23 de junio de 2019

Etapa de transición... antes de la Gran Ruta

Ayer una de nuestras galanas tuvo una gran fiesta sorpresa, y allí estuvimos dándolo todo, así que quedamos para salir hoy a una hora prudencial. Sólo nos presentamos cuatro, no porque el resto se quedara en la cama, sino por distintos compromisos de cada uno. Y los cuatro, y el resto también, podemos asegurar que ya tenemos la cabeza puesta en nuestra gran ruta de este año, que unos empezarán el jueves, desde Santiago de Compostela, y a la que nos uniremos el resto dos días después, en Tuy, para continuar todos juntos hacia Lisboa. Esto se dejaba ya notar en nuestras bicis, que ya llevaban portabultos, y alguno hasta alforjas para irse acomodando.


Nos sorprendió ver que el día no era de los bonitos, las nubes se habían apoderado del cielo y el sol apenas se dejaba ver, y de hecho apenas lo vimos a lo largo de la ruta. Como habíamos leído que el viento soplaría del sur o suroeste decidimos ir en su contra, hacia Pereruela, para regresar con ayuda.

Partimos de la Ciudad Deportiva bordeando el río, cruzamos el Puente de Piedra y atravesamos San Frontis. Tras cruzar la carretera de Bermillo tomamos el GR-14. Curiosamente, a la altura del Brocal de las Promesas, ya cerca de Entrala, una chica que había junto a un coche nos paró y nos hizo una encuesta sobre por qué estábamos pasando por allí, de dónde veníamos, a dónde íbamos, si íbamos a tomar algo a la llegada y alguna pregunta más. Lógicamente le dijimos que para qué era la encuesta y se acreditó como autorizada por la Junta de Castilla y León para conocer el uso de la Euro Velo 1, una de las grandes rutas europeas de bicicleta, y mejorarla. Tras ofrecernos una bebida, que rechazamos, nos despedimos de ella y continuamos adelante. Justo al irnos le preguntamos, por curiosidad, que a cuántos le había hecho la encuesta y nos dijo que a ¡54!, y eran las 10.30 h.

Continuamos por el GR-14 y no tardamos en llegar a Tardobispo y no mucho después a las proximidades de la Pueblica de Campeán. Cruzamos el puente romano y proseguimos hacia Pereruela.



Pero antes de llegar a esa localidad hay que superar un par de subidas que cada uno hizo a su ritmo sin mayores problemas.


Una vez que llegamos a Pereruela, poco después de comenzar las primeras viviendas, giramos a la derecha para tomar un camino que recientemente ha sido arreglado (al igual que otros que vimos por la zona).



Con la capa de arena recién echada y compactada, y el perfil que comenzó a ser descendente, rodamos a muy buena velocidad y en pocos minutos vimos desde un alto la localidad de San Román de los Infantes. Si bien antes pudimos contemplar buenas vistas de la zona.



Descendimos hasta la parte más baja de la localidad y desde allí ascendimos por sus empinadas calles. Como siempre que pasamos por allí, nos volvió a dar la impresión de que el tiempo se hubiera parado entre aquellas casas que conforman la localidad.



Allí mismo, en un banquito en el que ya hemos parado otras veces, hicimos una breve pausa para renovar fuerzas comiendo algo.

Enseguida volvimos a las bicis y nos enfrentamos a la empinada cuesta por la que se abandona el pueblo.


Al llegar arriba tomamos la vieja carretera de la izquierda, avanzamos por ella y poco después giramos a la derecha para tomar el camino de la Dehesa de Congosta.


Este camino es prácticamente en su totalidad descendente. Los primeros metros para disfrutarlos. Tras pasar una cancela continúa el descenso para ya hay un tramo en el que hay que tomar precauciones por su inclinación y porque el terreno está muy suelto.


Hay que poner tanta atención en el suelo que apenas se pueden disfrutar las bonitas vistas del Duero, empezando ya estar encajonado entre laderas.

Poco después hay otro segundo tramo más inclinado aún y con el terreno en peores condiciones, es el que coincide con los últimos metros.

Ya todos abajo, junto al río, continuamos a su vera hacia Carrascal. Pero eso sí, antes de llegar a este barrio de Zamora, hay que superar tres subidas casi encadenadas.


Tras superar la última continuamos avanzando y giramos a la izquierda, cogiendo un camino que nos llevó hasta el pueblo/barrio. Atravesamos sus calles y tras abandonarlo tomamos el camino de la derecha, con otro nuevo ascenso, por el que ya llegamos casi a Zamora. Sólo tuvimos que volver a la izquierda en las proximidades de la ciudad, superar un tramo ascendente y poco después descender hacia la carretera. Rodamos por ella unos cientos de metros y llegamos a Los Pelambres. Desde allí continuamos hacia el lugar desde donde habíamos partido para comentar la ruta e hidratarnos, como suele ser habitual.

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Relive 'Morning Jun 23rd'

16 de junio de 2019

De entrenamiento hasta El Cubo

Quedan pocos días para iniciar nuestra gran ruta de este verano, así que de cara a estar algo mejor preparados hoy quisimos hacer más kilómetros de lo habitual y fuimos hasta El Cubo de Tierra del Vino.

10 de junio de 2019

De San Leonardo de Yagüe a Soria (por Vía Verde)

Hoy comenzamos la ruta en San Leonardo de Yagüe (Soria) por donde pasa un tramo del Camino Natural Santander-Mediterráneo. En realidad este Camino Natural o Vía Verde nace (de momento) nueve kilómetros más atrás, en concreto en Hontoria del Pinar (Burgos).

En San Leonardo hay un área de descanso, junto a la estación de tren, de los varios que encontramos a lo largo del recorrido.


Tras salir del pueblo enseguida nos sumergimos en un pinar, tan, tan grande que no salimos de él hasta que recorrimos unos 20 km. Los primeros 10 km son una ascenso suave, pero constante, que se va dejando notar en las piernas.


En ese primer tramo nos encontramos una zona en la que las vías del tren no se han quitado y se ha hecho la vía verde en paralelo a los raíles. Además hay unos grandes cartelones a ambos lados del camino. Y es que en ese tramo ser rodó una escena del clásico cinematográfico Doctor Zhivago.


Transcurridos esos 10 km de ascenso comienza lo contrario, un suave descenso, que será ya casi constante hasta Soria, y que nos permitió rodar con facilidad y con una buena media.

Los kilómetros iban transcurriendo sin novedad y cerca del kilómetro 20 se terminaron los pinares y comienza a haber claros a ambos lados de la vía verde. Casi justo en el 20 nos encontramos con la ermita La Blanca.



Allí mismo los indicadores nos informan de los pueblos más cercanos y de la distancia a cada uno de ellos. Hay que valorar lo bien señalizado que está todo, las áreas de descanso que hay, normalmente junto a las viejas estaciones, y lo bien conservado que está todo (bien es cierto que lleva poco tiempo en uso).

Continuamos nuestro camino y vemos ya un paisaje mucho más variado alternándose zonas boscosas, de robles ahora, con zonas sin arboleda que nos permiten ver a ambos lados de la ruta.


Pasamos junto a la localidad más importante de las que encontramos a nuestro paso, Abejar, pero no nos desviamos para entrar y seguimos nuestro camino .


Es más o menos la mitad de nuestro camino. Nuestro pedaleao es cómodo y vemos cómo los kilómetros van avanzando con facilidad.


Pasamos ahora junto a otra localidad, Cidones. Al lado de la antigua estación encontramos un área de descanso en la que paramos para quitarnos algo de ropa. Lo cierto es que el día está magnífico para andar en bici, no hace calor, y tampoco frío, aunque cuando salimos hacía cierto fresquillo.


Desde el área de descanso vemos una ermita cercana a la que nos acercamos para contemplarla mejor.


No tardamos en volver a la bici y los kilómetro siguen avanzando. Ya nos quedan menos de 20 para llegar  así que avisamos ya para que nos vayan a buscar a Soria y así no tener que esperar ni unos ni otros.

Encontramos alguna zona en la que la excavación está hecha en piedra. Nos llamó la atención porque a lo largo del recorrido casi todas estaban excavadas en tierra.


Estamos ya muy cerca de Soria, y lo percibimos porque empezamos a cruzarnos con algunas bicis y con gente caminando. Efectivamente pronto vemos algunas edificaciones a lo lejos. Y poco después llegamos a un punto donde la vía verde se termina.

Giramos a la izquierda, y tras subir una rampa muy empinada, seguimos ascendiendo por una zona de urbanizaciones nuevas. Finalmente tras algunos cambios de dirección llegamos a la carretera de Madrid. Descendemos por ella y enseguida llegamos a la estación, que es donde habíamos quedado  para que nos recogieran.

Aprovechamos para tomar algo en la terraza del bar de la estación y también aprovechamos los servicios para cambiarnos y para dar por concluida esta etapa.

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26 de mayo de 2019

Segundas oportunidades que merecen la pena

El pasado Domingo participamos en la IX BTT Arroz a la zamorana y el recorrido nos gustó tanto que acordamos repetirlo, pero sin más de novecientos ciclistas a nuestro alrededor, para así disfrutarlo plenamente. Además, así le dábamos la oportunidad de que lo hiciera uno de los bíkers, que hace siete días no pudo realizar la prueba por prescripción médica.

Quedamos a las 8.30 en la CD los cuatro que estábamos disponibles en el día de hoy. En dos coches nos desplazamos junto a nuestras cuatro bicis hasta Losilla de Alba, el lugar de partida.

Después de prepararnos comenzamos. Y lo hicimos recorriendo durante algo más de un kilómetro un camino que discurre en paralelo a la carretera que llega al pueblo y subiendo dos cuestas que hace una semana apenas percibimos, porque al ir rodeados de tantos ciclistas había que ascender despacio.



Hoy a más velocidad, y más cansados, claro, conseguimos ascender hasta el camino que une la cadena de aerogeneradores que preside la zona. Poco después nos despistamos y seguimos por ese camino cuando teníamos que haber vuelto a la derecha, así que nos tocó desandar no menos de dos kilómetros entre ida y vuelta (en el track ya están borrados). De nuevo sobre el track nos adentramos en un camino bordeado de jara en flor y con unas vistas hacia el embalse preciosas.



Tras una bajada terminamos saliendo a la carretera que va a Manzanal, rodamos por ella unos cien metros y volvimos a la izquierda para continuar entre jaras, si bien más allá, manteníamos las vistas del embalse.


Tras recorrer un buen trecho hicimos una ele y terminamos por llegar a un cortado desde donde hay una imagen espectacular del Viaducto Martín Gil.



Tras hacernos una foto de grupo volvimos a subirnos a las bicis y continuamos con algunas subidas y bajadas con dirección hacia Santa Eufemia del Barco. Estando ya cerca de esta localidad giramos a la derecha para separarnos de ella y dirigirnos de nuevo hacia el embalse.



Tras una buena bajada tuvimos que cruzar un pequeño puente. Salimos de él girando a la derecha para seguir disfrutando del embalse y para dirigirnos al pueblo abandonado de San Vicente, del que ya sólo quedan algunas paredes de lo que en su día fueron casas.




Desde San Vicente nos dirigimos a Santa Eufemia, ahora sí, cruzamos la localidad y salimos de ella bordeando la iglesia y continuando por el camino que lleva a las huertas de muchos de los vecinos del pueblo.


Tras esta zona más fértil continuamos rodando por un excelente camino de concentración, de buen firme y ancho. Cambiamos varias veces de dirección y se iban alternando las subidas con algunas bajadas, predominando las primeras, a pesar de lo cual llevábamos muy buen ritmo.


En un momento dado tuvimos que girar noventa grados y nos adentramos en una zona con el camino apenas marcado y rodeado de encinas y jaras. Poco después de este cambio de terreno el bíker que iba el primero se vio sorprendido por un gran ciervo que le salió justo a su paso y a otro se le salió la cadena y esta terminó por trizarse entre los dos platos. Paramos todos y tratamos de arreglar la avería. Después de intentarlo de muchos modos no nos quedó otra que desmontar las platos y, por fin, pudimos liberarla, pero esas operaciones nos llevaron unos treinta minutos.


Volvimos a nuestras bicis y seguimos avanzando por ese bosque hasta que descendimos y salimos a un camino de buen firme y, aunque picaba algo hacia arriba nos permitió rodar fuerte y recuperar algo de tiempo. Tras tres o cuatro kilómetros giramos noventa grados a la derecha y comenzó un ascenso mayor, como de un kilómetro, que dividió al grupillo. Tras coronar el pequeño puerto iniciamos un descenso que nos llevó hasta Navianos de Alba. Allí mismo nos agrupamos y comimos algo junto a la fuente.

Hasta aquí nuestra ruta era un calco de la IX BTT Arroz a la zamorana, pero la segunda parte que iniciamos allí la habíamos trazado nosotros suavizando algo esa. Pero nada más salir del pueblo nos encontramos con una cancela cerrada. Preguntamos a un hombre si la podíamos cruzar y nos contestó que era una dehesa y estaba llena de ganado. Debatimos qué hacer y decidimos continuar por carretera hasta Olmillos de Castro, así que no pudimos pasar por Escober ni por San Martín de Tábara. Rodamos por dicha carretera unos tres kilómetros a lo que daban nuestras piernas, así que hicimos el trayecto en muy poco tiempo.


En Olmillos retomamos el track que habíamos preparado y salimos de la localidad casi en paralelo a la carretera que va a Marquiz de Alba, nuestro siguiente destino también. El camino era el típico de concentración de la zona de buen firme y color anaranjado. Más o menos a mitad de camino entre ambos pueblos giramos a la derecha e iniciamos una subida no muy pronunciada pero constante.  Inmersa en esa ascensión encontramos a Marquiz.


Y salimos de él siguiendo la ligera ascensión que veníamos recorriendo. La zona era frondosa y el camino bueno.


Poco después nos desviamos ligeramente a la derecha y enseguida a la izquierda y el camino, que en Wikiloc aparecía ancho y bueno, ¡había desaparecido! Aún así seguimos el track entre hierba bastante crecida y terminamos saliendo de nuevo a otro camino, este ya mucho mejor.


Y siguiendo ese, tras una subida y una bajada terminamos llegando a Losilla de Alba, nuestro punto de partida y nuestro destino.

Una vez que recogimos todo y subimos nuestras bicis, siguiendo nuestra filosofía de intentar consumir en los pueblos adonde vamos, nos dirigimos al bar donde pudimos hidratarnos.

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21 de mayo de 2019

IX BTT Arroz a la zamorana

Un año más nos apuntamos a la que podemos ya considerar "la reina" de las pruebas de BTT de Zamora, porque en esta ocasión congregó a más de 1000 ciclistas venidos de un buen número de provincias de nuestro país.

Para poder estar a tiempo en Losilla de Alba, el lugar donde se celebra, tuvimos que madrugar, y mucho, ya que quedamos a las 7.45 h. Nos desplazamos hasta allí en tres coches siete bíkers, si bien uno fue a contemplar el evento sin poder participar (por prescripción médica). Tras llegar, preparamos todo el equipamiento, recogimos los dorsales y nos pusimos tras la línea de salida, donde encontramos un huequecillo...


Con una gran puntualidad, a las 9,00 h, se dio la salida  y comenzó el espectáculo. No mucho después de salir hubo un repecho para dirigirnos hacia los aerogeneradores que hay próximos al pueblo y, aunque no era ni largo ni duro, al ser tantos ralentizó la marcha.




Ya en el camino que une los molinos, al estar poco pisado y tener dos roderas, no tocaba otra que ir en fila de a uno. Eso sí, no importaba porque así daba tiempo a disfrutar de las vistas de la jara repleta de flor y del embalse.




El terreno estaba muy seco porque la sequía de este año ha sido pertinaz y eso se traducía en muchísimo polvo, tanto que en algunos momentos, bajadas sobre todo, apenas dejaba ver el camino. Después de algunas pequeñas subidas y algunas bajadas más pronunciadas llegamos a un punto desde donde pudimos ver el Viaducto de Martín Gil, continuamos bordeando el embalse y terminamos cruzando uno de sus entrantes por un pequeño puente.


A partir de ese punto cambió algo el paisaje. Dejamos atrás los caminos polvorientos y en su mayoría anchos y empezamos a rodar por zonas más verdes y caminos menos marcados.


Aunque no mucho después volvimos otra vez a contemplar zonas de jara, sin dejar de perder de vista el embalse. A estas alturas nuestro grupo estaba algo roto. Había una unidad por delante, dos más a no muchas distancia y otras tres algo más rezagadas.


No tardamos en llegar a la primera localidad que atravesamos, Santa Eufemia del Barco. Tras rodar por sus calles proseguimos nuestro trayecto. El terreno seguía siendo cómodo y avanzábamos sin dificultad, ya con el pelotón mucho más diluido. Volvimos a encontrarnos con grandes caminos de concentración pero alternando con zonas boscosas, de matorral y encina, fundamentalmente. Lo cierto es que el recorrido nos estaba encantando.



Y así, rodando y rodando llegamos a Navianos de Alaba, algo más de la mitad del kilometraje previsto, donde estaba el primer avituallamiento. Allí pudimos reponer fuerzas sin problema ya que la organización, como siempre, tenía mucha comida y bebida a nuestra disposición.


Allí nos encontramos los seis bíkers de nuevo, aunque tres fueron saliendo también escalonadamente a medida que íban comiendo y bebiendo algo, y los otros tres salimos juntos.

Después de abandonar Navianos atravesamos una zona muy verde y poco después el recorrido empezó a "envenenarse".


Y es que hubo tres cuestas seguidas que hicieron sudar a todos los participantes. Fueron tres toboganes grandes a los que les sucederon tres bajadas similares.



Tras las tres subidas y sus correspondientes bajadas atravesamos, por un camino estrecho que iba zizagueando entre árboles, una zona muy bonita con mucha frondosidad que nos llevó hasta las proximidades de Escober de Tábara.


No llegamos a entrar al pueblo, simplemente lo bordeamos y proseguimos nuestro camino. Camino que volvió a complicarse enseguida con otras dos rampas, una de ellas bastante larga. Superadas ambas llegamos a San Martín de Tábara, donde había un segundo avituallamiento que muchos se saltaron. Nosotros paramos un par de minutos y proseguimos.

Poco después de dejar atrás esta localidad hubo una rampa más de importancia, eso sí, engalanada a ambos lados del camino con las flores de las escobas, de las jaras y de los espliegos (o flor de San Juan).



Superada esa dificultad del terreno, el resto de la marcha, unos 10 km,  fue ya más suave. Tras unirse de nuevo los trayectos de la marcha media y larga hubo un tramo de hierba que se hizo algo costoso, pero tras recorrerlo con cierta dificultad volvimos a caminos, con tendencia descendente, aunque las pequeñas rampas que encontrábamos ya nos parecían enormes.

Pasamos cerca de Marquiz de Alba, pero tampoco llegamos a entrar en él. Continuamos por el ancho camino de concentración y ya empezamos a divisar a lo lejos los reflejos que producían los cientos de coches aparcados a la salida de Losilla.

Finalmente nuestro equipo entró en meta por etapas, primero entró un bíker, unos minutos más tarde el segundo, después dos más y, por último, las dos últimas unidades. Justo cuando iban a entrar estos les adelantaron dos ciclistas por por la izquierda haciendo un sprint e, inexplicablemente uno de ellos salío catapultado hacia adelante él solo (como se aprecia en la imagen), chocando con la cara y el hombro en el suelo. Nuestro dos bikers frenaron y trataron de atenderle, si bien enseguida vino gente de la organización y un médico. Pero nos dio mucha rabia que se cayera de una forma tan tonta, y a diez metros de la meta,  y nos dejó con muy mal cuerpo y preocupados, la verdad.



Tras el susto, ya todos juntos, nos hicimos una foto de grupo.



Un año más tenemos que felicitar a la Organización por hacerlo perfecto. El aparcamiento muy bien organizado, la recogida de dorsales muy rápida, la salida a la hora, el recorrido muy bonito, la señalización perfecta, los avituallamientos super abundantes... En fin, que rozan la perfección, sin duda gracias al trabajo de muchas personas y la ilusión de todos. ¡Enhorabuena!


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