12 de mayo de 2019

Castillos de Toro'19

Hoy tocaba un clásico... Y es que raro es el año que no hacemos una ruta por esta zona, pasando por algunos castillos cercanos a Toro. Normalmente hacemos alguna variación en el recorrido, pero la que hemos hecho hoy ha sido idéntica a la que hicimos por primera vez en el año 2014.

Lógicamente lo primero que hicimos fue desplazarnos hasta Toro. Quedamos para ello a las 8.30 en el lugar habitual y nos presentamos seis bíkers. Una vez cargadas las bicis iniciamos la marcha y en menos de media hora estábamos en Toro. Aparcamos y nos preparamos.

Salimos de la ciudad con dirección a Morales de Toro por un camino llano en los primeros kilómetros y con algún sube y baja más adelante. A ambos lados pudimos contemplar viñedos, como es lógico por estas tierras.


Una vez en Morales de Toro, cruzamos las N-122 y recorrimos algunas calles de la localidad. Salimos de ella en dirección a Villalonso. El camino hasta allí lo hicimos sin novedad, salvo el viento que, aunque no era fuerte, lo llevábamos de frente y molestaba, y frenaba, por supuesto.



En pocos minutos empezamos ya a ver la silueta del bonito y excelentemente bien conservado castillo. El camino seguía siendo bueno de firme y llano. Y lo que veíamos a ambos lados era la imagen típica de Castilla en esta época del año: verdes campos de cereales salpicados del rojo de las amapolas.



Al llegar a Villalonso pasamos por algunas de sus calles y fuimos hacia el castillo. Allí, como siempre que pasamos junto a él, nos hicimos una foto de grupo.


Tras la foto iniciamos el recorrido hacia Tiedra, donde también nos esperaba su bonito y recién restaurado castillo. Entre medias, de nuevo un buen camino y otra localidad, Benafarces, a la que llegamos pronto y en la que no paramos, tan sólo nos dirigimos a la plaza, dimos una vuelta a la misma y proseguimos nuestro camino. Ya casi llegando a Tiedra comienza una ligera inclinación que termina convirtiéndose en una cuesta en toda regla, para ascender hasta el pueblo.



Cuando llegamos arriba nos reagrupamos, pasamos por algunas calles y terminamos saliendo a la carretera, que cruzamos para seguir por el camino que lleva a la ermita de Nuestra Señora de Tiedra, donde paramos a tomar una pieza de fruta o una barrita.


Tras el pequeño receso rodeamos la ermita e iniciamos el divertido descenso hacia Pobladura de Sotiedra. Desde lo alto, antes de comenzar la bajada las vistas eran impresionantes.



Atravesamos esta localidad y giramos a la derecha para salir de ella y dirigirnos hacia Castromembibre, adonde llegamos enseguida porque la distancia que las separa no llega a tres kilómetros.


Tampoco paramos en Castromembibre, simplemente pasamos por sus calles y salimos de la localidad girando a la izquierda para dirigirnos a Vezdemarbán.

Entre ambas localidades los campos de cereales son enormes y lo abarcan todo. En este tramo prevalece el llano y como sólo están separadas por seis kilómetros, enseguida llegamos. Pero no paramos sino que continuamos para ir en busca de nuestro siguiente destino: Abezames.

Entre ambas localidades de nuevo terreno llano, salvo una subidita de las que no se llevan mal, y en esta ocasión viento de espalda que favorecía que la media a la que estábamos rodando fuera muy alta.




Atravesamos Abezames y continuamos por la carretera hasta Pozoantiguo. La distancia que las separa es de unos cuatro kiómetros, llanos, picando hacia abajo, y además empujados un poco por el viento de cola, así que volábamos...



Y la misma tendencia encontramos tras pasar por este pueblo, aunque ya volvimos a un camino, el perfil era similar, así que seguíamos rodando a una velocidad alta.


Tras atravesar un pinar y pasar por debajo de un viaducto de la autovía giramos a la izquierda y poco después nos encontramos con un premio de fin de etapa, una subida de unos dos kilómetros que, aunque no es muy dura molesta después de tanto llano.


La subida cada uno la hizo a su ritmo y al llegar arriba nos reagrupamos. Ya no quedaba nada, poco más que recorrer la carretera del cementerio.


Terminamos saliendo a la travesía de la N-122, así que continuamos por el carril bici que encontramos hasta llegar al a zona donde habíamos dejado los coches. Pero antes paramos a hidratarnos y a festejar que una nueva bici está con nosotros.

Tras las cañas cargamos las bicis en los coches, y para Zamora de nuevo.


Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

Powered by Wikiloc

Relive 'Morning May 12th'

28 de abril de 2019

El río Aliste, de cabo a rabo

A finales de agosto de 2015 se inaguraron los Espacios BTT Aliste Sanabria, una serie de rutas para bicicletas de montaña por la provincia de Zamora, homologadas por IMBA. Una de estas es la denominada "Río Aliste" y teníamos muchas ganas de hacerla, pero como no es circular necesitábamos cierta infraestructura para poderla hacer, es decir, un vehículo que nos llevara a todos a San Pedro de las Herrerías, donde se inicia, y nos fuera a buscar a Carbajales de Alba, donde termina.

15 de abril de 2019

Hayedo de Montegrande y Cascada del Xiblu

Esta ruta en tierras asturianas comienza en el Párking que hay en la carretera AS-228, que une el Puerto de Ventana y San Martín de Teverga. Está perfectamente indicado, por lo que no tiene pérdida.

Al día siguiente de hacer la Senda del Oso y el Desfiladero de las Xanas hicimos esta ruta de senderismo los 16 componentes del grupo que nos desplazamos a Asturias.

Una buena parte del recorrido se hace por una pista ancha por la que se camina sin ninguna dificultad, incluso en los primeros metros hay una pasarela de madera accesible para minusválidos. 


Todo este tramo sencillo es el que recorre el Hayedo de Montegrande. En abril está bonito pero imaginamos que en el otoño será mucho más bonito, como todos los hayedos. En esta época, en vez de un bosque rojizo hemos encontrado muchas flores a ambos lados del camino.



El recorrido va realizando suaves ascensos y descensos y las vistas hacia los valles y montañas que lo circundan son muy bonitas.




Tras recorrer unos 3,5 kilómetros se desciende hacia el lecho del río donde encontramos un puente. Hasta allí justamente llegan las aguas de la cascada del Xiblu, que veníamos viendo desde lejos, y comienza la parte más bonita y espectacular del recorrido.



Tras cruza el puente comenzamos a ascender en paralelo al río. Este tramo es un sendero estrecho y con una inclinación importante.


Poco a poco fuimos ascendiendo y acercándonos más a la cascada.



En algunos tramos encontramos peldaños de madera que ayudan a superar más rápidamente la pendiente. En un momento dado ya pudimos ver la cascada en su totalidad, aunque aún podíamos ascender algo más. Como en la fotografía no da idea de las dimensiones, basta mirar a la persona de azul que está ascendiendo, a la derecha de la imagen, para calcular mejor el tamaño de esta caída de agua.




Subimos hasta donde encontramos camino, siendo los últimos metros un poco peligroso porque el terreno estaba resbaladizo, pero las vistas merecían la pena.


Tras las fotos de rigor descendimos por el mismo camino que habíamos ascendido, si bien hicimos una parada en una pequeña explanada para hacernos unos bocadillos para comer.


Tras la comida descendimos el tramo que nos quedaba hasta el puente, cruzamos este y seguimos desandando el camino de ida sin ninguna dificultad más que el cansancio que se iba acumulando, en parte por las dos rutas realizadas el día anterior.

Esta ruta es muy bonita y sencilla de realizar, y la pueden hacer sin ningún problema hasta niños.

Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

Powered by Wikiloc





Desfiladero de las Xanas

Tras realizar la Senda del Oso, unos en bicicleta y las Galanas caminando, unos y otros comimos en el Área Recreativa de Tuñón. Tras la comida nos desplazamos algo menos de 3 kilómetros para llegar al aparcamiento de Las Xanas.

Allí mismo comenzamos esta ruta de senderismo, la primera en tierras asturianas, si bien empezar ahí nos obligó a realizar los primeros metros por una acera junto a la carretera, con una pendiente bastante pronunciada. Además, como en ese momento el sol lucía espléndido, calentaba y, a mayores, nosotros acabábamos de comer; hizo que se nos hicieran algo duros estos primeros metros.


Pero tiene que ser así porque en el lugar donde se abandona la carretera y empieza verdaderamente la ruta, sólo hay sitio para un par de vehículos.

Una vez cogido el camino no tiene pérdida porque no hay ninguna bifurcación hasta mucho más adelante. En los primeros metros ascendimos por una ladera en paralelo a la carretera.


Poco más adelante el camino vira a la izquierda y pasa entre unas rocas. Al salir de ese "callejón" nos encontramos con lo que iba a ser la tónica de la ruta, una senda prácticamente tallada en la roca en un antiguo proyecto para conectar los pueblos de Pedroveya, Rebollada y Dosango con el valle de Trubia. Dicha senda va haciendo su recorrido en paralelo al desfiladero formado por el arroyo Xanas.


La senda va siempre subiendo, así que cuando nos volvíamos y mirábamos hacia atrás era cuando realmente nos dábamos cuenta de lo que habíamos ascendido.


Cada uno iba caminando a su ritmo así que el grupo se fue dividiendo en subgrupos. De vez en cuando se paraba el primero para esperar al resto, pero en cuanto se volvía a caminar volvían a aparecer los huecos entre unos y otros.



Las vistas desde la senda son muy bonitas. En muchos lugares se oye el ruido del agua pero no se llega a ver por la vegetación que hay en la ladera de la montaña y por lo profunda que está esa.


Encontramos algún tramo que hay que realizar con cuidado, no nos atrevemos a decir que sea o no peligroso porque la percepción que cada uno tiene del peligro es muy diferente. Dentro de nuestro grupo hubo a quien le pareció una ruta peligrosa y quien sólo reconocía que había zonas en las que había que transitar con precaución.

Tras unos tres kilómetros de ascenso continuo el paisaje cambió por completo al entrar en un bosque en el que el arroyo ya iba casi a nuestro lado, al tiempo que dejamos de ver las laderas de las montañas y el desfiladero. Atravesamos dicho bosque repleto de vegetación y, en un momento dado, cruzamos un puente de madera (en bastante mal estado, por cierto) bajo el que transitaba el arroyo.


Poco después encontramos la primera bifurcación. Nosotros escogimos la opción de la derecha y nos llevó a una subida más pronunciada en la que había algunos escalones de madera a modo de peldaños, pero son tan altos que no sabemos si nos ayudaron o nos cansaron más.

Apareció otra bifurcación unos metros más adelante y volvimos a escoger el camino de la derecha. Enseguida nos encontramos con muchos escalones también de madera que nos costó subir. Ya superado ese tramo, sin duda el más duro de la ruta, miramos el GPS y si seguíamos el track que teníamos debíamos hacer una especie de ocho (que ya habíamos comenzado) para llegar a una ermita y terminar por volver adonde estaba la primera bifurcación. Como lo bonito de la ruta ya lo habíamos disfrutado, el desfiladero y el bosque, nos pareció más práctico darnos en ese punto la vuelta e iniciar el regreso. Y así lo hicimos.



A buena marcha, ya que todo era descenso, fuimos recorriendo el mismo camino que a la ida. Al ir más descansados íbamos disfrutando más de todo lo que veíamos.



Cuando estábamos cruzando de nuevo el bosque algunos nos acercamos al arroyo y pudimos disfrutar de vistas como esta:


Al igual que a la subida, en el descenso cada uno caminó a su ritmo, así que íbamos en pequeños grupos.


Y al mirar para abajo, allí, muy abajo, veíamos el arroyo en su transitar por la garganta tallada a base de miles y miles de años.


Todo el recorrido de vuelta lo hicimos bastante deprisa. Al llegar de nuevo al punto de salida hubo un agrupamiento espontáneo en el bar cercano donde disfrutamos de unas cervezas mientras "comentábamos la jugada". Cuando nos levantamos nos subimos a los coches y de nuevo volvimos a nuestros apartamentos de Páramo.

Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

Powered by Wikiloc