese modo retornar más fácilmente a nuestras casas, y por último de formar un grupo tan numeroso pero lleno de tan buena gente que es capaz de convivir durante ocho días sin problemas. 


Tras las fotos tomamos algo en las cercanías de la Giralda, cargamos las bicis en los coches y nos desplazamos a la Choza de Manuela, en Bormujos, para comer allí sin temor por tener las bicicletas en los portabicis. Allí nuestro bikeramigo nos hizo entrega de un detalle que nos hará recordar estr ruta siempre que lo veamos.


Después de la comida un bíker y su mujer regresó y el resto nos fuimos a Matalascañas para disfrutar de la familia, del descanso y de la playa durante el fin de semana.

Terminada la Vía de la Plata comenzamos a pensar ya en la ruta del año que viene...


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24 de junio de 2018

En torno al Duero hasta Marialba

Hoy sólo cuatro bíkers decidimos salir. Comenzamos la ruta algo más tarde de lo habitual pero aún el calor nos respetaba. Como vimos movimiento de furgonetas con piraguas cerca de la Ciudad Deportiva nos dimos cuenta de que hoy era el Descenso Ibérico del Duero, así que decidimos ir hasta Fresno de la Ribera, donde se da la salida de las categorías superiores.


Cruzamos el Duero y nos dirigimos a Villaralbo a ritmo tranquilo. A la entrada del pueblo también pudimos ver piraguas y piragüistas porque allí es la salida de las clases inferiores. Nosotros continuamos, atravesamos el pueblo y continuamos hasta coger el GR-14, que seguimos sin novedad hasta Madridanos.


Tras salir de esta localidad continuamos por la Senda del Duero, pero como un kilómetro después nos desviamos a la izquierda. Continuamos por ese camino hasta salir a la carretera poco después de Villalazán y empezamos a rodar por esta dirección Peleagonzalo.

Por la carretera rodamos a un ritmo sorprendente como unos seis kilómetros, pero la abandonamos para girar a la izquierda y coger el puente sobre el Duero.



En esa zona nos cruzamos con mucho tráfico relacionado con las piraguas, así que imaginamos que la salida de Fresno ya se había dado, así que ya no era necesario pasar por esa localidad. Tras cruzar dicho puente proseguimos por la carretera hasta que llegamos al indicador de Marialba.


Seguimos esta indicación y continuamos ya por camino hacia Fresno. Terminamos llegando a la N-122, la cruzamos y seguimos rodando por un camino que pasa bajo los trazados de las dos vías, la tradicional y la del AVE.

Poco después cambiamos de dirección y tras algunas subidas y bajadas, volvimos a cruzar bajo la vía del AVE, pasmos junto al campo de fútbol de Fresno y continuamos en paralelo a dicha vía del AVE y, unos kilómetros más adelante, pasamos por debajo otra vez.


Poco después llegamos al Hotel El Convento. Cruzamos la carretera y volvimos a un camino que nos trajo hasta la entrada de Zamora.

Al entrar en Zamora rodamos por el carril bici que va junto al Valderaduey primero, y tras su desembocadura, junto al Duero para poder ver alguna piragua, y lo logramos.


Y ya en la línea de meta pudimos ver alguna más.


Allí mismo, junto a la línea de meta, paramos a hidratarnos, y no era vicio, era necesidad porque el calor estaba ya haciendo de las suyas desde hacía un rato.


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Relive 'Morning Jun 24th'

17 de junio de 2018

Por el corazón de Sayago

Madrugamos para salir pronto de Zamora y así no pasar calor y poder hacer la ruta tranquilos y sin agobios. Con las bicis en los coches nos dirigimos a Muga de Sayago, donde estaba el punto de partida.

Ya en Muga los cinco bíkers iniciamos la ruta dirección Villamor de la Ladre, con más fresco del que pensábamos que iba a hacer y con viento de cara. Estos primeros kilómetros los hicimos por buenos caminos, como suele ser habitual en Sayago.



10 de junio de 2018

Ruta de los tres castillos (Tiedra, Villavellid y Villalonso)

Esta ruta surgió no para ver castillos, sino para ver estrellas. Y es que teníamos contratada una visita al Centro Astronómico de Tiedra la noche del sábado y rellenamos la tarde con una ruta por la zona, una ruta de bici de montaña y cultural.

Salimos a las 16,00 de Zamora con siete bicis en tres coches. El cielo que íbamos viendo durante el trayecto no nos gustaba nada, ni para la bici ni para ver estrellas. Llegamos a Tiedra, aparcamos a los pies del castillo, preparamos todos los atripechos, y comenzamos la ruta.


No habíamos recorrido ni 100 metros e hicimos la primera parada para hacer una foto con el castillo de fondo.


Volvimos a montarnos en la bici y tras hacer un pequeño recorrido por el pueblo pasando por la Plaza Mayor, con su imponente Ayuntamiento, por la calle Mayor y cruzando la carretera para dirigirnos a la Ermita de Nuestra Señora de Tiedra Vieja. Allí realizamos la segunda parada para entrar por el zaguán al patio de la antigua hospedería adosada a la ermita, si bien esta estaba cerrada.

De nuevo volvimos a las bicis e iniciamos el bonito descenso hacia Pobladura de Sotierra que, con los campos de amapolas de las cercanías, fue más bonito aún.


Tras entrar en el pueblo giramos a la derecha y poco después a la izquierda saliendo de esta localidad por un buen camino con varios altibajos que nos llevó hasta Castromembibre.


Al llegar a las inmediaciones del pueblo cambiamos nuestro rumbo hacia la derecha y no llegamos a entrar en él, lo bordeamos por un lado y continuamos subiendo y bajando hasta que llegamos a la carretera que une Tiedra con Villavellid.


Continuamos por ella descendiendo hacia esta localidad y viendo durante el descenso su castillo a nuestra derecha.



Nos acercamos a las inmediaciones de este castillo del siglo XV y fue una gran decepción porque lo intentamos por varios flancos y no hubo manera de acercarse a él ya que un gran perímetro  alrededor del castillo está vallado. Menos mal que vimos a lo lejos unas ruinas que compensaron ese fiasco. Nos acercamos a ellas y encontramos una bonita iglesia, pero en muy mal estado. Resultó llamarse iglesia de San Miguel y data del siglo XVI.


Salimos de Villavellid y, aunque todos pensábamos que esta ruta era totalmente plana, seguimos encontrando continuas subidas y bajadas. Es cierto que eran pequeñas lomas, pero ahí estaban...

Hay que decir que la suerte nos iba acompañando porque veíamos nubes descargando cortinas de agua por todos lados pero nosotros nos íbamos librando.



Continuamos pedaleando y pronto comenzamos a divisar las torres de las dos iglesias de Vezdemarbán, nuestro siguiente destino. Llegamos a él y tras una breve parada en la plaza, pasamos por delante de la iglesia de San Miguel e hicimos otra breve parada. Llamó nuestra atención sus dos grandes escalinatas y su reconstruido campanario.


Salimos del pueblo pasando por delante del bonito santuario de Nuestra Señora de la Cuesta (el nombre perfectamente puesto).



 Abandonamos Vezdemarbán y tras cambiar varias veces de dirección y realizar unos cuatro kilómetros llegamos a otra localidad.


No nos dábamos cuenta de cuál era y tuvimos que mirar en el tablón de anuncios del Ayuntamiento para saberlo. Estábamos en Pinilla de Toro. Paramos unos minutos junto al Ayuntamiento y enseguida proseguimos camino.



Rodamos casi en paralelo a la carretera y con una ligera tendencia descendente por lo que fuimos rápido, aunque en un momento dado bajamos la velocidad para no llegar a Villalonso, nuestro siguiente destino, en medio del chaparrón que veíamos estaba cayendo en él.

Salimos a la carretera que va hacia Pinilla y la continuamos hasta el propio Villalonso viendo su impresionante castillo a nuestra izquierda.


Atravesamos el pueblo y llegamos a los pies de este castillo, también del siglo XV, y en el que se rodaron escenas de la película Robin y Marian, en la que trabajaron Sean Connery y Audrey Hepburn. Nos hicimos una foto junto a él y salimos por pies porque al final la lluvia quiso acompañarnos.

Tomamos dirección Benafarces, que está muy cerquita. Paró de llover enseguida, pero los chubascos anteriores dejaron ya barro y este comenzó a pegarse en nuestras ruedas de forma alarmante. Menos mal que sólo fue en una zona, si no habríamos tenido problemas. Llegamos a esta localidad y la atravesamos pasando también junto a su iglesia, que en los años 90 perdió la torre y parte de sus muros por un derrumbe, y por su Plaza Mayor.



Tras salir del pueblo ya vimos el castillo de Tiedra justo frente a nosotros, así que nos quedaba poco, eso sí, todo el tramo fue un continuo y ligero ascenso.


Ya estando cerca de Tiedra vimos a las Galanas (y dos Galanes) animándonos desde las cercanías del castillo una vez que ell@s habían terminado su periplo en coche por los mismos castillos que visitamos nosotros. Ascendimos al pueblo y tras recorrer alguna de sus calles descendimos hasta donde teníamos los coches, junto al Restaurante El Molino de Tiedra. Tras cargar de nuevo las bicis, allí nos cambiamos gracias a la amabilidad de Tomás, y allí cenamos antes de ver las estrellas.

Aunque viendo el panorama del cielo durante la tarde pensamos que no lograríamos ver nada con los telescopios, poco después de terminar la ruta nos ilusionamos al ver que el cielo se abría y volvía a lucir el sol. El cambio fue impresionante en pocos minutos. Sólo hay que ver el castillo para comprobarlo.


Tras la cena nos dirigimos al Observatorio Astronómico Cielo y Tiedra y aún quedaba en el cielo algún fragmento sin nubes así que pudimos ver Júpiter y Venus. Pero después se cubrió ya por completo y no despejó durante la visita.


Aún así tuvimos una sesión en el planetario y una charla sobre el tamaño de los planetas. Volveremos un día de cielo despejado porque ha de merecer la pena.

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Relive 'Ruta de los tres castillos'