El río Duero comienza a encañonarse poco después de su paso por Zamora capital y así continúa cuando hace frontera entre nuestro país y Portugal. Como pensamos que las lluvias de los días anteriores habrían llenado de barro los caminos decidimos cambiar las bicis por calzado de caminar para disfrutar de algunas de esas vistas del Duero desde la orilla portuguesa.












