La ruta de hoy transcurría con normalidad, estábamos disfrutando de la mañana y de la bici y, al pasar por Arcenillas, tuvimos un regalo inesperado, los últimos feligreses acababan de salir de misa y la puerta de la iglesia permanecía abierta. Frenamos en seco y nos acercamos para comprobar si nos permitían ver las famosas Tablas de Arcenillas, sobre las que se ha hecho una actuación recientemente. Pudimos entrar y nos encantaron. Fue el colofón ideal para una mañana perfecta.