A continuación comenzamos a caminar siguiendo el track que nos habíamos descargado desde la página de ese centro (http://alcornocal.com/) para tratar de recorrer el llamado Sofreral, el bosque de alcornoques de mayor superficie de la península Ibérica en estas latitudes.
Los primeros metros los realizamos por el propio pueblo. Poco después empezamos a pisar camino y enseguida empezamos a ver alcornoques.
Este primer tramo es muy sencillo de hacer y empleamos poco tiempo en ello. Más adelante comenzó una ligera ascensión que nos llevó casi sin darnos cuenta hasta una zona alta desde pudimos contemplar bonitas vistas.
Continuamos caminando y poco después empezamos un descenso muy pronunciado hacia el embalse. Justo antes de iniciar dicho descenso pudimos contemplar el propio embalse, Villanueva de los Corchos, Villaflor y algunas edificaciones de El Campillo. Incluso vimos también cuatro corzos que escaparon de donde pacían al escucharnos.
Un poco antes de terminar ese descenso giramos a la derecha y aprovechamos para hacer una parada y recuperar fuerzas. Tras el receso continuamos la caminata, pero en esta zona el camino estaba muy poco marcado y cuando nos dimos cuenta nos habíamos salido del track. Intentamos recuperarlo descendiendo una ladera campo a través. Este tramo nos obligó a poner cuidado en el descenso porque era muy inclinado y la tierra no sujetaba nuestros pies.
Llegamos al lecho del llamado arroyo de la Presa y continuamos nuestro camino bordeándolo en algunas zonas con cierta dificultad, bien porque había agua y hubo que ascender algo por la ladera, bien porque la vegetación estaba cerrada. Pero eso sí, sin duda es el tramo más bonito de la ruta.
Unos cientos de metros más adelante la vegetación se abría algo más, si bien poco después volvió a cerrarse.
Hicimos una parada para que algunos/as posásemos para la foto y proseguimos nuestro camino. De nuevo la vegetación nos dio una tregua y ya pudimos andar a buen paso por lo que pronto llegamos a un camino ya de tierra y de cierta anchura, que algunos ya conocíamos de haberlo recorrido con nuestras bicis.
Tras caminar por él unos cientos de metros el track nos indicaba que girásemos a la izquierda, una indicación que no terminábamos de comprender, pero le hicimos caso (más tarde comprendimos que era para evitar encontrarnos con el camino de la ida) y eso nos obligó a ascender un buen trecho.
A partir de ahí el camino no tuvo demasiado interés, los tres kilómetros que nos separaban de Cerezal los recorrimos por un camino recién "acuchillado" con una motoniveladora con jaras por ambos lados, algunas encinas y algunos alcornoques.
En este tramo recuperamos mucho tiempo y no tardamos en llegar al pueblo. Incluso lo hicimos a la hora prevista.
Nada más llegar subimos a nuestros coches y nos desplazamos a Muelas del Pan para tomar algo y comer en el Restaurante La Tomasita. Tras la agradable comida nos desplazamos hasta Ricobayo para intentar tomar un café o una copa en Ricobayo Natural, pero estaba cerrado por vacaciones, así que tras contemplar las vistas decidimos regresar a Zamora.
Ya en Zamora paramos en Las Aceñas, donde pudimos cantarle el "cumpleaños feliz" a una de las galanas y contemplar vistas como esta:
De nuevo un día estupendo con una compañía imposible de mejorar.
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